«Las mujeres que padecen un cáncer ginecológico, tanto de mama como de ovario o útero, sienten una alteración en todos los aspectos de su vida pero sobre todo en su identidad femenina, generando distintos trastornos sexuales, porque son cánceres que se localizan en las partes del cuerpo que las definen como mujer.
Hay un alto impacto del cáncer ginecológico en las mujeres que lo padecen, que además de alterar su vida social, familiar y laboral, provoca especialmente disfunciones sexuales», aseguró a Télam la psicooncóloga Elsa Diggs, coordinadora del área terapéutica del Movimiento de Ayuda Cáncer de Mama (Macma).
La especialista precisó que el cáncer ginecológico que provoca mayores trastornos es el de mama, porque «se da una situación muy especial que no se da en otras localizaciones y es que el órgano afectado está lleno de simbolismos, sexual y erótico y hace a la identidad corporal, a la identidad femenina, a la maternidad, a todo una carga simbólica muy importante sobre el órgano afectado».
Diggs puntualizó que «se producen mucho más las disfunciones sexuales con las localizaciones tumorales en mama que en ovarios o cuello de útero, porque en mama se disparan más los esquemas psicológicos, es decir las motivaciones y están afectadas por lo importante que es la mama en la mujer».
«Ese es el impacto inicial -continuó- y después cuando empieza los tratamientos se intensifica ese sentimiento; el tratamiento afecta desde lo físico por el cansancio, la anemia, el dolor, que se da en general en los tratamientos oncológicos, y después en la medida que avanzan los tratamientos hay otro tipo de trastornos sexuales».
La especialista destacó que «en principio se retrae la lívido, la energía sexual puesta en el cuerpo desaparece, y si bien esto pasa con cualquier cáncer, en el de mama aún más; quizá en otros no se nota tanto, pero en éste sí porque afecta necesariamente la relación, a todo lo vincular».
«Pero -continuó- la pareja es quien va a generar otro tipo de sensaciones sexuales, el aproximamiento, y a orientar las decisiones».
En este marco, expresó que la mujer tiene que realizar todo un trabajo para aceptar su nuevo cuerpo, esta nueva realidad, y que en relación a toda la actividad sexual «hay que readaptarse, hay que rehacer y aceptar esa realidad para crear algo nuevo e inclusive modificar las conductas que uno tiene, posturales, de caricias y buscar nuevas, inventar, indagar».
«La mujer, más allá de tener un tumor, puede seguir disfrutando, el tumor no es el causante de la disfunción sexual, a veces son los tratamientos y la disposición emocional, pero no es el tumor sino todo lo que se construye alrededor de eso», enfatizó.
Asimismo, Diggs marcó distintas dificultades que existen a la hora de detectar un cáncer de mama y lamentó la falta de prevención por parte de la mujer, «de una prevención que empieza en casa, con el tacto; otra dificultad es la falta de información y el temor ante la simple sospecha».
En este sentido, precisó que Macma es una organización de ayuda, constituida por mujeres que padecieron cáncer de mama acompañadas por un equipo de profesionales de la salud, que se dedica a orientar y contener a personas con diagnóstico de cáncer ginecológico, y a realizar tareas de concientización.
Imagen : Télam