La viuda del ex obispo de Avellaneda, del Movimiento de Sacerdotes para el Tercer Mundo, murió a los 86 años, en los que organizó junto a su compañero la Federación Latinoamericana de Sacerdotes Casados.
Luro estaba internada en el sanatorio Güemes de la Ciudad de Buenos Aires y recientemente había hecho llegar al papa Francisco y al consejo de ocho cardenales que lo asesora su libro «Relatos de viajes. Caminos en la diáspora», en el que rescata la lucha de más de 40 años junto a Podestá por el celibato optativo.
El teólogo brasileño Leonardo Boff confirmó esta madrugada a través de su cuenta de la red social Twitter: «Acaba de morir Clelia Luro con quien el papa Francisco hablaba todas las semanas. Comprometida con las reformas de la Iglesia, amiga entrañable».
«Francisco estará triste como yo. Era una mujer comprometida y fuerte», agregó Boff.
Luro, quien estaba internada por una infección, murió tras pasar «el sábado articulando un movimiento, `Misionando`, de apoyo a las reformas del papa Francisco. Tendría un carácter mundial. Seguirá», dijo Boff en otro tuit.
El premio Nobel de la Paz Adolfo Pérez Esquivel escribió en su red social que «Clelia Luro junto al querido J. Podestá fueron ejemplo de fe, compromiso y amor a favor de la iglesia. La extrañaremos».
Otros mensajes en las redes sociales dan cuenta en distintos idiomas del impacto de su fallecimiento, recordándola como «referente del movimiento de curas casados» o «viuda del ex obispo Jerónimo Podestá».
«Hoy partió Clelia Luro… Que su encuentro celestial con Jerónimo Podestá nos ilumine». «Gracias por tu inmenso testimonio de amor, saludos a Jerónimo». «A mí me bautizó Podestá, por eso siempre fui rebelde», la recuerdan algunos mensajes.
Luro había nacido en una familia adinerada del barrio porteño de Recoleta, y quiso ser monja pero tenía «una visión muy fuerte del Evangelio, del mensaje de Jesús, que no compaginaba en mí con la institución Iglesia», explicó en un reportaje.
«Había tomado cursos de medicina preventiva en la Cruz Roja, entonces agarraba el caballo y me iba a las chozas de la zafra en Orán, a enseñar a alimentar a los niños, hacía prevención, porque los chicos allí morían como moscas», recordó de aquellos primeros años de lucha.
En 1966, nuevamente en Buenos Aires, siendo ya una mujer separada de 39 años y con seis hijos, conoció a Jerónimo Podestá, de 45 y obispo de Avellaneda que en 1967 renunciaría a su cargo para unirse a ella y encarar la presidencia de la Federación Latinoamericana de Sacerdotes Casados, hasta su muerte a los 79 años, en 2000.
Apenas hace unos meses, en mayo de 2013, Clelia fue recibida por la presidenta Cristina Fernández de Kirchner en su despacho de la Casa de Gobierno, donde conversaron de una época de efervescencia política y el devenir histórico que tuvo en Luro, hasta el último instante, a una protagonista inclaudicable de su tiempo.