Es una gran noticia saber que no hay una supremacía comunicacional que resista treinta años de democracia ininterrumpida.
El derecho a la comunicación es un derecho humano fundamental y luego de décadas de lucha, la Argentina finalmente impide la concentración empresarial que lesionó los derechos de los ciudadanos comunicacionales sistemáticamente.
La Corte Suprema de Justicia de la Nación escuchó y vio lo mismo que nosotros, lo mismo que la gran mayoría de los legisladores, gobernantes y el pueblo argentino. Hoy, David volvió a ganarle a Goliat.
Las audiencias de radio y televisión pueden celebrar que fueron reconocidas como sujetos plenos de derecho y finalmente han sido escuchadas.