XXI Encuentro Nacional de Mujeres, Rosario, Santa Fé

Rosario espera la invasión de Mujeres

Será la Ciudad de las Mujeres. Durante tres días, serán miles tomando mates en las plazas. Circularán entre las palmeras del cantero central de bulevar Oroño, tomarán alguna cerveza en avenida Pellegrini.

Imagen : argentina.indymedia.org
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Ya se palpita. Los pequeños carteles artesanales que convocan al Encuentro Nacional de Mujeres empapelan las marquesinas y las paredes de la ciudad. El logo del encuentro, las letras azules, son una invitación a participar y un anuncio: habrá 65 mil mujeres que debatirán en 69 talleres. La comisión organizadora trabaja contrarreloj para ultimar los últimos detalles. Son unas 200 integrantes, de distintas extracciones partidarias, independientes, militantes sindicales y sociales que desde noviembre del año pasado se organizaron en subcomisiones para hacer de todo.
Las de alojamiento midieron los metros disponibles en cada una de las 150 escuelas que albergarán a 35 mil mujeres. Las de Cultura armaron un cronograma de 140 actividades simultáneas el sábado, de 19 a 3. Ellas llegarán desde distintos lugares del país con bolsas de dormir, en colectivos contratados por ellas mismas o sus agrupaciones. Pero también están colapsadas las 10 mil plazas hoteleras de una ciudad que a priori no demuestra hostilidad ante las invasoras.
Es cierto que algunos sectores están agitando el fantasma del vandalismo y armando el clima para “proteger” la Catedral. Por primera vez, la marcha de cierre que se hará el domingo, desde las 18, en la plaza San Martín, estará unificada durante las cuarenta cuadras de su recorrido y pasará a 80 metros de la Catedral, una de las instituciones que la comisión organizadora denunciará a su paso, al igual que la Gobernación, los Tribunales federales y provinciales, la Municipalidad y el Ansés.
Hace unos cuantos días, unos grandes carteles sorprendieron el paisaje ciudadanos: “Así no. Rosario espera mujeres sin violencia”, dicen las pancartas sin firma, impresas a todo color. Lo que se ven son mujeres desnudas, en tetas, frente a la Catedral de Mar del Plata, con un vallado a sus espaldas. Incluso, el PRO planteó en el Concejo Municipal la necesidad de reforzar la vigilancia el domingo.
En las antípodas, la comisión organizadora se reunió con autoridades provinciales y municipales para pedirles que la seguridad del Encuentro esté a cargo de la Guardia Urbana Municipal, una fuerza sin armas, y preferentemente de agentes mujeres. El compromiso lo obtuvieron del ministro de Gobierno de la provincia, Pablo Farías. Las mujeres también pidieron que Gendarmería no esté a cargo de la seguridad del Encuentro. Y por eso mandaron una carta a la ministra de Seguridad Patricia Bullrich: “Comprometemos a Ud., y a todos los responsables de las fuerzas de seguridad por el tranquilo desarrollo de todas las actividades planificadas, así como de la habitación y disfrute del espacio público por parte de todas las participantes de este 31° Encuentro Nacional de Mujeres y de la ciudadanía en general”, dice el documento enviado.
Al margen del clima de temor generado por algunos pocos medios de comunicación, en especial de la ciudad de Santa Fe, que repudian el Encuentro, en Rosario se palpa curiosidad, extrañeza y un poco de incertidumbre. “¿Es cierto que está prohibida la presencia de hombres?”, pregunta alguno con tono admonitorio en las redes sociales. “¿Por qué sólo mujeres?”, dice otra en una mesa de café.
Las 200 mujeres de la comisión organizadora, mientras tanto, trabajan a destajo para tener todo preparado el sábado, cuando darán la bienvenida a las visitantes de todo el país. “Desde ahora, el Encuentro es de todas”, dirán en el escenario del Monumento a la Bandera.
Todas las que estuvieron trabajando saben lo arduos que fueron los acuerdos y se enorgullecen por la unidad y la diversidad que han urdido en reuniones quincenales durante casi un año. En las últimas semanas, los encuentros llegaron a ser diarios.
Con discusiones fuertes y convicción democrática, la comisión organizadora habilitó por primera vez con un taller de mujeres y cannabis, como así también se recuperará el de trabajadoras sexuales, que en 2003 coordinó en Rosario Sandra Cabrera, secretaria general de AMMAR Rosario. El 27 de enero de 2004, la dirigente social fue asesinada y su crimen continúa impune.
Es el tercer Encuentro Nacional de Mujeres en Rosario. En 1989, las 3.000 asistentes entraban en la Facultad de Ingeniería. En 2003, 10 mil mujeres llegaron a la ciudad y fue la irrupción de las militantes de organizaciones sociales, que habían salido a las calles con la crisis de 2001. Ese año, los pañuelos verdes por la Despenalización del Aborto inundaron toda la marcha de cierre, dejando en evidencia que la legalización era un reclamo transversal del movimiento de mujeres.
Rosario espera a las mujeres que llenarán de sentido tanto trabajo, que harán su encuentro sin patrones ni mandatos. Otra vez será una fiesta.