Con el caso del cura Carlos José, denunciado por dos mujeres que afirmaron haber sido víctimas de abuso sexual por parte del sacerdote diez años atrás, ya suman 65 los casos: con 62 curas y tres monjas.
La Iglesia argentina agregó un nuevo pedófilo a su extensa historia de abusos contra menores al conocerse la denuncia contra el cura Carlos José, quien ayer renunció al sacerdocio, con lo que ya suman 65 los miembros denunciados, desde que en 2002 estalló el escándalo del cura Julio César Grassi.
Dos mujeres contaron los abusos a los que las sometió el ex sacerdote José cuando eran menores hace más de una década, según una investigación periodístico, en torno al cura, quien se desempeñaba en el colegio San Francisco Javier de la localidad de Caseros y está acusado por los delitos de “abuso sexual simple y agravado”.
Desde la fiscalía, a cargo del caso, señalaron que “hasta ahora no pudimos informar al sacerdote sobre la imputación en su contra”, mientras que el vicario de la Diócesis de San Martín confirmó que el religioso presentó su renuncia como párroco de San José Obrero, que funcionaba en el mismo predio del colegio.
‘La renuncia es al estado eclesiástico, significa que no puede ejercer el ministerio ni depende de ningún obispo. En términos populares, deja de ser cura’, se aseguró. Sin embargo, Carlos Lombardi, especialista en derecho canónico, señaló que la medida no garantiza que Carlos José no vuelva a ejercer como sacerdote.
La Iglesia no muestra ninguna evidencia ni de que él haya presentado la renuncia ni que el obispado la haya aceptado, es una falacia’, Lombardi, quien además consideró que este tipo de medidas ‘se toman cuando ya no lo pueden defender más, cuando la situación se les hace insostenible’.
En mayo pasado, en un informe especial se constató que al menos 62 miembros de la Iglesia (59 sacerdotes y 3 monjas) habían sido acusados a lo largo de los 15 años que transcurrieron desde que se conocieron las primeras denuncias contra el padre Grassi.
Se trata de Ezequiel Maggiolo, párroco de Monte Vera en Santa Fe, quien fue apartado del cargo por monseñor José María Arancedo por acosar a una chica de 16 años por WhatsApp.
El segundo caso fue el de Luis Bergliaffa, acusado por haber abusado de una nena de diez años en Córdoba, y a quien el Vaticano le aplicó una pena de diez años durante los que no puede actuar como sacerdote, pero luego fue descubierto trabajando en la sede del obispado del Alto Valle.
En abril último, dos mujeres se presentaron en la Unidad Funcional de Instrucción Nro. 14 de San Martín para denunciar los abusos a los que habían sido sometidas por el cura Carlos José en Caseros, quien renunció al sacerdocio hace dos semanas atrás.
En uno de los casos, Mailin, cuyo calvario comenzó cuando tenía diez años, denunció que el sacerdote la abusaba en un sótano y la obligaba a sentarse en sus rodillas cuando se confesaba para tocarle las partes íntimas
De acuerdo a distintos informes, en nuestro país, hay un promedio de cuatro denuncias por año que involucra a curas con casos de abusos sexual, en perjuicio de fieles o alumnos de colegios parroquiales.
Al margen de los cuestionamientos en los avances de esas investigaciones, siempre sospechadas de cierto encubrimiento por parte de la Justicia, hasta el momento sobre tres fueron sancionado a la máxima pena dentro de la Iglesia, que fue las expulsiones como sacerdotes.
Estos casos involucraron a los religiosos Miguel Angel Santurio en la provincia de Misiones y a Cristian Gramlich y José Mercau en el partido bonaerense de San Isidro.