Violencia económica

El dinero como práctica del machismo

– “Él: Qué te pensás, que soy un banco o que cago la guita! Te la gastas mientras yo laburo todo el día como un boludo! No te voy a dejar un peso más, te vas a quedar en la calle y sin tus hijos! ”maru rocha alfaro

Ella hoy se calla y cuando él sale para el trabajo, ella también sale y se ofrece a planchar o lavar ropa en casas de barrios vecinos. Tiene que juntar para comprar la comida de la noche y para los gastos de la escuela del más chico entre otras cosas; pero antes de cocinar tiene que terminar de limpiar su casa y “baldear bien la galería” (como le indica su marido), para que él pueda juntarse tranquilo con los amigos que vienen cuando le toca franco. Pero la plata que él trae a la casa es lo único que cuenta porque él es quien trabaja y ¿ella?

Ella también trabaja y más que él porque las tareas domésticas y llevar adelante un hogar con hijos e hijas que crecen tanto y tan rápido es un trabajo permanente, no de 8, 12 o 16 horas con francos rotativos. Es una labor sin remuneración económica de casi 24 horas y sin día específico de descanso (o casi nunca).

¿Por qué la sociedad entiende que el hombre es el que trae el dinero al hogar y la mujer depende o “ayuda”? ¿Por qué es el hombre quien tiene que decidir qué hacer con ese dinero, distribuirlo a su antojo y, además, tiene que recibir las explicaciones de todo lo que se hace en la casa? Entendemos así porque estamos en una sociedad machista, que no es otra cosa que mantener una relación de dominación del hombre hacia la mujer, un vínculo desigual, que no es equilibrado y que vulnera derechos humanos, los de las mujeres.

La violencia económica y patrimonial es vivida como algo natural pero que incomoda, duele, lastima, menoscaba la dignidad y enferma a miles de mujeres e hijxs a diario. Se trata de una violencia muy común en la cotidianeidad familiar, y el papel activo del maltrato lo realiza el hombre que es quien posee el dinero. En los casos de parejas separadas con hijxs, no cumplir con el pago de la cuota alimentaria también es considerado como violencia económica.

Profesionales especializados en la problemática de género manifiestan que la violencia económica es una forma de violencia doméstica, donde el abusador controla todo lo que ingresa sin importarle quién lo haya ganado, manipula el dinero, dirige, y es el dueño absoluto de todos los bienes. Es un delito que afecta a numerosas mujeres y a sus hijxs, y sostienen que es el segundo tipo de agresión que padecen las mujeres, después de la violencia psicológica/ emocional.

En Argentina, la Ley 26.485 de Protección Integral de las Mujeres en su artículo 5º tipifica las diferentes formas de violencia de género, y define a la violencia económica y patrimonial como “la que se dirige a ocasionar un menoscabo en los recursos económicos o patrimoniales de la mujer, a través de la perturbación de la posesión, tenencia o propiedad de sus bienes, pérdida, sustracción, destrucción, retención o distracción indebida de objetos, instrumentos de trabajo, documentos personales, bienes, valores y derechos patrimoniales”.

Más allá de las leyes -que son necesarias y es más necesario que las conozcamos para hacer valer derechos y comprender obligaciones- debemos reflexionar sobre nuestras acciones cotidianas para detectar la violencia. Darnos cuenta que no se trata solamente de maltrato físico y verbal, sino que existen distintos tipos y formas de violencia, socialmente están aceptadas como algo normal o natural.

Mujeres y hombres tenemos que comprender que el amor y la construcción de una pareja no implican dependencia de ningún tipo. Deben construirse como un espacio afectivo, solidario y co-responsable, donde la mujer pueda conservar sus espacios de trabajo y de independencia al igual que el hombre. “Soy macho porque traigo el dinero a la casa” no es algo para vanagloriarse porque implica ser violento. Es algo que hay que cambiar.

* Publicado en la revista interna de la Policía de Salta

 

Imagen : la otravoz digital