Cambiamos

Un decálogo de horror

1) La destitución de los gobiernos progresistas y populares de América Latina es parte de un plan alimentado y aprovechado por el actual gobierno argentino para ligarnos al mundo del capitalismo y al comercio especulativo internacional, bajo la tutela y dirección de Estados Unidos. mariani columna
Las coincidencias de acontecimientos en tiempo y contenido en Brasil y Argentina revelan los resultados de los acuerdos entre Obama y Macri así como de la visita del norteamericano a Brasil en Marzo 2016: Dilma y Cristina procesadas sin fundamento legal dañando el prestigio internacional de dos integrantes del Mercosur para favorecer la Alianza del pacífico más susceptible a la influencia norteamericana; la embajadora yanqui en Brasil, es la misma que gestó la destitución en Paraguay del presidente Lugo; Macri fue el primer gobernante en enviar su aprobación a la presidencia de Temer en Brasil y Cambiemos el único grupo que se opuso en la legislatura nacional a manifestar repudio por el golpe brasilero. Ya se está acordando la instalación de bases estadounidenses de seguridad que en realidad son sedes de espionaje y estudio de táctias de posesión de riquezas naturales, especialmente petróleo y agua potable.

2) Universidad. Un presupuesto universitario es gasto inútil cuando sólo un 30% de los alumnos que ingresan completan su graduación. No hace falta en realidad esa cantidad de universidades que están apareciendo
Esta afirmación ignora, con ceguera voluntaria, que la educación universitaria en sí misma, aunque no produzca profesionales, enseña a pensar, a conocer y mejorar la realidad, a investigar científica y socialmente. Cuando el porcentaje de perseverancia es menor (30%) que el de naciones vecinas, como Brasil y Chile con 50 y 60%,  lo que importa no es disminuir los presupuestos universitarios sino investigar las causas que inciden en la deserción para remediarlas y beneficiar así a la comunidad.

3) Los precios bajos producen aumento de la demanda y el consumo y así disminuyen las fuentes de energía que alimentan la producción, por lo que no queda otro camino que aumentar los precios para disminuir la demanda y así preservar el futuro progresista de la economía.
Pareciera que, como en ecología, en economía hay que exigir austeridad en el presente para no dañar al futuro. No hay paralelismo. Los sectores más dañados son los menos pudientes que viviendo permanentemente una austeridad forzada, muchas veces extrema, no pueden asimilar explicaciones de leyes económicas inflexibles y deshumanizantes ante la realidad de sentirse excluídos. A nadie le basta la promesa de un futuro si en el presente no descubre manos tendidas.

4) A pesar del sufrimiento de la gente, (ya 154 mil despidos) que nos duele a todos, hay que sincerar la economía. Dejarse dominar por aliviar los problemas que causa hoy ese proceso nos traerá problemas más adelante. Los números son los que importan en una economía sana, no la felicidad de las personas.
La convicción expresada de que «ni un centavo debe salir de los fondos del Estado si no es para producir y crecer” es una norma elitista y cruel. Hablar de empleos que se suprimen porque son improductivos económicamente y menospreciarlos como empleo sin calidad, es ignorar las diferencias de capacidades y la obligación del Estado de incluir específicamente a los que no están en la línea de la producción calificada.

5)“Recibo a todo el mundo, esa es la propuesta” Garavano (ministro de Justicia) explicando los acuerdos secretos con Cecilia Pando, (defensora de los genocidas y apropiadores de bebés) sobre la reducción de condenas y penas a los culpables de violación de los derechos humanos.
Ya en diputados marcha la “ley del arrepentido” a la que el gobierno añadió a último momento, sin previa consulta a ningún nivel, un detalle que no es tal: a criterio del juez, el “arrepentido” no sólo se hará merecedor de disminución de la pena sino que podrá ser exculpado tanto en la situación de procesado como de condenado El repudio de las organizaciones de derechos humanos se debe a que así se configura una verdadera y peligrosa impunidad anticonstitucional.

6) Un nuevo decreto del Poder Ejecutivo (690) aumenta el valor de las contrataciones que pueden realizarse por funcionarios, sin necesidad de licitación. Cuando se trata de obra pública la legislación vigente exigía una cantidad menor a los $800.000: ahora se podrá omitir la licitación para obras que no superen los $6.000.500.000. 
Seductora tentación para descontrolar evasiones y coimas. Parece que tener adicta a la Justicia abre puertas para muchas y rendidoras iniciativas.

7) El ministro de Hacienda y Finanzas, Adolfo Prat Gay, festeja entusiasta el éxito de su gestión de colocación de bonos de la deuda, en Nueva York como “la demanda más grande de la historia”. Son 60.000 millones de dólares con una tasa que él supone con seguridad que no excederá las normales en la región.
Festeja habernos vendido con plazo de 30 años, en los que la deuda externa contraída con los accionistas norteamericanos condicionará una cantidad de aspectos la historia de los argentinos, gobernantes y pueblo. Festeja también habernos empobrecido pagando con dinero al contado a una parte de los fondos buitre, confiando en su sentido de justicia y honestidad que no les permitirá establecer tasas superiores a las que se están cobrando en los empréstitos a los países vecinos. Y lo festeja porque así nos ha ahorrado 2.000 millones de dólares.

8) La promesa memorizada por cada uno de los ministros responsables de las barbaridades sociales que van consumando de que todo va a cambiar en el segundo semestre (después de junio) se está diluyendo en algo más moderado. Ahora dicen “va a empezar a cambiar” o “esperamos que empiece a notarse”. 
Referida a la inflación, que ellos mismos desataron con las medidas anteriores a la asunción del poder, la propuesta optimista de Prat Gay ha sido ya corregida por Aranguren hablando de dos años, y ya fue objetivamente profetizada por el mismo Macri cuando en su entusiasmo denigrante del gobierno anterior habló de que se necesitarían cuatro años.

9) La muestra más clara de la ineptitud para resolver (en serio) los problemas que paulatinamente van reconociendo diversos funcionarios de primera línea es el entusiasmo con que se desperdicia tiempo, papel, creatividad, energía y material para basar en publicidad de denuncias y allanamientos la investigación de supuestos delitos en cada paso, en cada emprendimiento y cada persona del gobierno kirchnerista.
Se desperdicia todo eso porque, en realidad, aunque se procura y en parte se logra tapar el descontento creciente de la población, la gravedad de las equivocaciones que se van consumando y defendiendo, el plazo dado (un semestre) se va cumpliendo y nada aparece con posibilidades de mejora, la punta de lanza en la que confían plenamente, que es la información de la prensa adicta, ya se está desgastando y la calle se está llenando con la protesta por los despidos, por los precios, por el autoritarismo, por el hambre, por la impunidad, por la inseguridad en aumento, por el cierre (o recurso a licencias) o suspensión del trabajo productivo en las industrias, por las crisis de las empresas comerciales por disminución radical de las ventas, y la postergación de todo amago de soluciones.

10) Así como en Brasil el aspecto religioso conducido por las iglesias evangélicas es netamente conservador, en Argentina el episcopado conducido por monseñor José María Arancedo de la familia “Arancedo hermanos”, importante firma consignataria de hacienda, simpatiza con el gobierno actual, habiendo dado oficialmente gracias por su triunfo en las elecciones. Así queda neutralizada la perspectiva del Papa argentino sobre una Iglesia jugada por los pobres.
Las reservas existentes en la iglesia católica, la metodista y la luterana, de mentalidades orientadoras hacia la apertura ecuménica y la preocupación por la justicia social, quedan diluídas en una perspectiva muy sectorial que sigue desconfiando del pronunciamiento y acción liberadoras que inspiró diversos movimientos eclesiásticos y laicales en Latinoamérica desde el final de los sesenta hasta el comienzo de los noventa.

La prospectiva de este decálogo de situaciones, ideología y proyectos, puede parecer pesimista. Por ese motivo no quiero concluir mi reflexión sin apuntar que:

1) Hemos vivido situaciones muy definidas y afirmadas en poderes muy fuertes, que no permitían vislumbrar ninguna proximidad de soluciones. Todavía no hemos llegado a esos extremos, aunque estamos en camino. De todos modos, también aquello pasó y logró que termináramos pronunciando un “Nunca Más” (desnaturalizado después y ultrajado impunemente por un periodista cordobés enemigo del pueblo).

2) Ya se vislumbran reformas que habrá que alentar necesariamente, cuando fracasen las iniciativas elitistas y excluyentes del neoliberalismo, para que una nueva visión social desde los más legítimos derechos humanos pueda desarrollarse y afirmarse con más firmeza y duración que en los pasados tiempos de florecimiento. Todo cambio profundo exige tiempo y maduración.
 

Imagen : redaccion351.com