Fue como parte del proyecto «Bordando futuro», una propuesta del artísta plástico Gustavo Larsen. Con los bordados se fabricaron quipus incaicos que serán expuestos.
Un grupo de hombres participó este viernes de la propuesta de intervención en contra de la violencia de género denominado «Bordando futuro» que lanzó el artista plástico Gustavo Larsen. Fue en el MACLA (Museo de Arte Contemporáneo Latinoamericano de La Plata).
El proyecto, según explica el propio impulsor, del quipu Femicidios Nacionales, está motivado en «la necesidad de crear ámbitos de acción para contribuir a la modificación de las violentas relaciones de género existentes, hacia otros códigos de comprensión, tolerancia y búsqueda de equidad de derechos».
La propuesta contempló la convocatoria a varones, no necesariamente artistas, para que públicamente y en forma conjunta borden sobre piezas de tela nombres de mujeres que han sido víctimas de femicidio en nuestro país.
Con esos trozos de tela bordados se realizaron objetos que formalmente se basan en los quipus incaicos, para que puedan ser utilizados en exposiciones, actos, conferencias que se realicen bajo la temática de las relaciones entre géneros.
«Si bien visibilizar los femicidios que se producen en nuestro medio es un objetivo básico, en estas acciones se invitará además, tanto a quienes se encuentren bordando como al público asistente a la performance, a establecer un diálogo acerca de cómo se instrumentan en esta sociedad las relaciones entre los géneros», explica el artista en su red social Facebook.
«Cada puntada, cada nudo, cada mirada serán facilitadores del pensamiento y el diálogo, ya que la acción de bordar socialmente asignada a la mujer será instrumentada por varones. Será extraño hacerlo y también verlo, pero el objeto es quebrar, aunque sea momentáneamente y de manera simbólica, una costumbre cotidiana para repensar otras», agrega.
Con esos bordados se construyen los quipus que quedarán al resguardo de quien se decida durante la acción, y será entregado únicamente a mujeres feministas y/o defensoras de los derechos de géneros, en ocasión de acciones públicas y que los requieran para que sean expuestos.
Antes de la performance, Larsen convocó a varones mayores de 18 años. No era necesario saber bordar, la idea fue concretar una acción no acostumbrada venciendo dificultades y prejuicios.