» Se ve como se construye una noticia, la música que se utiliza y hasta hablar de un caso como si fuera un hecho aislado», explicó Miriam Pelazas, del Observatorio de Radio y Televisión.
Casi la mitad de las ocasiones en que se habla de violencia contra las mujeres en la televisión, el abordaje es “completamente discriminatorio y alejado de toda perspectiva de género o derechos”, según se desprende del informe “Prácticas y discursos discriminatorios en la TV 2015” presentado hoy por el Observatorio de Radio y Televisión.
Realizado durante la semana en la que tuvo lugar la marcha “Ni una menos” (del 1 al 7 de junio), el monitoreo mostró que del total de las veces que se relevó el tema violencia contra las mujeres, “el 25 por ciento fueron abordajes positivos por ser inclusivos”, mientras que “el 48 por ciento han sido completamente discriminatorios y alejados de toda perspectiva de género o derechos”.
También constituyen tratamientos negativos aquellos “que no apelan a fuentes o cuando éstas no son las óptimas, como cuando se pide testimonio al vecino o cuando son muy cercanas a la víctima, pero son abordadas cuando están en shock, porque lo que se busca es el morbo”, explicó la coordinadora de este organismo que integran el Inadi, la Afsca y el Consejo Nacional de las Mujeres.
No obstante, el estudio mostró también que a diferencia de lo que ocurre con el total de menciones a la violencia contra las mujeres, “el total de registros sobre (la marcha de) ‘Ni una menos’ fue mayormente inclusivo”, lo que Pelazas consideró “esperanzador”.
“Vemos que cuando (los comunicadores) piensan ‘tengo que hacer esto o hablar de esta forma’, lo han hecho mejor que en otros condiciones, pero a la vez encontramos que en ese mismo programa, que en ese segmento informa con perspectiva de género, al día siguiente o a las horas se olvida de esto”, indicó.
El estudio mostró también que los dos programas que reúnen el mayor número de tratamientos discriminatorios sobre la totalidad de ejes analizados (violencia contra las mujeres, discapacidad, situación socio económica, diversidad sexual, estado de salud, edad, aspecto físico, migrantes, etnia, religión y nacionalidad), son de ficción.
Se trata de “Casados con hijos”, de Telefé, y la telenovela mexicana “Yo no creo en los hombres”, que se emitía por Canal 9; seguidos por Intrusos (canal 2) y Duro de Domar (Canal 9).
“El tratamiento discriminatorio es más frecuente en ficciones, sobre todo las telenovelas, porque ahí los personajes tienen que ser muy marcados y esterotípicos. Por ejemplo, si un personaje tiene una discapacidad tienen que ser un castigo divino, o está especulando con eso, o es algo que se supera al final como si no se pudiera ser feliz con una discapacidad”, graficó Pelazas.
En ocasiones, el tratamiento no inclusivo de las temáticas analizadas tiene que ver con el anacronismo que implica la emisión de programas muy antiguos -como es el caso de «Casados con hijos»- o con el desafasaje cultural operado cuando el producto es un enlatado originario de otro país.
“Muchas de la discriminación detectada no significa que necesariamente la televisión actual es discriminatoria; en tanto y en cuanto sigan pasando enlatados, remiten a una sociedad donde no existía el concepto violencia mediática, la ley de identidad género, matrimonio igualitario o de protección integral hacia las mujeres”, sostuvo la especialista.
Los objetivos de este estudio que combinó métodos cuali y cuantitativos de investigación, fueron: “conocer qué tipos de discursos discriminatorios o estigmatizantes circulan a diario, analizar la cobertura de la movilización masiva ‘Ni Una menos’, identificar si los programas observados aparecen entre los reclamos de las audiencias recibidos por el Observatorio, producir recomendaciones(…) e insumos de información y análisis”.
A partir del análisis de 105 horas de la programación de los cinco canales de aire durante el 1 y el 7 de junio, se identificaron 191 segmentos referidos a algún eje de discriminación, y la violencia contra las mujeres fue la temática más recurrente (55 por ciento de los registros), seguido por el eje de discapacidad (10,3 por ciento) y el de la situación socioeconómica (10 por ciento).
“Estos informes se proponen llegar a las producciones periodísticas para promover una comunicación basada en derechos humanos con una perspectiva de género, en la que una persona ya no pueda ser identificada como ‘el trapito baleado’”, concluyó.
Imagen : sitiosfuente.info