8 de Marzo, Paro Internacional de Mujeres

¿Una nueva ola del feminismo?

Aunque por supuesto hay debates, existe cierto consenso en identificar tres grandes períodos históricos del feminismo, comúnmente conocidas como “olas”.

Imagen : Notas.Org

Todo empezó por el llamado “feminismo ilustrado”, en el marco de la revolución francesa y la declaración de los derechos del hombre, reclamando la inclusión de las mujeres en esos principios universalistas. La segunda ola -entre mitad del siglo XIX y las primeras décadas del siglo XX- engloba las luchas por la igualdad en cuestiones legales como el derecho a la propiedad y, en particular, al voto. Luego vino aquella -desde mediados del siglo XX y sobre todo en las décadas de 1960 y 70- vinculada a otras demandas, como los derechos reproductivos y sexuales, donde se masificaron los grupos de concienciación y problematización sobre la diversidad que implica el “ser mujer”, en términos de clase y étnicos.

Pero, ¿qué pasó desde entonces? ¿Dónde nos ubicamos en la actualidad? Notas conversó con cuatro referentes del movimiento, que reflexionaron sobre la coyuntura y el rol que el feminismo cumple en actualidad, en el marco del Paro Internacional de Mujeres convocado para este 8 de marzo.

El feminismo en el siglo XXI

Florencia Alcaraz, del colectivo Ni Una Menos, asegura con contundencia que “estamos asistiendo a una cuarta ola dentro del feminismo”. “Uno del 99%”, agrega, en referencia a un artículo escrito por Nancy Fraser, Angela Davis y otras académicas y activistas estadounidenses. Manuela Castañeira, de Las Rojas, prefiere hablar de un “nuevo momento del movimiento de mujeres”, incluyendo también a aquellas que participan de acciones y debates pero no se reivindican feministas.

Intentando sintetizar, Alcaraz define: “Es un feminismo popular, que se construye de abajo hacia arriba, que tiene un componente muy vinculado a los movimientos sociales y que habilita a muchas más a ser feministas”. Y remarca: “Se corrieron los márgenes y los límites y el feminismo logró llegar a muchísimas más mujeres”.

Para Victoria Tesoriero, de Católicas por el Derecho a Decidir y la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto Legal, Seguro y Gratuito, el 3 de junio de 2015 “sin duda abre una nueva ola del feminismo caracterizada por una masividad en la participación, y una mayor visibilidad a gran escala (…) pero además una repercusión a escala global”.

La referente de Mala Junta, Victoria Freire, por su parte, sostiene que si bien el primer Ni Una Menos “marca un parteaguas”, la novedad más contundente se expresó durante el año pasado, “al estar a la cabeza de la discusión y de la lucha contra oleadas neoliberales”.

Según la integrante de Las Rojas, a partir de lo que ha sido el fenómeno de rebeliones populares en Latinoamérica el feminismo creció mucho. “Pero los últimos años son muy importantes. Hubo una creciente politización y radicalización de los movimientos”, apunta.

Por otro lado, Tesoriero destaca que las convocatorias bajo la consigna “Ni una menos” han sabido sintetizar no sólo el esfuerzo de miles de mujeres ya organizadas en distintas experiencias, sino también fomentar “la toma de conciencia de que ser mujer acarrea consecuencias políticas concretas”. Entre ellas, nombra como “expresión más terrible” a los femicidios, pero plantea que eso se “entrecruza y refuerza con otras variables de discriminación como el racismo y el odio de clase, la heterosexualidad normativa y la misoginia”. Como ejemplo, nombra la detención y persecución hacia la dirigente social Milagro Sala.

El Paro Internacional de Mujeres y la lucha global

“Algo que distingue a esta oleada del feminismo es cómo se da el carácter internacional”, aporta Freire, que también integra el Observatorio de Género y Políticas Públicas de la Ciudad de Buenos Aires. Con marcada presencia de la Argentina y Latinoamérica, “este feminismo se plantea desde realidades ‘sudacas’ y populares”, afirma.

El Paro Internacional de Mujeres (PIM) convocado para este 8 de marzo es, para Alcaraz, “un salto organizativo de lo que fueron los dos Ni Una Menos (2015 y 2016) y el Paro de Mujeres del 19 de octubre”. Se está construyendo un feminismo que define como “interseccional”, con “una base anticapitalista, anticlerical y descolonial”. “Teje una serie de alianzas insólitas con otros países, realidades, latitudes, y lleva adelante una acción inédita”, caracteriza.

“Este 8 de marzo viene con mucha fuerza local e internacional. En la medida que logremos que nuestra consigna ‘Nosotras Paramos’ sea una acción que protagonicemos las mujeres y que consigamos el apoyo de los compañeros y de diferentes sectores, va a ser mucho mayor el impacto”, suma Castañeira. “También va a depender de la masividad, para que podamos torcerle el brazo el macrismo, pararle la mano y plantear nuestros reclamos de manera clara para que el gobierno tenga que tomar alguna medida”, dice.

En este contexto, Tesoriero destaca que la Argentina hoy “exporta movilizaciones, ideas al mundo donde las mujeres estamos en primer plano y nuestra agenda se ha vuelto irreversiblemente insoslayable para muchos espacios que no la tomaban”. Esto “acarrea un cambio en la política que se viene viendo hace unas décadas donde prevalecen las luchas (contra)culturales”.

El impacto que tenga esta nueva ola se verá “con el correr de los años”, agrega. Y afirma que el desafío en la actualidad es “redoblar la apuesta y lograr que las mujeres que se acercan por primera vez se sumen orgánicamente, organizadamente a dar la pelea en distintos ámbitos”. “El movimiento de mujeres en nuestro país hoy es la contracara más fuerte al avance de la derecha, los retrocesos que estamos viviendo y la avanzada de discursos antiderechos”, concluye.

Por su parte, Freire suma que el sindicalismo es un sector “muy machista”, y que medidas de fuerza como los paros, históricamente impulsadas por ese sector, ahora son “recuperadas por las mujeres, el feminismo y la diversidad con una mirada totalmente transversal”. Esta perspectiva “ha logrado poner en cuestión a las cúpulas sindicales y mover la base social de los gremios y más allá también”.

El feminismo en la actualidad es, para la integrante de Mala Junta, “un movimiento de masas interpelando en la calle al Estado”, que hace “un planteo político” que combate a los “proyectos neoliberales que cuestionan nuestros derechos e implican una mayor precarización de la vida y peores condiciones para las mujeres y toda identidad disidente”.

“Estamos en un momento en que el mundo es muy difícil de habitar”, plantea Alcaraz, para concluir que la organización feminista “es una respuesta hacia esa precariedad de la vida a la que nos empuja el sistema”.