El nombre de Eulogia Tapia quedará, por siempre, trenzado al perfume de los alfalfares de La Poma, al estridente canto de sus ríos, y a cada copla que, como el incesante viento de las tardes, estremece los molles y trigales.
Nació en Ampostuya, un paraje en la falda de algún cerro, próximo a Saladillo, donde cursó un año de la escuela primaria porque?el maestro faltaba, no era tan exigido como ahora?.
Alternando estudios con el pastoreo de chivas, vacas y ovejas, vagando por cerros de los que quiso huir, porque les teme, o hundiendo sus piernas flacas en el barro gredoso del potrero. Recuerda con satisfacción, que ?el papá y la mamá sembraban arvejas, maíz ,haba, trigo, cebada, lentejas, de todo, pero todo se daba lindo, entonces en noviembre ya estaba el alfa toda florida, moradita estaba floreciendo ,ahora no, ahora no hay nada?. Y reflexiona con la sabiduría de los que siempre trabajaron la tierra?Ya no se da, tiene que ser por los años de la tierra, antes sembrábamos y salía semejante montón de habas y no había en que trasladarlo, teníamos que venderlo en verde, así que tenía que ir todo a San Antonio a lomo de mula, en un viaje que duraba dos días y medio ,andando de noche?.Cuenta que junto a sus once hermanos? medidito comíamos antes, nosotros lo que más comíamos era el frangollo, la harina blanda molida en el molino, el maíz era pelado en el mortero a mano, a pulso, todo así era; ahora para comer un fideo o un arroz, eso era de vez en cuando, una vez por semana, así que eso era una cosa muy rica para nosotros?.
Se fue, junto a su madrina, en uno de esos viajes y por razones de edad, sólo pudo cursar hasta cuarto grado de la primaria, en la Escuela Hogar de San Antonio de los Cobres y un año de Corte y Confección, que le dejó muchas alegrías y algún sueño sin cumplir. Allí se olvidó de las ojotas, calzó zapatillas, por primera vez y zapatos de suela, los días de fiesta.
Luego de prestar servicios como empleada doméstica en un hospedaje de Cachi un par de años, y de servir en fincas vecinas donde no siempre la trataron bien, después de trabajar como cocinera en la escuela de Saladillo, con toda su juventud y con dos hijas, decidió casarse con Abilio Choque, fiel compañero, peón de campos ajenos, que todavía espera por una jubilación que no llegará. El temor, la hizo huir de las alturas de los cerros donde vivió unos pocos años?allá hay una parte que le dicen Falda,- dice señalando los cerros que rodean su humilde ranchito-de un tal Torres, el me ha dado ovejas al partir, es cuando usted agarra, le dan cien o doscientas ovejas y esas ovejas usted tiene que cuidarlas y después ya cuando paren y tienen cría, eso se parten, todos los chiquitos, los grandes no, los grandes quedan para el dueño, así es al partir ,los chiquitos, los que levantan, los que quedan vivos se parten, mitad para el dueño, mitad para el que los ha cuidado. Ahí he estado como tres años, después no me gustó el cerro, porque el cerro es muy fiero, el cerro era una zona profunda que te perdías y no salías más nunca, no me gustaba, nos hemos apartado, nos vinimos hemos arrendado acá en El Mollar y de ahí arrendamos esto, porque esto es arrendadito también?.
Candorosa por momentos, pícara en otros, recuerda el memorable día de carnaval, cuando conoció a Manuel J. Castilla(2) y al doctor Gustavo ?Cuchi? Leguizamón(3) ,de quienes creyó, hasta mucho tiempo después, que ?eran unos gauchos cualquiera, que cantaban y nada más? Entonces , las fiestas de carnaval se celebraban en el Pueblo Histórico, un caserío derruido, que se conserva como reliquia, del antiguo pueblo de La Poma, que fue desvastado por un terremoto producido por los volcanes Los Gemelos, que castigaron con piedras y lava a la población, en un fatídico día de 1930.
Año a año, se levantaban allí las carpas de los carnavales. Entre las más frecuentadas se hallaba ?La Garza?, donde se bailaba, y? Flor del Pago?, un almacén de Nicanor Juan Mamaní y Amanda Aramayo de Mamaní.?Nos hemos puesto a cantar. Primero a folclorear, ellos tocaban con la guitarra, todos bailábamos, hasta tarde, ellos cantaban con guitarra y nosotros con caja, y ya bien mamados que estaban, después se han comenzado a retirar más, más y más, ya nos hemos puesto en contrapunto, primero estaban bien pegadores, y después ya han comenzado a mermar y cuando han comenzado a bajar ellos, yo he comenzado a aumentar más, he comenzado a pegarles más y bueno, después, se han rendido?narra, mientras ríe con una risa traviesa. Cuando sucedieron estos hechos que los poetas inmortalizaron en una zamba, Eulogia era casi una niña de apenas quince años.
Hubiera querido ser modista o ingeniera, pero salió buena coplera, porque esa es la estrella que Dios le dio, según su madre. La estrella con voz de copla que, para el mundo, tiene nombre: Eulogia Tapia, La Pomeña.
Eulogia cuenta ?esa noche hemos cantado, al otro día, han ido ellos para arriba, en un tractor, y yo estaba en un potrero cortando alfalfa, con mi papá y ahí llegan y sacan la zamba, porque la zamba dice tal como estaba. En mi casa tengo un sauce, que da sombra, pero ellos no han llegado a la casa y desde el potrero han mirado, desde ahí, no los he vuelto a ver más?.
Casi ajena a la curiosidad y al alboroto que despiertan su nombre y su historia, Eulogia, continúa pastoreando animales, trabajando tierra arrendada, tratando de que el único ingreso, un magro subsidio, alcance para cubrir sus más elementales necesidades. Mientras, asiste a los talleres del programa PROINDER,(4) del Programa Social Agropecuario, donde junto a mujeres del lugar, aprende a fabricar su propia cocina, a producir verduras en un invernadero, e incorporar información acerca de la Salud Sexual y Reproductiva .
Eulogia es vivaz y cálida, como el aire que se respira en La Poma, donde, en cada sendero, cada árbol, cada rincón, hay un pedazo de su copla.
(1) ?Para llegar a la Poma se parte desde Salta capital por la ruta provincial Nº 68, se pasa por las localidades de Cerrillos, La Merced, El Carril, hasta Chicoana. Luego se accede a la Quebrada de Escoipe hasta Payogasta por la ruta provincial 33.Entre Escoipe y Payogasta se encuentra la sinuosa Cuesta del Obispo, después el camino comienza a erizarse de cactus cuando se cruza el Parque Nacional Los Cardones. En Payogasta el camino se abre en dos, se debe tomar el de la mano derecha y transitar unos 33 kilómetros por la Ruta Nacional Nº 40, antes de llegar a La Poma. Desde la ciudad de Salta se recorren 190 kilómetros, en un viaje que dura aproximadamente 5 horas. Aunque existen algunos vestigios precolombinos, el primer dato registrado es el del colonizador español, Manuel Félix de Soltevilla, quién llegó a este lugar dos siglos después del descubrimiento de América. La Poma fue semidestruida por un terremoto ,ocurrido el 24/12/1930.Un sector del caserío de adobe fue reconstruido y otro fue edificado a una distancia de un kilómetro junto al Río Peña, en su desembocadura sobre el río Calchaquí.
(2) Notable poeta, periodista y escritor salteño ( 1918 -1980), una de las voces más significativas de la poesía argentina contemporánea. Autor de ?Cantos del gozante? y ?De sólo estar?, entre otras obras.
(3) Músico salteño, compositor e intérprete excepcional, de nuestra música folklórica. Fue además, abogado, diputado provincial, profesor de historia y filosofía. Compuso la letra y música de las más recordadas zambas, chacareras, carnavalitos y vidalas del folklore argentino.
(4) Proyecto de Desarrollo de Pequeños Productores Agropecuarios.
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