Federico Nieva Woodgate

Una causa por prostitución y drogas salpica al fiscal general de Morón

El chofer y hombre de confianza de Federico Nieva Woodgate está preso desde el 21 de diciembre.Juan Carlos Basualdo fue procesado por una serie de delitos que van desde estafa a la administración pública y peculado hasta promoción de la prostitución.Su hijo está acusado de usar autos oficiales para vender estupefacientes.Federico Nieva Woodgate

Sentía que él no tenía alma, que no le importaba nada, nunca se le cayó una lágrima por mí ni me abrazó. Me di cuenta de que nunca me quiso, de que siempre estuvo maquinando para ganar plata. Era lo único que le importaba», declaró la mujer ante la fiscal Claudia Fernández de la UFI 9 de Morón. Brenda, como prefería llamarse en los burdeles, se desmoronó en un llanto profundo cuando testificó en contra de su ex marido y padre de su hija, Juan Carlos Basualdo, a quien acusó de haberla persuadido para prostituirse mientras estuvieron en pareja. El hombre, de 63 años, no es un desconocido en los prostíbulos de la zona oeste, ni tampoco para quienes frecuentan los Tribunales de Morón. Durante más de 28 años fue el hombre de confianza y chofer de Federico Nieva Woodgate, el jefe de los fiscales de ese distrito. Incluso, llegó a colaborar en procedimientos judiciales que en la actualidad están comprometidos.

Según consignó Tiempo Argentino, Basualdo está preso desde el 21 de diciembre en la comisaría de Villa Sarmiento, procesado por los delitos de promoción y facilitación de la prostitución, utilización de información o datos de carácter reservado en beneficio propio obtenidos en razón de su función o cargo, seis hechos de peculado (utilizar los vehículos de la fiscalía para cuestiones personales), estafa contra la administración pública en grado de tentativa y amenazas. Su hijo, Eduardo Javier Basualdo, también fue procesado pero por infracción a ley de drogas.

El estrecho vínculo entre Basualdo y su jefe se confirmó el 22 de junio de 2011, cuando su hijo, Eduardo, que hoy tiene 31 años, se convirtió en otro de los choferes de la fiscalía.

La vida de Juan Carlos Basualdo cambió el 23 de diciembre de 1986 cuando comenzó a trabajar para Nieva Woodgate, quien ostentaba el cargo de fiscal de Cámara. En esos años, la fiscalía de Morón contaba sólo con dos coches hasta que en 1998, con la reforma del Código Penal, Nieva Woodgate se convirtió en fiscal general, al mismo tiempo que la plaza automotriz se amplió a cinco vehículos, por lo que el jefe de los fiscales designó a Basualdo responsable del área «Automotores».

El estrecho vínculo entre Basualdo y su jefe se confirmó el 22 de junio de 2011, cuando su hijo, Eduardo, que hoy tiene 31 años, se convirtió en otro de los choferes de la fiscalía. Juan Carlos llegó a ser oficial primero y Eduardo, auxiliar quinto. Entre los dos se las arreglaban para tener al día y manejar los cinco coches del Ministerio Público: dos Peugeot 205 (CIC334 y CIC346), dos Volkswagen Voyage (JXX726 y IRU127) y un Volkswagen Polo (GPT963).

Desde hace varios meses, la UFI 9 de Morón, especializada en drogas y trata de personas, comenzó a seguir la pista de que padre e hijo conformaban una red de explotación sexual y tráfico de drogas. El mismo 21 de diciembre Eduardo también cayó preso a bordo de uno de los Voyage de la fiscalía en la Costa Atlántica.

Los investigadores, que habían colocado aparatos de GPS en toda la flota, identificaron que el coche había ingresado en varios balnearios del partido de Mar Chiquita desde el 19 de diciembre y por eso lo acusaron de estar vendiendo drogas en la zona. Pero como sólo le secuestraron 23 gramos de marihuana y el muchacho declaró que fumaba «unos diez porros por día», no pudieron imputarle la comercialización. Tras estar más de un mes preso, fue excarcelado por el juez de Garantías Jorge Rodríguez. Juan Carlos Basualdo no corrió con la misma suerte.

EL SEDUCTOR. Juan Carlos y Brenda se conocieron en una fría mañana de agosto de 2002. Ella, que por entonces tenía 25 años, acababa de perder el colectivo que debía dejarla en el centro de San Miguel y Basualdo, que venía detrás conduciendo uno de los Peugeot 205 de la fiscalía, desplegó toda su seducción y le ofreció llevarla. Antes de despedirse, él le dejó su número de teléfono.

Dos semanas después, Brenda lo llamó, se encontraron, se gustaron y a los pocos días comenzaron una relación formal. Según ella, Basualdo le insistió en tener un bebé y un año más tarde tuvieron a su única hija. De acuerdo con la denuncia que investiga la fiscal Fernández, en 2006 la pareja se casó y todo cambió.

Brenda recordó que su marido bebía whisky en todo momento, excepto un rato antes de tener que ir a buscar a Nieva, y se quejaba constantemente de la falta de dinero. La relación no iba bien y él se ponía violento por lo que ella comenzó a buscar trabajo. Una noche de febrero de 2007, Basualdo se puso serio y en la cama matrimonial le planteó: «Viste que vos querés laburar para que estemos mejor, yo averigué un lugar que te permitiría estar todo el día acá con la nena, entrar a las 8 de la noche y salir a las 4 o 5 de la mañana. Es un bar, un lugar muy fino, muy cuidadoso que lo tenés que ver, te va a gustar.»

Basualdo le habría explicado que buscaban una mesera o recepcionista, y que ya había hablado con un tal Elías, el encargado de Madonna, quien iba a estar esperándola. Este local resultó ser un prostíbulo que estuvo durante años en Pueyrredón 1770, en Capital Federal.

Durante la entrevista, Elías le explicó a Adriana que necesitaban «señoritas» y le contó que los clientes pagaban una entrada de 120 pesos que incluía una copa, que el servicio de media hora costaba 300 pesos y una hora, el doble. Los pases se realizaban en el hotel de al lado, que también era propiedad de Madonna y costaban otros 100 pesos. Las chicas podían elegir a sus clientes y qué hacer cuando estuvieran con ellos. En el lugar no había drogas ni menores. Ella debía compartir los valores de la copa y del hotel, el resto era para ella. O, mejor dicho, para Basualdo, quien terminó de convencerla cuando le dijo: «Negra, yo confío en vos, vas a ver que lo vas a manejar de taquito.»

El propio Basualdo le regaló a su mujer la ropa interior que al otro día ella comenzó a usar. Adoptó el nombre de fantasía Brenda.

En los pasillos de los Tribunales de Morón hay quienes desconfían de la versión de la mujer y creen que el hombre la conoció en uno de los lugares que él ya frecuentaba. Lo cierto es que entre 2007 y 2012, Basualdo llevó a su mujer hasta el cabaret con los autos de la fiscalía. El hombre también la alcanzaba hasta la casa de alguno de sus clientes o «enamorados», como ella mencionaba a sus contactos más asiduos.

Todo se complicó en agosto de 2012 cuando ella debió cambiarse, por una cuestión de salud, las prótesis mamarias. Él no quería que lo hiciera porque eso significaba que dejaría de recibir dinero, pero cambió de actitud cuando Brenda le explicó que el tamaño de sus pechos sería considerablemente mayor. Pero algo salió mal, su cuerpo rechazó las siliconas y durante unos seis meses permaneció vendada, sin senos. Brenda perdió a todos sus clientes excepto a uno, que siguió recibiéndola en su casa.

DATOS RESERVADOS. En paralelo, Basualdo comenzó a hacerse fuerte en la noche de Morón. Junto con otros funcionarios judiciales solía visitar de encubierto algunos prostíbulos de la zona. De esta manera, aprovechaba para pedir dinero a los encargados de estos lugares a cambio de avisar sobre los eventuales allanamientos. Desde la UFI 9 establecieron que el imputado se reunió a fines de octubre del año pasado en Showcenter con dos mujeres que manejaban la «Clínica Spa Haedo», que funciona en Perón al 1200 de esa localidad, a quienes les pidió 1500 pesos por semana. Finalmente, cerraron en 700 pesos.

Si bien lo intentaron, desde la UFI 9 no pudieron establecer por ahora si Basualdo pedía ese dinero para compartido con algún funcionario.

Los investigadores consultados están seguros de que el chofer del fiscal general reclutaba a otras chicas, además de su mujer, para trabajar en la noche. Ahora, la duda es si Nieva Woodgate estaba al tanto o no de las aventuras delictivas de su hombre de confianza. «Es muy raro que un funcionario con su experiencia penal y que maneja alrededor de 40 fiscales no supiera nada», dicen por lo bajo en los Tribunales de Morón.

Mantiene el poder con un marcado sesgo militar

El fiscal general de Morón, Federico Nieva Woodgate, tiene 78 años y desde hace tiempo que está en condiciones de jubilarse y retirarse de la justicia. Pero quienes lo conocen aseguran que está lejos de retirarse.

Su extensa carrera judicial comenzó en Lomas de Zamora, donde llegó a ser juez de primera instancia hasta que en 1978 asumió como fiscal de Cámara en el departamento judicial de Morón, un cargo similar al que ocupa hoy en día, que a partir de 1998, con la reforma del Código Penal, comenzó a denominarse fiscal general.

En todos estos años, Nieva Woodgate cosechó amores y odios. Las críticas hacia su gestión abundan, sobre todo las relacionadas a su forma de mantener el poder: con un marcado sesgo militar en el cual no se discuten criterios. Algunos fiscales que se animaron a contradecirlo sufrieron sumarios administrativos o sanciones, la mayoría de ellas por situaciones nimias. Varios fiscales lo denunciaron por persecución.

Su momento de mayor exposición mediática fue en 2002 cuando un informe de Telenoche Investiga reveló las acusaciones por abuso de menores contra el cura Julio César Grassi.

Nieva Woodgate tiene dos importantes denuncias penales en su contra que esperan su tratamiento en el Consejo de la Magistratura. Los tiempos políticos, por el momento, soplan a su favor. La primera de las causas está vinculada a su actuación como juez en Lomas de Zamora donde se lo investiga por delitos de lesa humanidad. En 1977, permitió el traslado de un detenido político, Ángel Georgiadis, al Regimiento 7 para ser interrogado, quien luego apareció muerto. Nieva Woodgate aceptó la versión de los militares de que Georgiadis se había suicidado.
La otra causa que lo pone contra las cuerdas es la pésima investigación por el crimen de Candela Sol Rodríguez, la nena de 11 años que fue encontrada muerta a fines de agosto de 2011. La Cámara de Apelaciones y Garantías de Morón apartó de la instrucción al juez Alfredo Meade y al fiscal Marcelo Tavolaro, un hombre de su confianza.

El dato

Agendas. Juan Carlos Basualdo anotaba prolijamente en varias agendas los estudios ginecológicos de su mujer, la cantidad de dinero que ella cobraba por sus servicios y cuánto le daba a él. También tenía un cuaderno con los detalles de todos sus clientes.

Vínculos con una clínica de abortos

Los problemas económicos de Juan Carlos Basualdo se pronunciaron cuando, en 2007, dejó uno de los trabajos alternativos que tenía al de chofer de la Fiscalía General de Morón. Durante años, el hombre había cumplido funciones los fines de semana como encargado, conserje y custodio de una clínica del centro de Castelar, donde se practicaban abortos clandestinos. Según testigos que declararon en la causa, Basualdo se encargaba de manejar la caja y controlar que no les faltara nada a las mujeres que eran asistidas tras interrumpir los embarazos. Les llamaba los remises o les iba a comprar medicamentos.

Por ese trabajo cobraba unos 3000 pesos en mano. Además, también percibía un porcentaje del dinero que semanalmente le daba a la policía para que no allanaran el establecimiento. El hombre se ufanaba de ser una pieza clave del negocio ya que gracias a sus buenas relaciones con los funcionarios judiciales las causas en contra de la clínica, en teoría, se archivaban.

En el 2007, Basualdo creyó que merecía ganar más y comenzó a pedir aumento: para él y para la policía. Pero, según declaró Brenda, como el dueño de la clínica nunca le dio el aumento, Basualdo se llevó la recaudación de todo un fin de semana, a modo de indemnización. «Agregando sólo el diez por ciento nos compramos un Volkswagen Cross Fox cero kilómetro que pusimos a nombre de los dos», reveló en sede judicial la ex mujer del sospechoso, quien por obvias razones nunca fue denunciado por este supuesto robo.

Brenda contó que después de que Basualdo dejó este trabajo no se tomaron más vacaciones.

 

Imagen : Infonews