Informe

La paridad laboral se consiguió en el ámbito estatal pero es aún es una deuda del sector privado

La participación de las mujeres en puestos de decisión en la Argentina en el sector estatal se consolidó en los últimos años hasta lograr hoy una situación de paridad, en tanto que en el aḿbito privado los avances se produjeron a un ritmo menor, revela un informe elaborado por el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD).igualdad+hombre-mujer

La investigación “Género en el trabajo. Brechas en el acceso a puestos de decisión” recoge datos provenientes de la Encuesta Permanente de Hogares (EPH) entre 1996 y 2012 y suma entrevistas a una treintena de mujeres en altos puestos de decisión que se desempeñan en el área metropolitana.

Gabriela Catterberg, directora del Informe Nacional de Desarrollo Humano y de la serie Aportes de PNUD, explicó durante una rueda de prensa reconoció que desde 1996, cuando comenzó la medición del estudio, la presencia de las mujeres en lugares de jefatura y dirección aumentó y hoy “cada diez puestos directivos, alrededor de tres son ocupados por mujeres”.

Catterberg dijo que la paridad se logró especialmente en el poder ejecutivo, legislativo y judicial a nivel nacional y provincial, un hecho que aún no se consiguió en las grandes y medianas empresas del sector privado, donde los cambios fueron menores.

El mayor acceso de la mujer en el área legislativa se debe en parte a la implementación de la Ley de Cupos, además es el Estado el que otorga diez días más por licencia de maternidad y una hora más de permiso por lactancia, todas estas razones que favorecen la permanencia de las mujeres.

“Son mujeres con mucha iniciativa, confianza en sí mismas y altamente calificadas”, describió la investigadora, que precisó que el promedio de edad es de 45 y que el 66 por ciento de ellas está en pareja, una proporción menor que los varones directivos, que alcanza al 82 por ciento.

Entre las mujeres directivas es mucho más frecuente que sus parejas también ocupen puestos de decisión (43 por ciento), en cambio el 40 por ciento de los varones directivos está en pareja con mujeres que no trabajan de forma remunerada.

Además, la mayoría de las directivas tiene hijos, pero unas pocas convive con menores de seis años en el hogar (17,3 por ciento).

Las mujeres directivas tienen un alto nivel educativo, de hecho más de la mitad (52 por ciento) cursó estudios superiores o universitarios completos, un hecho que facilitó su llegada a puestos de decisión. En cambio, sólo el 34 por ciento de los varones que ocupan esos mismos puestos fue a la universidad.

“Esta diferencia sugiere que los requerimientos educativos para que las mujeres ocupen puestos de decisión son aún mayores que para los varones. En los mismos cargos, pareciera demandarse mayores capacidades a las mujeres”, observó Catterberg.

Respecto a la maternidad, en entornos masculinizados, las mujeres entrevistadas describieron al embarazo como un momento en el que sintieron temor a ser penalizadas. Para algunas, la maternidad significó una desaceleración de sus carreras laborales, que entendieron como un cuestionamiento de su compromiso futuro hacia el trabajo.

«Los cambios en el ámbito laboral en las últimas décadas y las transformaciones en las familias a raíz de ello requieren consolidar los esfuerzos para diseñar e implementar políticas públicas de conciliación, en especial acerca del cuidado de los niños menores de tres años», recomienda el informe.

Asimismo, el régimen de licencias por maternidad y paternidad, fragmentado por ocupaciones y por jurisdicción, no ha variado, a pesar de que existen algunos proyectos de ley presentados en el Congreso nacional, que proponen extenderlas.

La primera encuesta nacional de uso del tiempo indica que la carga mayoritaria en la organización del hogar, y especialmente en el cuidado de los niños, recae sobre las mujeres.

Ese trabajo sugiere también que los cambios en el ámbito laboral no se acompañaron con cambios significativos en los roles domésticos y evidencia la necesidad de expandir la oferta de servicios estatales para los niños más pequeños, desde guarderías de acceso universal hasta la extensión de las jornadas escolares.

“No se trata sólo de contratar más mujeres, sino también de poder brindarles perspectivas de mediano y largo plazo. Esto implica entender que las prioridades de trabajo de mujeres y varones cambian en diferentes etapas de la vida y, además que esas etapas tienden a ser diferentes en las mujeres y los varones”, dijo Catterberg.

 

Imagen : blogdeluciac3.blogspot.com