Haciendo historia

FEMINISMOS DE LA DÉCADA ’80 Y ’90 :LA RUTA CRÍTICA DE UNA LUCHA QUE NO CESA

Dice la feminista Graciela Morgade (2000,103)’’El feminismo, siempre trabajó de cara al futuro. Con los pies en la tierra y la mirada en el horizonte. Con las manos en la urgencia y la fantasía en el proyecto. La injusticia, la pobreza, la violencia…la alienación, el encierro, la renuncia…son nuestros motivos. ¡Qué exista el feminismo, hasta que acabe el sufrimiento!’’.

Una muy buena reflexión para graficar el devenir de los feminismos de los años ’80 y 90,en Argentina, en un siglo marcado por cambios profundos, en que, el avance de los derechos de las mujeres se dieron de manera errática y muy desigual. Las tensiones entre Rusia y EEUU, la revolución tecnológica de las computadoras de uso masivo ,la posibilidad de contar con Internet, la caída de gobiernos dictatoriales en América Latina y el Caribe, el fuerte endeudamiento externo heredado de los gobiernos de facto, la caída del Estado de Bienestar, la sobredimensión de los valores’’ cristianos y occidentales’’ impuestas por el discurso dominante de las dictaduras militares-cívico-empresariales-religiosas, la inestabilidad política, provocada por sectores de poder y militares, ante la posibilidad cierta de que los genocidas fueran a juicio para responder por sus crímenes de lesa humanidad y terrorismo de Estado, fueron, algunos de los factores que marcaron la década del ’80.

Esta década, estuvo marcada por el inicio de los Encuentros Nacionales de Mujeres(1986) que se continuaron realizando a lo largo de las décadas, la creación de la Subsecretaría de la Mujer en el seno del Estado ,el ingreso de militantas feministas, como funcionarias estatales con el propósito de impulsar leyes y programas de gobierno a fin de mejorar la situación de desigualdad que afectaba a niñas y mujeres, la lucha junto a organizaciones de Derechos Humanos como el de Madres de Plaza de Mayo y la interacción con mujeres feministas de Latinoamérica y el Caribe como forma de fraguar alianzas, para lograr las acciones gubernamentales necesarias en cada país y presionar ante Naciones Unidas.

En los años ’90, el auge del neoliberalismo con la impronta del discurso único, el fin de las ideologías y el ‘’Fin de la Historia y el último hombre’’ (publicación de Francis Fukuyama,1992) inauguró una década de vaciamiento de la política. De privatización de servicios públicos-bajo la consigna que las empresas privadas prestarían un mejor y eficiente servicio. De elevados índices de pobreza e indigencia en sectores medios y vulnerados.

La violencia institucional, se eleva a niveles de inhumanidad. En provincias como Salta y Neuquén, consecuencia de despidos masivos de empresas petrolíferas, las mujeres de los desempleados, salen a cortar rutas junto a sus hijxs, lo que dará nacimiento al movimiento piquetero, cuyas acciones consistían en cortar rutas y calles, ollas populares, como forma de protesta y resistencia, frente a un gobierno y un sistema excluyente, abandónico social.

Si bien es cierto que, en esta década, en la Ciudad de Buenos Aires, no se llevaban a cabo las movilizaciones multitudinarias de la década anterior, hay que destacar, que no pasaba lo mismo en muchas provincias de Argentina, donde los movimientos piqueteros, luego designados como movimientos sociales, no daban tregua a los gobiernos locales, con sus demandas. Tanto en Neuquén. como en Salta y luego Jujuy, fueron las mujeres las que, inicialmente, lideraron las protestas, y se pusieron frente a las marchas exigiendo justicia por sus hijxs asesinadxs por las fuerzas de seguridad.

Mujeres feministas de distintos espacios políticos de izquierda, logran permear, esos movimientos, al punto que, en poco tiempo, mujeres campesinas, rurales, originarias, criollas de villas y asentamientos, comienzan a participar de los Encuentros Nacionales de Mujeres.Ya nada, volvería a ser lo mismo.

Mientras, las mujeres profesionales y con conocimientos técnicos específicos, comienzan a organizarse en ONGs, ante la evidente ausencia del Estado. Estas mujeres, se constituyeron en las mediadoras entre las múltiples necesidades de niñas y mujeres, el Estado y organismos internacionales.( Cualquier parecido con la realidad actual, no es casualidad)

La mayoría de las feministas se involucraron en la lucha por la despenalización y legalización del aborto y el abolicionismo. Las mujeres lesbianas se organizarán con fuerza y se visibiliza la situación de las mujeres trans quienes, muy lentamente, comienzan a participar de los Encuentros Nacionales de Mujeres y más tarde, a integrar las Comisiones Organizadoras.

La institucionalización de gran parte del movimiento feminista, en esta etapa, mujeres que pasaron a cumplir funciones dentro del Estado, para distintos gobiernos, generó debates, cuestionamientos y divisiones. No solo hacia la endogamia de los movimientos, también se discutió como afectarían estos cambios, a los movimientos feministas, hacia afuera.

Se veía a estas ONGs, como satélites de los organismos estatales, muchos de los cuales, continuaban reproduciendo los modelos patriarcales operando y generando políticas, que la mayoría de las veces, no coincidían con el objeto de las ONGs. De la misma manera, se miraba con cierta suspicacia, la influencia de los organismos internacionales, para determinar políticas de acción a cambio de financiamiento.

Se habló de la ‘’Oenegización’’ de la sociedad, como crítica a un Estado, que dejaba sus funciones obligatorias, en manos de la sociedad civil, en este caso, las mujeres..

Por otro lado, las feministas autodenominadas ‘’autónomas’’, que reflexionaban y accionaban desde otro lugar, sostenían que los derechos se ganaban a través de las luchas horizontales, combatiendo el sistema, lejos de los poderes reales y fácticos y sin ningún tipo de privilegio.

Si hablamos de las organizaciones que surgieron en CABA, podemos mencionar varias que se manifestaron al calor del advenimiento de la democracia: La Multisectorial de la Mujer, integrada por mujeres distintas procedencias políticas, sociales, sindicalistas, amas de casa, militantas de Derechos Humanos, lesbianas que, en 1984,en pleno gobierno alfonsinista, organizó una multitudinaria concentración en la Plaza de los Dos Congresos a fin de hacer públicas algunas demandas, que poco después se convertirían en leyes. Entre otras:

‘’la patria potestad conjunta al padre y la madre (1985), la Convención sobre la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación contra las Mujeres (1985), el convenio sobre la igualdad de oportunidades para trabajadores y trabajadoras con responsabilidades familiares (1986), el divorcio vincular (1987) y el derecho a pensión al cónyuge en matrimonio de hecho (1988).En 1987 se creó la Subsecretaría de la Mujer para dar espacio a políticas orientadas a las mujeres, de la que participaban distintas mujeres con perspectiva feminista e incluso militantes feministas. Estas nuevas leyes fueron un triunfo de las demandas de un movimiento feminista local pero también fueron el resultado de la presión’’Dra. Catalina Trebisacce,( Mujeres en lucha en Argentina,5)

Otras organizaciones de la época, fueron ATEM, feminista y antiimperialista (Asociación de Trabajo y Estudio sobre la Mujer)- 25 de noviembre, responsable de la publicación Brujas, que, luego de más de tres décadas continúa editándose.

La Dra, Trebisacce,(’’Mujeres en lucha’’,7) nos acerca nombres de Otras organizaciones feministas de la década: OFA -Organización Feminista Argentina, que era una reedición del MLF de la década anterior), Líbera, Alternativa feminista y Prisma, entre otras de menor envergadura. Todas ellas, junto a ATEM, participaban de Lugar de Mujer. Lugar de Mujer fue un espacio cultural y de encuentro entre mujeres ideado en 1983 por algunas antiguas militantes de la década anterior, concretamente de la UFA.’’ Lugar de Mujer, fue un espacio de recepción de denuncias y asistencia de víctimas de todas las violencias. Algunas de estas organizaciones, fundaron el ‘’Tribunal de Violencia contra la Mujer’’para asesorar, asistir y acompañar a mujeres víctimas de violencia física, psíquica y sexual.

Hacia mediados de los ’80, comenzaron a tejerse las agendas feministas transnacionales, con la participación de estas y otras feministas, en los Encuentros Latinoamericanos y del Caribe.

La Conferencia Mundial para el Examen y la Evaluación de los Logros del Decenio de las Naciones Unidas para la Mujer, llevada a cabo en Nairobi, y la Conferencia de Brasil, en ese mismo año, impulsaron a las feministas de Argentina a trasladar las inquietudes locales, a los Encuentros Nacionales de Mujeres, que comenzaron en 1986, y, pese a las vicisitudes económicas, sociales y políticas, por las cuales atravesó nuestro país, las propuestas por la despenalización y legalización del aborto, tomaron fuerza, hasta convertirlo en ley.

El contexto de políticas neoliberales, de desempleo, pobreza de los ’90, no fue el mejor escenario para la participación, ni la posibilidad de incidencia en las políticas públicas para las mujeres. No obstante, se logró en 1991(1992) en algunas provincias. La Ley de Cupo Femenino, o participación en las listas de representación política, en cuotas. En 1994, se reformó la Constitución Nacional, que otorgó rango constitucional a tratados internacionales como el de la Convención sobre la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación Contra la Mujer (CEDAW)

En esta década, se incorporan al movimiento feminista, mujeres del campo popular, como las piqueteras, se profundiza la lucha por el aborto y el abolicionismo .Las mujeres lesbianas se afianzan en su inserción al movimiento, con organizaciones como “Las lunas y las Otras”, “Lesbianas a la Vista”, l Frente Sáfico (FRESA) que lo integran las Lilith, Las Lunas y las Otras, Grupo Autogestivo de Lesbianas, entre otros (Tarducci, 2014 ) en Trebisacce,(’’Mujeres en lucha’’,11).

Los feminismos de los ’90, se nutren de los aportes de las feministas tradicionales, lesbianas, trans y mujeres populares. Miradas que resignificarán las luchas feministas y del espacio LGBTTIQ+no binarias, hasta estos días.

En los años ’80, luego de un período de  atroz dictadura, los organismos de Derechos Humanos, lograron hacer repensar la violación a los Derechos Humanos, como un punto importante de la agenda feminista. Por otro lado, las feministas reflexionaron acerca de la reconceptualización de los Derechos Humanos.Se expresa en la realidad concreta, la multiplicación de las ONGs, validadas por los gobiernos locales y organismos internacionales. Las mujeres lesbianas comienzan a poner en tensión la heteronormatividad y las construcciones binarias. La interacción con feministas latinoamericanas y el Caribe, abrirá, horizontes insospechados que pondrán en discusión, las premisas del feminismo tradicional.

Hacia los años ’90, la incorporación de mujeres populares a los movimientos feministas, lograrán que se las deje de mirar como objeto de investigación y teorización, para convertirse en compañeras de lucha.Son quienes, más adelante, formarán parte de los feminismos populares y comunitarios.

Las mujeres lesbianas, comienzan a participar en talleres propios y específicos, dentro de los Encuentros Nacionales de Mujeres. Junto a las exigencias de ser vistas como sujetas políticas, con sus singularidades dentro del movimiento feminista, con historias propias pero, inmersas en una lucha común contra el patriarcado.Como las mujeres trans, uno de los sectores más vulnerados de la sociedad, quienes, mucho antes que se sancionara la Ley de Identidad de Género, batallaban para ser reconocidas con sus identidades autopercibidas.

El sistema neoliberal, que excluye, racializa, discrimina, violenta a mujeres de distintas identidades sexuales y de género, ha sido uno de los factores que hizo pensar al feminismo tradicional, que la salida es lesbotransfeminista, comunitaria, igualitaria y amorosa.

Por eso, es la mirada interseccional que nos descubre una multiplicidad de formas de habitar los feminismos. Mujeres originarias, obreras, amas de casa, de clase media, campesinas, afrodescendientes,migrantes, mujeres en situación de calle, mujeres lesbianas, travestis, trans, bisexuales, intersex, queer, no binarias, mujeres cis heterosexuales. No puede leerse un feminismo que no se narre, partir de la diversidad. El patriarcado, aún con la posibilidad de mimetizarse, es uno solo.Las formas, las estrategias, para enfrentarlo, son muchas ,tantas, como tantos feminismos hay.En esas luchas ,estamos.

Imagen : Qué Digital