Carmen Mabel Encina tenía 19 años cuando fue atacada por 4 hombres quienes la violaron, golpearon y mataron luego, descuartizando su cuerpo cuando aún estaba viva. 17 años después, la causa prescribió.
La madrugada del 7 de marzo de 1998, Carmen Mabel Encina fue vista caminar de forma errática y tambaleante por una calle del pueblo santafesino de Villa Ocampo. «Ya van a ver por lo que me hicieron», gritó la joven de 19 años, mientras salía de un taller mecánico donde cuatro hombres la habían violado. Tras caminar unos metros, fue abordada por los sujetos, castigada a golpes con salvajismo y finalmente introducida en un auto.
El grupo de abusadores decidió descuartizar a la víctima. Aún con vida. Sus restos fueron apareciendo en el arroyo Los Amores. Primero la cabeza, luego el tronco, un brazo y una pierna.
El femicidio derivó en una primera condena, en 2006, a reclusión perpetua para los autores del aberrante hecho.
Luego, en segunda instancia, resultaron absueltos, por errores procesales. Una tercera sentencia ratificó la autoría de los abusadores y asesinos.
Después, la propia Suprema Corte de la Nación tomó el expediente y dictaminó la anulación del castigo, considerando que el proceso penal fue inconstitucional. El último fallo se conoció meses atrás, decretando la prescripción del expediente.
Los considerados autores del crimen, y que actualmente se encuentran sobreseídos al resultar beneficiados por el pasmoso devenir judicial, son Ramón Andrés López, Héctor Alcides Espíndola, Daniel Alberto Espíndola y Angel Armando Cabrera.
«Se declara la prescripción de la acción penal», se leyó en la sentencia firmada en junio del año pasado por la Cámara de Apelaciones Civil, Comercial y Laboral del Distrito 4-Reconquista, magistrados Dalla Fontana, Chapero y Casella.
Los hombres mencionados estuvieron, al comienzo de la instrucción de la causa, detenidos. En aquel momento, lograron la excarcelación porque jamás se había resuelto el procesamiento. Ese fue el primer «error» técnico judicial.
La noche del 6 de marzo de 1998, Carmen y una hermana decidieron pasar un rato en un lugar conocido como «Pista Gauchito Gil», donde se juntaban los jóvenes para bailar. Las chicas vivían en una zona rural de Villa Ocampo, y pertenecían a una familia de condición humilde.
Luego de un par de horas, el rastro de Carmen se perdió. Su hermana la buscó, pero al no hallarla, regresó a su casa. Así pasó todo un día, sin noticias de la joven. Consultaron en casas de amigas y vecinos de la zona. Nadie la había visto. Entre los asistentes al baile tampoco surgió un testimonio. Así, se inició un rastrillaje con efectivos policiales.
Tres días después, el 10 de marzo, una cabeza de mujer fue encontrada en cercanías del arroyo «Los Amores». La madre de Carmen fue convocada para hacer un reconocimiento.Fue positivo. La búsqueda de restos continuó, y de esa manera aparecieron el tronco, un brazo y una pierna de la víctima.
«Los tiraron al agua para que los restos no aparecieran nunca. Pero cuando las aguas bajaron los restos quedaron diseminados en una misma zona», dijo el fiscal inicial del caso, Ricardo Fessia.
Otra Carmen, pero de apellido Cabrera, fue clave en el proceso que se abrió para encontrar a los autores del femicidio. Se trata de una joven que le contó a la justicia que la madrugada del 7 de marzo vio a su tocaya salir del taller mecánico propiedad de los hermanos Espíndola. Caminaba con problemas y no paraba de insultar. En la esquina fue abordada por los hermanos, más López y Cabrera. Allí mismo le pegaron y subieron casi desmayada a un Peugeot 504.
17 años de impunidad
El cuarteto condenado/sobreseído clamó por su inocencia. Sólo López reconoció que esa noche había tenido relaciones consentidas con la víctima. Y los hermanos Espíndola dijeron que la habían visto bailando. Nada más.
La mencionada primera sentencia, condenatoria, argumentó que los muchachos habían sido responsables de homicidio calificado, agravado por ensañamiento y alevosía. Estas dos últimas figuras tienen su explicación.
Es que, además de abusarla y pegarle, al descuartizar a Carmen lo hicieron con la chica aún viva. No es todo. «Además, se ocuparon de cortarle piezas anatómicas correspondientes al ano y vagina. Lo hicieron para encubrir una violación», señaló el fiscal Fessia. La impunidad cumple, hoy, 17 años.
Desde hace 17 años, un grupo de vecinos de Villa Ocampo viene pidiendo justicia por Carmen Mabel Encina. El jueves último, se descubrió una placa en su memoria y un texto en memoria de la víctima fue leído en la ceremonia.
«Como a tantas otras, a Carmen le arrebataron todo eso que traía en sus bolsillos, en sus ojos, en su alma. Con tan solo 19 años, sufrió la fuerza de la muerte tan sanguinariamente, sin tregua, sin opción, sin imaginarlo», manifiesta el escrito. «A 17 años de su asesinato y descuartizamiento, su sangre sigue clamando por justicia y nosotros, como comunidad, tenemos el deber y la responsabilidad de hacer que semejante hecho permanezca en la memoria no sólo de Villa Ocampo, sino también de todos aquellos lugares que son conmovidos diariamente por la violencia constante hacia mujeres, niños, homosexuales u otros grupos minoritarios y menos favorecidos socialmente», agregó el texto.
Asimismo, se leyó que «Carmen pudo ser (y fue) una hermana, novia, hija de alguno de nosotros y ni siquiera fuimos capaces de brindarle justicia, ya que no pudimos evitar su muerte. Una mujer es asesinada cada 30 horas en nuestro país, y si no somos capaces ni de educar en el respeto a la vida y los derechos del otro, muchas Carmen Encina más seguirán siendo asesinadas».
«Nuestro compromiso ciudadano debe llevarnos a que cada uno de nosotros nos sintamos seguros en la sociedad a la que pertenecemos sin distinción económica, política, racial o de género, que ninguna persona tenga temor de levantar la voz frente las injusticias, a los golpes, a la violación de los derechos humanos, y que a cada grito de justicia, tengamos instituciones capaces de brindarla en tiempo y forma. Que la memoria de Carmen Mabel Encina nos guíe cada día que enfrentemos en la búsqueda de una sociedad mejor», finalizó el homenaje.
Imagen : Diario Popular