Maximiliano Javier Sosa tiene 3 años, y está desaparecido desde el pasado 21 de diciembre de 2015. Tiene tez trigueña, una estatura de 80 centímetros, cabellos castaños, ojos marrones y contextura delgada.
Aunque sin la desesperación de aquel 21 de diciembre de 2015, la población de Ceres, en el departamento San Cristóbal, a 270 kilómetros al noroeste de esta capital, sigue tras la búsqueda de Maximiliano Sosa, el menor de 3 años que fue visto por última vez hace seis meses, cuando salió de su casa de un barrio ubicado en el acceso sur de la ciudad, tras pedir permiso para jugar en la vivienda de un amiguito, a pocos metros de su habitación.
A Maxi se lo buscó por tierra, agua y aire, con aportes de helicópteros. No hubo y ni se encontró después ningún rastro vinculado con su desaparición.
La peor hipótesis es la que nadie quiere escuchar: Maxi habría sido «entregado por dinero» a una persona que lo llevó lejos de Ceres. Pero aunque los ojos de la justicia se posaron rápidamente en el grupo familiar (abuela, madre separada, padre biológico residente en las inmediaciones de donde desapareció el menor), no se reveló ningún indicio de culpa para que la causa pudiera avanzar. Ni siquiera la recompensa ofrecida de 100 mil pesos para quien aportara datos concretos sobre el caso ni las tres urnas habilitadas en lugares seguros de la ciudad para que se aportaran anónimamente datos que sirvieran a la causa alcanzaron para entusiasmar a eventuales testigos.
Por disposición de la Fiscalía Regional de Rafaela se dispuso que sean los fiscales Emilce Fissore, de la ciudad de San Cristóbal, y Diego Vigo, de Rafaela, quienes continúen al frente de la causa. A su vez, también se hizo cargo el personal de Trata de Personas dependiente de la cartera de seguridad provincial ya que en un principio había comenzado a investigar la Policía de Investigaciones (PDI) pero a los 10 días, el área del Ministerio estuvo en el lugar y realizó trabajos con el equipo interdisciplinario -compuesto por asistentes sociales, abogados y psicólogos- y los familiares del niño.
Entre otras tantas, circularon versiones que indicaron que el menor había sido visto de la mano con un hombre en un subte de la ciudad de Buenos Aires y además, de que pudo haber sido raptado por unos gitanos que se habían radicado en Ceres, los días previos a la desaparición.
«No hubo ningún avance. Creo que ya casi nadie lo busca. Poca gente aparece los 21 de cada mes portando carteles solicitando la aparición de Maxi. Lo peor es no tener noticias. La justicia no tiene respuestas. La idea instalada en la ciudad es que al chico se lo llevaron, lo vendieron», admitió a El Litoral el jefe del Cuerpo de Bomberos Voluntarios de Ceres, Héctor Sánchez, que encabezó los rastrillajes en los primeros días de la desaparición del menor.
Maximiliano Javier Sosa tiene 3 años, y está desaparecido desde el pasado 21 de diciembre de 2015. Tiene tez trigueña, una estatura de 80 centímetros, cabellos castaños, ojos marrones y contextura delgada.
Información sobre su paradero es recibida en la Secretaría de Derechos Humanos de Santa Fe (Saavedra 2059, de la ciudad de Santa Fe, o Moreno 1056 Planta Alta, de Rosario); en la línea gratuita 0800-555-3348; en el Sistema de Emergencias 911 o en la dependencia policial más cercana.
Imagen : El Litoral