La violencia de género recibe diferentes tratamientos según los ámbitos desde los cuales se aborde. En el caso de los medios de comunicación, desde hace poco tiempo comenzamos a escuchar en muy pocos programas de noticias o en notas de los diarios que los casos de violencia hacia las mujeres sean calificados como violencia de género y no como violencia familiar o violencia doméstica; es común que sigamos escuchando en la mayoría de los mismos este tratamiento. Incluso podemos ver que se le otorga gran espacio en los medios cuando un caso es descubiertos, y disminuye la atención y el interés a medida que no se descubren nuevos aspectos o declaraciones que motiven una nueva nota.
Si se encuentran dificultades en el tratamiento de las noticias en los casos de la mal llamada ?violencia doméstica?, este problema se agudiza cuando se abordan las manifestaciones extremas de la violencia, que terminan con la muerte violenta de mujeres.
El presente trabajo constituye un pequeño aporte a los debates sobre estos temas en el ámbito de la prensa; y forma parte de un proyecto más amplio del Consejo de Investigación de la Universidad Nacional de Salta titulado ?Discriminación y violencia de Género: particularidades de la violencia de género en Salta? que viene realizando un equipo interdisciplinario de la Universidad desde 2007. Particularmente me centraré en el tratamiento que la prensa escrita hace de los casos de violencia contra las mujeres y de los casos en donde terminan con sus muertes violentas; para lo cual tomare algunas de las noticias publicadas en los diarios locales El Tribuno y Nuevo Diario..
El artículo 1º de la Convención de Belém do Pará(1) define la violencia contra las mujeres como ?cualquier acción o conducta, basada en su género, que cause muerte, daño o sufrimiento físico, sexual o psicológico a la mujer, tanto en el ámbito público como en el privado.? En este tipo de violencia, denominada violencia de género, se evidencian entre las mujeres y los varones no sólo relaciones de poder asimétricas, sino también una distribución del poder desigual, en donde las mujeres terminan siendo desvalorizadas y subordinadas al colectivo de varones. De manera que el ser mujer termina convirtiéndose en un factor de riesgo para ser víctima de violencia.
Ante la necesidad de analizar estos fenómenos desde una perspectiva que de cuenta de las causas por la que las mujeres son víctimas de violencia de género, el feminismo teórico y político fue instaurando un nuevo orden de designaciones. Sobre la idea de que conceptualizar es no sólo politizar, sino también visibilizar y desnaturalizar, Celia Amorós (2008, 219) criticará las ?heterodesiganciones?, para las cuales ?la Mujer como término genérico expresa la idea de los varones acerca de cómo las mujeres deben ser, de cómo deberán cumplir con lo que ellos conciben como `lo femenino´?. Esto forma parte de la ideología patriarcal, que es interpretada por Amorós como ?el conjunto de representaciones ?más o menos concientes- que funcionan a la vez como causa y como precipitado simbólico de determinadas prácticas sociales?. Para esta ideología la masculinidad es jerarquizada y pertenecer a ella otorga prestigio, mientras la subordinación de la mujer es naturalizada y ella pasa a funcionar como un objeto de transacción de los pactos que acuerdan algunos varones. Y la violencia ejercida contra ellas hace las veces de castigos ejemplificadores para que otras no transgredan o intenten cambiar el orden patriarcal.
Marcela Lagarde (2008) sostiene a su vez que es necesario diferenciar dentro de la violencia de género sus diversas formas y matices, lo cual permitirá hacer visible en ésta violencia su dimensión de mecanismo político en donde la masculinidad se consolida y reproduce como un sistema de prestigio. Lagarde distingue dentro de la violencia de género ?la violencia sexual ?la violación, el estupro, el incesto, el acoso-, la violencia conyugal y familiar, la callejera, y otras formas de violencia de género: laboral, patrimonial, psicológica, intelectual, simbólica, lingüística, económica, jurídica y política?(A.P. 2008, pag.265).
Seguimientos de la violencia de género
Los medios de comunicación no son espacios neutrales, son intermediarios entre la realidad y las audiencias, y terminan destacando y relatando lo que quieren determinados grupos de poder. Por eso incorporar en el análisis y realización de las notas la dimensión del poder también es fundamental, su dinámica en las relaciones entre hombres y mujeres y las características que toma en los medios por ser espacios simbólicos. Cisneros y Barcaglioni citando a Aurora Marco señalan que ?A través de la prensa se va transmitiendo -o creando- pautas culturales, modelos culturales arraigados en la sociedad. Prestar atención a los valores de los medios evitará que se sigan transmitiendo estereotipos de género o mensajes violentos?.
Para aproximarnos e estas líneas veremos que en el diario El Tribuno de 10 de enero de este año titula una noticia, en la sección llamada A FONDO en página central, ?Preocupación en la Justicia por el nivel de violencia en la familia?, en donde dan a conocer que durante el 2008 ?se denunciaron por día, unos 41 casos de golpes o amenazas en el hogar?, sumando 15.049 causas sobre ?agresiones domésticas?. Destacan del informe el incremento producido desde el 2004 al 2008, pero no se desagregan los datos según sexo, edad, y tipo de relación entre víctima y victimario. Y sí plantean que se hará un mapa de número de denuncias según localidad e incidentes relacionados con el consumo de alcohol o drogas y la edad de los involucrados, ?Además, se busca visualizar si predomina la violencia física, económica o psíquicas en las familias?, pero en ningún momento se habla de la violencia hacia las mujeres como una problemática de género o de desigualdad en la distribución de poder entre varones y mujeres. En la misma sección de El Tribuno del 27 de Abril titula ?Violencia familiar. En Salta hay 2 víctimas por hora?(2), allí destacan que en otro reciente informe del Poder Judicial se indica que las más agredidas son las mujeres, seguidas de los niños y adolescentes, ?Sólo entre enero y marzo se registraron en Capital y alrededores 5.902 casos: un promedio de 2,7 por hora?, el pequeño avance que se registra es la diferenciación de sexos, que la realizan sólo en las cifras de marzo y de la primera quincena de abril, en donde 1.592 son víctimas mujeres y 654 son víctimas varones. La deficiencia que presenta es que en las últimas cifras no se especifica las edades promedios de los varones: si son niños, adultos, ancianos o si se tratan de contradenuncias presentadas.
En el análisis de los casos que aparecen en los diarios hay dificultades para trabajar desde una perspectiva de género, al igual que en la misma Justicia. En la misma Ley provincial Nº 7403 de Protección de Víctimas de Violencia Familiar, en ningún momento se habla de la violencia hacia las mujeres y niñas como una problemática de género.
El Nuevo Diario del 12 de mayo titula un a nota: ?Sigue en aumento la violencia doméstica?(3), señalan que ?Más de 900 personas en Salta fueron víctimas de hechos de violencia familiar solo en la primer quincena de abril, según un relevamiento realizado por la Corte de Justicia de Salta?. Destacan, además, la firma de un acta compromiso para la atención interestatal de los casos de ?violencia familiar? por los representantes de los estados provinciales de Salta, Santiago del Estero, Tucumán, Jujuy y Catamarca. En el documento se sostiene que ?la violencia doméstica constituye un problema complejo en la sociedad actual que concierne a todos los sectores del Estado y por lo tanto tiene que ser considerado en la planificación de las políticas públicas?.
Así, hasta el momento no hemos registrado avances significativos en la cobertura noticiosa de los mencionados matutinos; de alguna manera siguen naturalizando los hechos de violencia de género, que continúan siendo calificados como hechos de violencia doméstica o familiar, o buscan justificativos o motivos para la violencia en los celos, infidelidades, alcohol, drogas, separación de las parejas, etc. Con lo que el lector no identifica que en el centro se encuentra la violencia ejercida hacia las mujeres por el sólo hecho de ser mujeres, y encubre el sistema de control, explicito e implícito- al que es sometido el colectivo de las mujeres.
Pero no podemos desconocer que en los últimos años se vienen dando pasos en otros medios de comunicación alternativos, como algunas páginas web o semanarios digitales. Uno de los pasos dados hacia la visibilización de la violencia de género es la búsqueda y organización desde distintos ámbitos del periodismo para poder abordar las notas desde un enfoque de género. Como señala Sonia Santoro, ?el Periodismo con enfoque de género se propone analizar la información preguntándonos si afecta de manera diferente a mujeres y varones teniendo en cuenta la construcción social sobre sus roles?. El abordar los hechos desde esta perspectiva implica el preguntarse y reflexionar sobre la diferencia que existe en la manera en que la violencia afecta a mujeres y a varones dentro de nuestra sociedad.
Tratamiento de un caso de violación
Otra forma de tratamiento que dan los medios de prensa es a los casos de violación, los que también carecen de una perspectiva de género en su análisis; y las notas se limitan a descripciones que contribuyen a alimentar el morbo de muchos lectores.
La sociedad salteña se vio conmovida la primera semana de febrero al salir en los medios la noticia de una aberrante violación de la cual fue víctima una adolescente de 16 años, de familia pobre, y que vive en un barrio periférico al centro. La adolescente fue citada por uno de los imputados, al que conoció por medio de un contacto por internet, a un edificio de la zona céntrica de la Capital el 2 de febrero, donde fue violada por el y tres de sus amigos mientras un quinto sacaba fotografías; todos son mayores de edad, de clase media y tienen entre 22 y 23 años.
Este caso fue llamado como ?la chica del chat? por la prensa local, título que adquiere un tono peyorativo. El Tribuno del 8 de febrero dice ?Mañana se entregarán los violadores de la chica del chat? y continúa ?Todo indica que le tendieron una trampa: fingieron una cita amorosa con uno y se le abalanzaron los demás???la adolescente, quien presenta un leve retraso madurativo -según la policía- es una persona muy confiada e inocente?.
Rita Segato sostiene que ?los crímenes sexuales no son obra de desviados individuales, enfermos mentales o anomalías sociales, sino expresiones de una estructura simbólica profunda que organiza nuestros actos y nuestras fantasías y les confiere inteligibilidad. En otras palabras, el agresor y la colectividad comparten el imaginario de género, hablan el mismo lenguaje, pueden entenderse?. En el acto de violación perece la voluntad, la moral de la víctima, su cuerpo es consumido, apropiado por el otro, y existe sólo como parte del proyecto del victimario. En el caso de violación que se viene tratando El Nuevo Diario del 8 de febrero ratifica esta concepción ya que señala según declaraciones del testigos que ??el quinto de ellos (de los imputados) era motivo de cargadas por parte de los otros cuatro porque no había intervenido en la violación? Posteriormente las pericias psicológicas realizadas a tres de los acusados, en nota del Tribuno del 11 de marzo, muestran algo del imaginario de género compartido por los acusados, pues señala:
Adrian Zurita (23 años): ??Desvaloriza a la mujer, a la que considera un objeto para satisfacer sus demandas?
Kevin Lovy (22): ?Tiene un concepto desvalorizado de la mujer a quien la ve como intelectualmente inferior. La figura femenina es representada como un depósito en el cual pueden introducirse elementos desechables y desagradables?
Leandro Segura (23): ??considera a la mujer como objeto, inferior al hombre y sin valor, considera al hombre imponente, invasivo, que no respeta límites?
El defensor de cuatro de los imputados declaró, en El Tribuno del 10 de febrero, ?tenemos pruebas suficientes como para probar que mis clientes no abusaron de nadie, y numerosos testigos que pueden certificar lo que estoy diciendo? Hasta el momento aparecen como monstruos, pero vamos a probar que todo lo que ocurrió fue con consentimiento de la chica.(4)
Mientras los abogados querellantes en representación de los padres de la menor, Tania Kiriacos y Roberto Elio Gareca , solicitaron que la menor declare a través de Cámara Gesell, para evitar su revictimización y que la grabación se utilice para todo análisis o pericias necesarias posteriores. El crimen fue caratulado como ?abuso sexual con acceso carnal agravado por el número de participantes? al que pidieron que se le adose el de ?gravemente ultrajante?. La abogada querellante fundamento la ampliación de la carátula al ver las imágenes fotográficas presentadas por la defensa de los imputados ?(en ellas) se ven actos sodomitas, ´no acreditan consentimiento de la niña sino, lisa y llanamente, una violación gravemente ultrajante por el tiempo, número de personas y por los indescriptibles actos de degradación a la que fue sometida. Es un agravio al género, una afrenta a todas la mujeres del mundo??.
Feminicidio en Salta: tratamiento de la prensa
Otro de los conceptos que ayuda a visibilizar una de las formas extremas de la violencia hacia las mujeres, y que aún se encuentra en construcción es el de feminicidio o femicidio. Su conceptualización contribuye a poner de relieve la existencia de una grave violación de derechos humanos de las mujeres que se diferencia del simple asesinato u homicidio. Julia Monarrez Fragoso sostiene que etimológicamente hablando el término correcto es el de ?feminicidio?, puesto que se deriva correctamente del latín femina (mujer), cuyo genitivo es feminae; y caedo, caesum , que es matar, ?entonces la muerte de la mujer sería feminiscidium, y de allí pasamos a la palabra feminicidio? que significaría por lo tanto ?la muerte del ser femenino o con características de mujer.? Si bien en nuestro país algunas investigadoras y feministas teóricas emplean el término femicidio, a diferencia de las corrientes feministas anglosajonas y americanas; en este trabajo emplearé el de feminicidio.
Jane Caputi y Diana E. H. Russell, en 1990 definían conceptualmente al feminicidio como ?la forma más extrema de terrorismo sexista motivado por odio, desprecio, placer o sentido de propiedad sobre una mujer?, sosteniendo que llamar feminicidio al asesinato misógino elimina la ambigüedad del empleo los términos homicidio y asesinato.
La definición de los crímenes contra mujeres y la tipificación de sus diversas modalidades es una polémica emergente y todavía en construcción en el feminismo teórico contemporáneo. Y los debates giran en torno a determinar si esta es una categoría específica o si se la puede aplicar a todo tipo de muertes de mujeres como consecuencias de prácticas o mandatos culturales, como la ??mutilación genital (clitoridectomía, escisión, infibulación), operaciones ginecológicas innecesarias (histerectomías gratuitas), heterosexualidad forzada, esterilización forzada, maternidad forzada (mediante la criminalización de los anticonceptivos y el aborto), psicocirugía, negación de alimentos a las mujeres en algunas culturas, cirugía cosmética y otras mutilaciones en nombre de la belleza?. (Caputi y Russell, 2008).
Jane Caputi y Diana E.H. Rusell han escrito en Feminicidio: La política del asesinato de las mujeres que, en algunas sociedades predominantemente patriarcales,?la misoginia no sólo produce violencia contra las mujeres, sino que distorsiona la cobertura informativa de los crímenes. Femicidio, violación y maltrato?, escriben dichas feministas, ?son ignorados de varios modos o expuestos en forma sensacionalista por la prensa, dependiendo de la raza de la victima, de su clase social y su atractivo fisonómico (es decir, de los patrones masculinos)?. Tanto en las fuerzas de seguridad como en los diferentes medios de comunicación a la apatía se le suma el uso de estereotipos peyorativos, la inculpación y la revictimización.
En los diarios locales se continúan refiriendo a ellos como crímenes o dramas pasionales o que una mujer fue víctima de la pasión, etc. Terminología que contribuye a ocultar además de las relaciones de poder desiguales, la convicción de que las mujeres les pertenecen a los varones, y que pueden disponer de sus vidas o matarlas ante cualquier arrebato de celos o en medio de discusiones desencontradas bajo ?emoción violenta?.
En nuestro país y en Salta no existen registros oficiales que den cuenta del número de víctimas de feminicidio ya que los registros que se realizan son efectuados por organizaciones no gubernamentales y grupos de investigación sobre violencia de género, etc. El realizado por Artemisa Noticias, red de periodistas que abordan las diferentes noticias desde una perspectiva de género, sostienen que la curva de feminicidios va en ascenso, pues en 2006 se registraron 68 casos, en 2007 95 casos y en 2008(5) 105 casos de muertes. Los datos surgen del monitoreo elaborado por ellas a partir de la información de los principales diarios nacionales y de las tres agencias de noticias nacionales (Telam, Dyn y NA). (Barcaglioni, 2009).
Sin embargo, existe un importante margen de error en los números puesto que los periódicos no escriben notas de cada una de las muertes violentas contra las mujeres, ni dan un seguimiento puntual al procedimiento que se siguió en cada caso. A pesar de que las cifras siguen siendo inexactas e imprecisas, este esfuerzo de las organizaciones permite tener una idea de la magnitud del problema. Esto nos pone ante la necesidad de aplicar las herramientas estadísticas a la problemática del feminicidio para buscar soluciones y establecer con mayor claridad las causas, relaciones y lógicas que dan lugar al feminicidio.
Para ejemplificar el tratamiento de feminicidio, en este caso de un feminicidio íntimo, siguiendo la clasificación de Cisneros, tomaré un caso del 2008. Julieta Mónica Arias, una vigiladota privada de 32 años; desapareció el 30 de Julio de 2008 y su cuerpo fue hallado el 2 de septiembre de 2008, enterrado en el fondo de la casa que compartiera con su ex esposo, Ariel Sixto Delgado (35 años) en el Barrio Siglo XXI(6). El Tribuno del 3-09-08 señala ?La Negra como le decían sus seres queridos, tuvo dos hijas de 12 y 16 años con el acusado, con quien se encontraba separada de hecho desde agosto del año pasado y mantenía una conflictiva relación? la mujer llegó a denunciarlo 13 veces por maltrato?. En el mismo diario del 9-09-08, buscando un motivo para el horrendo feminicidio dice ?? todo indica que el causante estaba loco de celos ya que su ex pareja había entablado una relación con otra persona?. Y continúa ?Trascendidos en torno al origen del crimen, salidos de boca de la gente del barrio donde vivió el matrimonio, señalaron que hubo una serie de infidelidades entre ambo??. El ex marido y feminicida de Julieta, Ariel Delgado, ?cuando fue encarado por los policías que hallaron el cadáver, dijo, casi con cinismo, ´se me fue la mano??.
El Tribuno del 10-09-08 señala ?El cuerpo de la mujer estaba enterrado muy cerca de la superficie y comenzó a despedir fuertes olores, por eso creemos que Delgado?mato a los animales y los sepultó a unos 20 metros del cadáver?.
En el tratamiento del caso vemos que los periodistas emplean términos peyorativos para referirse a la víctima, como ?la negra?, escarban en su vida privada y personal, al detenerse en cuestiones sobre su fidelidad o no. Luego se detienen en los detalles macabros del caso, al detenerse en el tratamiento que Delgado dio al cadáver de Julieta. Se explayan también en cuestiones relacionadas con su maternidad: la madre de la víctima declara que ??se llevaba bien con su hija, pero tras la separación de ella comenzaron los roces porque, según dijo, trabajaba mucho y no se hacía cargo de sus hijas como ella creía que debía?, Miriam Arias, gemela de la víctima señala que ??ella se iba a trabajar a cualquier hora que la llamaban, y las dejaba con mi mamá o con su suegra?.
La intimidad de la víctima una vez más queda expuesta a la opinión pública, mientras que la intimidad del victimario en cierta forma es resguardada, no indagan sobre si era buen o mal padre, sobre su vida personal, o sobre las 13 denuncias que pesaban en su contra antes que cometa el horrendo feminicidio. En El Tribuno del 4-09-08 dice de Ariel Delgado, que trabajaba en la sede del Partido Justicialista como conserje ?Sin embargo, por consejo de su abogado, Holver Martínez, el sujeto se abstuvo de seguir declarando?. Y se publica solo la declaración de su madre quien opina ?No puedo creer lo que paso?Mi hijo la quería, por eso no puedo entender que lo haya hecho. Pido justicia, pero también espero que Dios se apiade de el por lo que hizo?.
La violencia de género y los feminicidios no deben considerarse como un asunto de índole privado, sino como un fenómeno histórico, social, de orden cultural y también político, que fundamentalmente se ejerce para disciplinar a las mujeres en un sistema que permite y aprueba-no sin fisuras- la desvalorización de las mismas y la distribución del poder en forma asimétrica generando vulnerabilidad y desventajas para las mujeres. Algunas feministas consideran estos fenómenos como verdaderas ?epidemias?, por la rápida propagación y crecimiento que tienen estos casos en diferentes lugares del mundo, ante la poca acción, omisión o ausencia de los Estados.
Vemos que es imperiosa la incorporación en las políticas públicas y en nuestras sociedades de la mirada de género que permitan desentrañar y desenmascarar los roles y mandatos culturales que socialmente se espera sean cumplidos por mujeres y varones. El comprender la complejidad que entraña la violencia de género y el feminicidio; nos permitirá, asimismo pensar en estrategias y producir conocimiento teórico y acciones prácticas destinadas a la doble tarea de crear conciencia y aproximarnos a posibles soluciones.
* Institución: Universidad Nacional de Salta.
Eje Temático V
Violencia ? género – prensa
Bibliografía:
¨ BARGAGLIONI, Gabriela: Femicidios: una curva en ascenso, en www.artemisanoticias.com.ar,.| 22. de Enero de 2009
¨ CISNEROS, Susana y Gabriela BARCAGLIONI (2008) Femicidio: Un recorrido desde la Comunicación y el Derecho. En IX Jornadas Nacionales de Historia de las Mujeres y IV Congreso Iberoamericano de Estudios de Genero. Rosario, Argentina.
¨ Cisneros, Susana (2005) El femicidio íntimo, en Femicidios e impunidad. Bs.As. Cecym.
¨ Feminicidios en América Latina (Marzo de 2006). Documento elaborado con motivo de la Audiencia sobre ?Feminicidio en América Latina? ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos.
¨ VELÁZQUEZ, S. (2003): Violencias cotidianas, violencias de género. Buenos Aires, Paidós
¨ SEGATO Rita Laura (2004) Territorio, soberanía y crímenes de segundo Estado: la escritura en el cuerpo de las mujeres asesinadas en Ciudad Juárez. Serie Antropología. Brasilia.
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(1)La cual fue ratificada por todos los Estados de América Latina y del Caribe, al que Argentina adhirió en 1996.
(2) Este informe fue hecho público en el marco de encuentro, el 24 de Abril, entre miembros de la Corte de Justicia de Salta con representantes de la Corte Suprema de Justicia de la Nación, en Buenos Aires, junto a representantes de Santiago de Estero, Jujuy, Tucumán y Catamarca para analizar el tema.
(3) El subrayado y las negritas son puestos por la autora.
(4) El argumento de que la adolescente consintió puede ser rebatido por las pericias psicológicas realizadas a la menor, las cuales concluyen que su edad mental es de 11 años y ½, por lo que no puede consentir a algo que no entiende acabadamente.
(5) La edad de las víctimas también es significativa pues en el 33,3 por ciento de los femicidios registrados durante el 2008 las víctimas tenían entre 15 y 24 años. El dato refuerza el planteo que vincula la etapa vital de las mujeres asesinadas (mujeres jóvenes con deseos de proyectos laborales y profesionales en la plenitud de las posibilidades) con otro aspecto que señalan Diana Russell y Jill Radford: »cuando la supremacía masculina es desafiada, el terrorismo es intensificado»
(6) Barrio que se encuentra en la zona sudeste de la Ciudad de Salta.
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