Trata de personas

La desaparición que García Belsunce no pudo investigar

A casi 13 años de la desaparición de Mariela Tasat, Luisa, su madre, sigue esperando que aparezca, cree que se la llevó una red de trata y revela que María Marta García Belsunce se había interesado en el caso.desaparición Garcia Belsunce

En setiembre de 2002, a Luisa Olivera no le tomaban la denuncia por el secuestro y desaparición de su hija Mariela Tasat, de 14 años, a quien se llevaron cuando tomaba mates en la puerta de su casa de Lanús.

En su desesperación, llamó a un canal de televisión, donde justo estaba dando un reportaje María Marta García Belsunce, que formaba parte de la organización Missing Children y se interesó por el caso. Al rato, ambas mujeres se encontraron en un bar de Constitución. Durante varias semanas, la socióloga se ocupó personalmente de la búsqueda, pero todo se interrumpió de la peor manera, cuando el 27 de octubre de ese año fue asesinada a balazos en su casa del country El Carmel de Pilar.

«Con María Marta hablamos muchas veces. Ella decía que Mariela tenía que aparecer.Era una luchadora. En ese momento, no me escuchaba nadie, pero ella era distinta. Me dio una gran ayuda para difundir la imagen de mi hija. En un momento, yo le mandaba mensajes de texto o la llamaba, pero no había caso, no me respondía. Luego apareció lo del crimen. Quedé desolada», contó Luisa, en diálogo con Diario Popular.

Mariela vivía junto a su familia en una casa ubicada en Ayacucho 3724, de Lanús. Como había repetido, cursaba en ese momento séptimo grado. «Quería ser maestra. Adoraba enseñar. Se traía a casa a los chiquitos del barrio para darles apoyo escolar. Soñaba con ser docente. Pero me la llevaron. No sé nada de ella desde entonces. En junio cumplirá 27 años», dijo la mujer, que ahora vive a unas veinte cuadras del lugar del drama, en una casa donde tiene un cuarto preparado para recibir a su hija.

«Para mí está viva. No tengo dudas. Ella no se fue por su cuenta. Se la llevaron para explotarla sexualmente. Ya la voy a encontrar. Por eso tengo el espacio para ella, y su habitación lista», expresó Luisa

Era sábado cuando Mariela fue raptada y desapareció. «Esa tarde yo estaba trabajando en Capital Federal, y mi marido también. El llamó por teléfono para saber cómo estaban los chicos. Mariela estaba junto a su hermano Javier en la puerta, en la vereda, tomando mates. Como sonó el teléfono, fue Javi a atender. Mi marido le pidió hablar con Mariela, pero cuando fue a buscarla ya no estaba. Aprovecharon esos segundos para llevársela», recordó Luisa.

Al llegar a su domicilio, la mujer comenzó a buscar a la adolescente por el barrio, preguntando a los vecinos. Nadie había visto nada extraño. Al rato, concurrió a una comisaría, pero le pidieron que espere 48 horas para hacer la denuncia. En ese marco, dos días después, sin novedades de Mariela, la madre comenzó a pedir ayuda a los medios de comunicación.

«Llamé a Canal 13. Me atendió alguien y me dijo que en ese momento estaba en los estudios María Marta García Belsunce, por un reportaje sobre el tema de los chicos perdidos. Me pasaron con ella, entonces le expliqué la situación. Me escuchó y me propuso un encuentro en Constitución. Quedamos en vernos en la plaza», describió Luisa.

La primera reunión se concretó en un bar. Hablaron largo rato. María Marta le propuso a Luisa darle muchísima difusión al caso. «Tiene que aparecer», le dijo.

Ahí mismo se inició una campaña para encontrar a la chica. «Ella sabía cómo hacer esto. Me guiaba. Pasaron algunas semanas y de golpe la comunicación se interrumpió. Yo le mandaba mensajes, la llamaba, pero nada. Después apareció todo eso del homicidio en su casa. Un horror. Yo no entendía nada. Me llevan a mi hija y la mujer que la buscaba aparece asesinada», dijo Olivera.

El caso por el crimen de María Marta generó conmoción pública. «Mataron a María Marta, y también la causa de Mariela», cerró Luisa.

«Esto lo hizo alguien conocido»

«No hay día que no me eche la culpa por la ausencia de mi hijita. Pienso siempre que tenía que estar con ella, y no trabajando. Capaz que si yo estaba en casa no se la llevaban. Mi hijo Javier igual, siempre me dice que la tenía que haber cuidado más. Pero la verdad es que esto lo hizo alguien conocido. Estaba marcada Mariela. No sabemos por quién. Pero estaba planeado. Y lo hicieron», dijo Luisa Olivera.

En esos primeros años de búsqueda, la mujer debió también padecer la enfermedad del padre de Mariela, un policía retirado. «Adoraba a su nena, y la desaparición lo destruyó. Enfermó de cáncer casi inmediatamente. Alberto murió en 2005. Me pidió que la siga buscando, siempre, porque para él también la tenían raptada. Siempre me decía que había encontrado a tanta gente mientras fue policía, pero con su hija no pudo», expresó la mujer.

«Fueron años terribles. Cuidé a mi marido enfermo. Buscaba a Mariela. Me caigo, me desplomo, pero luego me levanto, y sigo luchando», dijo Luisa.

 

Imagen : Diario Popular