Violencia institucional

Abuela lucha por recuperar a nietita tras injusta medida

Desde que nació, en medio de una profunda crisis de su madre víctima de violencia de género, la chiquita fue alejada de su entorno y crece en un hogar para huérfanos. La abuela de la menor no baja los brazos para recuperarla.abuela nietita

Lola es una nena que cumplirá tres años el 17 de julio próximo. Tras nacer, bajo condiciones traumáticas en una casa de Berazategui, fue separada de su madre, hermanitos y resto de la familia, por una aberrante medida judicial que se mantiene desde 2013 hasta la actualidad. Se trata de un caso paradigmático de violencia institucional, que vulnera con absoluta impunidad derechos básicos de la niñez. A pesar de todo, la abuela de la chiquita no baja los brazos por recuperarla. «Hace casi tres años que la justicia me niega a mi nietita. Pero voy a seguir luchando por ella, que no se puede defender, mientras también esperamos que se haga justicia por mi hija Jésica, víctima de violencia de género y encerrada injustamente», dijo Marcela Lezcano, abuela de Lola.

La dramática historia comenzó el 17 de julio de 2013, cuando Jésica, hija de Marcela, fue encontrada por una vecina, inconsciente y tirada en el suelo, dentro de su casa en la localidad de Hudson. A su lado, su beba recién nacida presentaba un golpe en la cabeza.

Madre de otros tres hijos, Jésica había ocultado ese cuarto embarazo en medio de amenazas de su pareja, con quien estaba en proceso de separación por violencia de género. Por esa razón, y en medio de una crisis, decidió dar a luz a la criatura en completa soledad. Tanto la joven madre como su beba fueron hospitalizadas. Cuando todo indicaba que Jésica debía recibir comprensión y atención psicológica, apareció en escena la fiscal María de los Angeles Attarian Mena, que imputó a la chica por homicidio en grado de tentativa con el agravante del vínculo. Es decir, la acusó de intentar matar a la beba. Así, la esposó a una cama del Hospital Evita Pueblo de Berazategui y prohibió cualquier contacto entre madre e hija.

«Toda la secuencia ocurrió mientras nosotros estábamos en estado de shock, porque no sabíamos del embarazo de Jesi. No entendíamos nada. De pronto, la fiscal la acusaba de matar a una beba que no sabíamos se estaba gestando. Y la esposó a la cama del hospital. Jamás escuchó a mi hija. Nunca. Luego la mandó a una cárcel y ahí la dejó hasta ahora», dijo Marcela.

Mientras tanto, la situación con Lola resultó un compendio de aberraciones judiciales sin humanidad, ni sentido común. «La nena tenía un golpecito en la cabeza. Esa herida se produjo al salir del vientre de Jesi, que no recibió ayuda. Mi hija no la quiso asesinar. Tenía miedo de que su ex pareja le hiciera algo si contaba que estaba embarazada. Estuvo unos días con atención intensiva. Nosotros, su familia, estuvimos todo el tiempo cuidándola. Pero la fiscal ordenó llevársela. Desde ese momento, no sabemos nada de Lolita. Está por cumplir tres años», contó Marcela. El contexto de la lucha por recuperar a la pequeña no es nada sencillo. Es que Marcela debe trabajar para mantener a los tres hijos de Jésica, y al mismo tiempo visitar a la joven en el penal de Magdalena. «No es fácil. Nos arruinaron la vida. Pero seguimos adelante. Confiamos que en algún momento habrá justicia. Los chicos están muy bien, los cuidamos mucho. Estudian, hacen deportes. Es insólito, porque me niegan a Lola porque supuestamente somos peligrosos pero estamos criando a los otros hijos de Jesi. Así actúa la justicia», dijo Marcela.

Desde hace unos meses, a partir de la intervención de una abogada penalista que ayuda a la familia «ad honorem», se pudo determinar que Lola se encontraba alojada en un hogar de Quilmes, especializado en niños huérfanos. «Aparentemente, le hacen un seguimiento de su salud y está en buen estado. Lo sabemos porque aparece en el expediente que maneja el Tribunal de Familia 1 de Quilmes. Yo sigo sin verla. No la conozco, salvo esos primeros días que estuvo internada.Ahora, me pidieron exámenes psicológicos para tener una chance de revincularme con Lolita. Es todo muy injusto. Ya van casi tres años, de separarla de su madre, de sus tres hermanos que preguntan por ella, de mí y el resto de la familia. Ojalá recapaciten», cerró Marcela.

 

Imagen :Diario Popular