Luego de conocerse a través de un medio nacional, la denuncia de Juan Carlos García, sobre abusos sexuales y violación que sufrió cuando era menor, de parte del entonces cura Emilio Raymundo Lamas,el Arzobispado de Salta, contestó públicamente con un texto que causó profundo rechazo en amplios sectores de la sociedad, especialmente de la víctima.
A pesar que los hechos ocurrieron en el año 1992, las denuncias en distintas instancias eclesiales no obtuvieron respuesta alguna hasta el año 2016 en que la curia, decide actuar formalmente.
Entre los párrafos del pronunciamiento del Arzobispado ante la opinión pública se puede leer:
«Todo proceso que trate temas de abuso de menores está reservado a la congregación para la Doctrina de la Fe. Para salvaguardar la buena fama de todos, se exige a los intervinientes guardar el secreto pontificio. Todo el mundo es inocente hasta que se demuestre lo contrario, y no todos los denunciantes desean hacer pública su situación traumática.
Sin embargo lo anterior, a todos los denunciantes se les recordó la posibilidad de acudir al foro civil si era su deseo. Además se le ofreció a todos la asistencia psicológica.
En enero de 2017 se envía todas las actas a la Congregación para la Doctrina de la Fe y el sr Arzobispo suspende el ejercicio público del ministerio al p. Lamas como medida cautelar
El 27 de junio de 2017 la Congregación ordena la realización de un juicio eclesiástico penal contra el p. Lamas
Dicho juicio comienza el 25 de junio de 2017.
El 16 de Septiembre del presente año finaliza el proceso. Está lista la firma de la sentencia»
Por esta razón,Juan Carlos García,junto a su patrocinante legal, Luis Segovia, ofrecieron ayer, una conferencia de prensa, tras la cual,García,refutó al Arzobispado a través de un documento público.
Texto completo
Como ya he manifestado en los medios sobre los hechos ocurridos en el año 1.992, donde fui abusado sexualmente por Emilio Raymundo Lamas, quien fuera párroco de la Parroquia “Nuestra Señora del Rosario” quiero ratificar las denuncias que he vertido en aquel momento. Con este comunicado pretendo develar los intentos del arzobispado de Salta de encubrir y desconocer mis denuncias desde sus inicios. Esta situación no empieza en el año 2.016, he aquí los hechos:
1.- La primera denuncia la realice con mi madre quien fue a averiguar lo sucedido con Emilio Lamas. Acto seguido, solicite ayuda a las hermanas clarisas franciscanas, Hna. Eva actual Madre Provincial de las Clarisas Franciscanas, Hna. Clelia y Hna. Celestina, a algunos de los encargados de apostolados y miembros de la iglesia. Al parecer los comentarios llegaron al arzobispado de la provincia, por lo cual el arzobispo de ese momento, Julio Moisés Blanchoud, acude a la parroquia y cita a mi madre a una reunión secreta, donde ella confirma el abuso cometido a mi persona. El resultado de esa reunión fue mi madre saliendo y sollozando, diciendo: “con los curas no nos metamos”.
2- Lo segundo que sucedió fue la actitud de encubrimiento del vicario Jesús Quintana, actual prebístero de la parroquia “Dios Espíritu Santo” del B° Autódromo, quien en ese momento me echó de la iglesia ante mi denuncia.
3.- Años después, el arzobispo Blanchoud le da un título emérito de Monseñor a Emilio Lamas, haciendo caso omiso a mi denuncia y a modo de premio.
4.- Las denuncias siempre estuvieron sin embargo nunca trascendieron ni se formalizaron por todo lo antes expuesto. La Iglesia se ha encargado, a través del secreto pontificio, de silenciarme. Al contrario de las declaraciones del arzobispado, nunca me alentaron a realizar dichas denuncias.
5.- 24 años más tarde me citan a declarar, a raíz de denuncias de María Rosa Tanús al tribunal del arzobispado donde se inicia el juicio pontificio.
6- el último contacto que tuve con la iglesia, fue la visita de Alejandro Pezet, actual cura párroco de la Iglesia Santa Rita en Rosario de Lerma, como informante del tribunal eclesiástico, quien me confirmo (los audios se encuentran en el portal de Infobae) que Emilio Lamas admitió el abuso sexual a mi persona y pidió la dimisión del sacerdocio. Sin embargo le dieron la posibilidad de seguir en su cargo hasta concluir su misión, aduciendo que de enterarse la población de Villamonte, Bolivia, “sufriría un golpe”. En todo caso, el golpe a la comunidad es el abuso y el encubrimiento de la Iglesia. Pero la iglesia no admite en su comunicado la confesión de Lamas cuando dice que son “supuestos abusos”.
7- Como si fuera poco en su visita, Alejandro Pezet, me plantea un “resarcimiento o reparación” económica para que esto no trascienda, resguardando la “buena fama” de ambos. La Iglesia se contradice cuando expresa que me alientan a denunciarlo públicamente mientras me hacen jurar guardar el secreto.
8- El comunicado del arzobispado vuelve a encubrir los casos de abuso en su apartado N° 5 “…a todos los denunciantes se les recordó…”. La Iglesia reconoce que hay más abusos.
9.- Concluyo este comunicado mostrando la impunidad con la que cuenta la Iglesia ante estos casos de pedofilia, tramando una red de encubrimientos. Exijo justicia y llegar a la verdad para que ningún niño o niña padezca este sistema de ocultamiento. Que la justicia civil salteña llegue a fondo con mi caso y los otros que puedan surgir.