Norberto Bianco es uno de los dos médicos imputados en el primer juicio que sentó en el banquillo a profesionales de la salud y militares, por la apropiación de menores durante la dictadura. Él mismo se apropió de dos menores, fue de uno de los rostros visibles del horror en la mayor guarnición militar del país y huyó a Paraguay en dos ocasiones.
A Norberto Atilio Bianco lo conocían todos en la guarnición de Campo de Mayo, en la que él se desempeñó como jefe médico del servicio de traumatología del Hospital Militar, y llegó a detentar el cargo de Capitán del Ejército. Durante los años de la dictadura actuó con impunidad en todo tipo de actividades ilegales. “Colaboró y usó esos años para su beneficio personal, porque se apropió de dos menores que crio como hijos propios”, dijo a Infojus Noticias una fuente vinculada a la causa en la que Bianco enfrenta una doble imputación por “privación ilegítima de la libertad y tormentos” y “apropiación de menores y sustracción de la identidad”. La causa, por los hechos sucedidos en la maternidad clandestina de ese centro, está siendo juzgada por el Tribunal Oral en lo Federal N° 6, que el próximo miércoles escuchará la ampliación de indagatoria que pidió Bianco, el único de los cinco imputados –entre civiles y militares- en hacerlo.
“Bianco era en Campo de Mayo lo que el Tigre Acosta fue para la ESMA”, comparó la misma fuente. Los modos parecidos, la forma de actuar y los delitos que cometieron, con un completo grado de visibilidad dentro de sus guarniciones los equiparan. “Tenía un grado de exposición realmente muy alto”, agregó la fuente sobre el accionar de Bianco.
Los testimonios de lo que pasaba en esa guarnición del noroeste del conurbano lo ubican allí y dan cuenta del rol central que Bianco tenía y las funciones que relevantes que desarrollaba dentro del hospital donde se produjeron los nacimientos de las víctimas.“Él era un personaje visible todo el tiempo dentro del centro: llevaba y traía mujeres en su auto particular, antes y después de los partos, las revisaba, ordenaba cesáreas, o las hacía él mismo”, detalló la misma fuente.
En el juicio, Bianco está acusado de los delitos de privación ilegítima de la libertad, cometida por abuso funcional y sustracción, retención y ocultación de menores de edad y supresión del estado civil reiterado en los casos de Silvia Quintella Dallasta, Mónica Susana Masri, Valeria Beláustegui Herrera y María Eva Duarte, cuatro de los ocho casos que se juzgan en este debate.
Testigos del horror
Las denuncias contra Bianco comenzaron a sucederse poco después del retorno de la democracia. En 1984, Abuelas de Plaza de Mayo recibió denuncias sobre dos niños presuntamente hijos de desaparecidos anotados como hijos propios por el matrimonio de Bianco y Nilda Susana Wehrli. Un año después empezaron acciones legales y en 1986, ante el requerimiento judicial, Bianco y Wehrli se fugaron junto a los dos menores a Paraguay, bajo el amparo de la dictadura de Alfredo Stroessner. Para irse, Bianco, abandonó a una segunda familia que había formado en 1982.
La Comisión Nacional Sobre la Desaparición de Personas (CONADEP) también recibió denuncias, en aquellos años, en contra de Bianco. Las hicieron enfermeras, de enfermeros y personal docente donde trabajaba la esposa de Bianco, Susana Wherli, además de sobrevivientes de ese centro.
El médico Jorge Comaleras, que trabajó en el Hospital Militar de Campo de Mayo, en una de sus declaraciones ante la justicia afirmó que “Bianco –médico mayor del Ejército- se encargaba del traslado de esas madres una vez que habían dado a luz en su propio coche. Y María Estela Herrera -que cumplió funciones como enfermera en el mismo lugar- refirió que Bianco la acompañaba cuando debía ingresar a revisar pacientes alojadas en el sector de Epidemiología de ese establecimiento, ya que él “era el que estaba a cargo del servicio de estas personas que se encontraban allí”.
El área o pabellón de Epidemiología era el lugar donde estaban las mujeres detenidas embarazadas. “Él entraba y salía libremente de ahí” agregó la fuente. Bianco también permitió que las internaciones y nacimientos no fueran registrados en los libros del nacimiento del hospital.
Los relatos dan cuenta de que Bianco llevaba personalmente a las detenidas desaparecidas desde el lugar de detención, llamado «el Campito», a ese pabellón, donde quedaban en muchos casos, atadas de pies y de manos con los ojos vendados y se los llamaba NN o los subversivos. Los partos casi siempre los realizaban los médicos militares y, por las noches.
El exilio paraguayo
En Paraguay Bianco se sintió cómodo bajo la dictadura de Stroessner y se rodeó de otros apropiados como Omar Alonso y Samuel Miara. A los chicos los inscribió en la escuela con el apellido Polimeni, el de su madre, Elsa.
Por la apropiación de los menores Bianco fue extraditado dos veces, una en 1997 y otra, la definitiva, a pedido del juez Federal de San Martín, Alberto Suárez.
En 1987 la Justicia pidió la extradición del matrimonio por primera vez, pero la medida recién se concretó recién diez años después. La Justicia Federal de San Isidro condenó a Bianco como apropiador de los dos niños a once años y medio de prisión, pero luego de cumplir dos años de condena el militar se volvió a fugar al Paraguay.
El caso Bianco fue el que dio pie para que el 9 de junio de 1998 Marquevich detuviera al dictador Jorge Rafael Videla. Ese día el (fallecido) mayor Julio César Caserotto, jefe de la maternidad clandestina que funcionó en Campo de Mayo, declaró que allí “existieron órdenes verbales y escritas por la superioridad para que se asistiera a parturientas traídas por personal de Inteligencia”.
Después de innumerables gestiones en Argentina y Paraguay para obtener muestras de sangre de ellos, en 2003 se logró el acercamiento al joven a través de una nieta. El 3 de enero de 2007, con la intervención del Banco Nacional de Datos Genéticos, se realizaron los estudios que en febrero confirmaron que el varón que Bianco había criado como propia era en verdad Pablo Hernán Casariego Tato, hijo de Norma Tato y Jorge Casariego, que continúan desaparecidos. La pareja había sido secuestrada el 14 de abril de 1977, cuando Norma tenía un embarazo de cinco meses. Permanecieron secuestrados en centro clandestino de detención El Campito, de Campo de Mayo, y en agosto de 1977 la joven parió un varón en el Hospital Militar de esa guarnición. El análisis practicado a Carolina, la excluyó de compatibilidades.
En diciembre de 2006 las Abuelas volvieron a denunciar a Bianco, entonces por la sustracción y entrega de hijos de desaparecidos a otros apropiadores. Fue detenido, por segunda vez, el 6 de mayo de 2008. Comenzó entonces la pelea judicial para impedir su segunda extradición, que se concretó en julio de 2011.
Banquillo mixto
El miércoles cuando amplíe su indagatoria Bianco lo hará frente a los jueces María del Carmen Roqueta, José Luis Panelo y Jorge Guettas, miembros del TOF N° 6, que en 2012 determinó que el robo de bebés paridos por mujeres secuestradas en centros clandestinos de detención fue una práctica sistemática y generalizada del terrorismo de Estado desatado durante la última dictadura cívico-militar. Por esos crímenes, los integrantes de la cúpula militar que gobernó al país aquellos años fue severamente condenada.
Después de declarar, Bianco, que tiene 69 años y arrastra varios problemas de salud, volverá a la casa de su hermana en Bella Vista. Será tiempo de esperar los alegatos, la posibilidad de dar sus últimas palabras y conocer la sentencia que le espera a él y al dictador Reynaldo Bignone, el militar Santiago Omar Riveros, el médico Raúl Martin y la obstetra, Yolanda Arroche de Sala García.
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