Griselda Blanco, asesinada en Curuzú Cuatiá, «hacía muchas denuncias y siempre estaba enojada porque no había celeridad en el tratamiento de la Justicia» y era intimidada «para que revelara las fuentes».
Tras el asesinato de Griselda Blanco, periodista de Curuzú Cuatiá, Corrientes, quien investigaba la corrupción policial y recibía amenazas por su profesión, la abogada de su familia detalló que «hacía muchas denuncias y siempre estaba enojada porque no había celeridad en el tratamiento de la Justicia» y recibía presiones «para que revelara las fuentes».
La letrada Silvia Casarrubia, en diálogo con C5N, explicó que «la muerte dejó de ser dudosa y directamente fue caratulada como, en principio, homicidio». Su expareja, Armando Jara, fue detenido y se evalúa la posibilidad de un femicidio.
Además, la letrada sembró dudas sobre el procedimiento de la investigación. «Me preocupa que al cuerpo lo encontraron a las 18.45 y la fiscal tardó bastante en llegar, espero que la policía no haya manipulado la escena del crimen. El celular con el que ella trabajaba y hacía sus vivos no está», afirmó.