Referentes de la comunidad Lgbti destacaron las «conquistas logradas en estos años» que hoy les permitieron ejercer su derecho al voto con la «dignidad» de ser reconocidos por el Estado con su verdadera identidad, en el caso de las personas trans, y también con su condición de familia homoparental.
A las 11 de la mañana Paula votó en la escuela primaria Nº 26 «Hipólito Yrigoyen», acompañada por su mujer Virginia y el hijo de ambas, Sabino, de dos años, quien fue inscripto en el Registro Civil con dos mamás, que pertenecen a la agrupación Lesmadres.
«Venir a votar siempre es un momento importante, y ahora es más feliz porque lo hacemos en familia y con leyes que nos amparan y protegen», manifestó Virginia, casada con Paula desde principios de 2011, luego de la sanción de la ley de Matrimonio Igualitario.
En diálogo con Télam, Virginia expresó que «votamos con la conciencia de las conquistas logradas en estos años, teniendo en mente todo lo que falta, y para seguir teniendo un contexto político y social que acompañe el cambio cultural para que podamos seguir avanzando en materia de derechos».
A unas 30 cuadras de allí, en una escuela de Barracas, Lohana Berkins, una mujer trans dirigente de la Asociación de Lucha por la Identidad Travesti (ALIT), votó con «agradecimiento, justicia y memoria, porque es el ingreso con dignidad de las compañeras travestis al sistema democrático».
«En 30 años de democracia muchos sectores que vivimos aprisionados por la ley empezamos a entender qué es la plena democracia, no sólo por el hecho de poder votar sino también por la posibilidad de ser elegidas», sostuvo en diálogo con Télam.
El 11 de agosto, durante las elecciones primarias, las personas trans pudieron por primera vez votar con su nuevo documento que refleja la identidad de género autopercibida, aunque algunas aun no figuran en el padrón, como Lohana, a quien se le otorgó un permiso especial para poder votar con su identidad.
«La justicia sigue siendo lenta a la hora de los reconocimientos de los derechos, porque algunos de las y los compañeros trans habilitados para votar no fueron cargados en los padrones, pero eso es una cuestión de burocracia», explicó.
«Hace unos años esperaban a que votáramos y nos llevaban presas; sin embargo hoy venimos con algo bien importante: un DNI que nos otorgó el Estado Nacional, y es por eso que ese miedo que teníamos de ser detenidas hoy ya no existe», afirmó a la salida de la escuela primaria Nº 11 «República de Haití».
Por su parte César Cigliutti, presidente de la Comunidad Homosexual Argentina (CHA), quien acompañó a su esposo Marcelo Suntheim a votar en el instituto privado «Santa Felicitas», en el barrio porteño de La Boca, sostuvo que «aun nos emociona decir `mi marido´, y es un orgullo acompañarlo a votar».
Suntheim destacó asimismo que «cuando hay una persona trans en la fila para votar compuesta por varones y mujeres, o a una pareja de gays, la democracia se hace más fuerte porque esas situaciones reflejan más pluralismo, lo que era inimaginable hace poco más de 10 años».
Imagen: Télam