Lxs militantes estudiantiles encabezaron la movilización hacia el Ministerio de Obras Públicas. Después de mucho tiempo volvió a haber una sola marcha en la que estuvo presente el reclamo por Santiago Maldonado.
Después de muchos años, los militantes estudiantiles lograron consensuar una sola marcha para recordar a las víctimas de la Noche de los Lápices, esa seguidilla de desapariciones de estudiantes secundarios que tenían intensa participación política ocurrida en septiembre de 1976. Esta vez la movilización estuvo centrada en el reclamo de un nuevo desaparecido en democracia, Santiago Maldonado, por cuya aparición se reclamó con fuerza.
La concentración arrancó pasadas las 14 en Plaza Italia, desde donde la columna se encaminó hacia 7 entre 58 y 59, recreando lo que fuera la concentración realizada a fines de 1975 por los estudiantes secundarios de entonces que reclamaron por el boleto estudiantil. Todos los chicos secuestrados un año después, ya en dictadura, habían tenido alguna participación en ese reclamo, pero también tenían activa presencia en organizaciones políticas.
Este año, las distintas corrientes estudiantiles consensuaron una sola movilización, y en ella confluyeron agrupaciones estudiantiles y de Derechos Humanos, bajo la consigna «hoy más que nunca, siguen presentes en nuestra lucha».
En este marco, el aniversario número 41 de la Noche de los Lápices sumó otras demandas: pidieron por el derecho a una educación pública, gratuita y de calidad que «tenga a los pibes y pibas adentro» y que «forme desde la inclusión y la diversidad».
Pero al mismo tiempo exigieron la aparición con vida de Santiago Maldonado y la inmediata renuncia de la ministra Patricia Bullrich, a lo que sumarán el pedido de aparición de Jorge Julio López.
Otro de los reclamos que estuo presente en la jornada estuvo vinculada con la violencia de género. “Basta de femicidios. Justicia por Lucía Ríos Müller (la joven de 16 años asesinada hace un año en La Plata) y aparición con vida de Johana Ramallo (desaparecida desde hace 49 días)”, fue la consigna en ese sentido.
LA HISTORIA
El marco histórico en que dieron las marchas por el Boleto Escolar Secundario (BES) se dieron en este contexto de alta conflictividad social y política y creciente violencia. Según el dossier elaborado por la Comisión Provincial por la Memoria (CPM) durante septiembre de 1975, en La Plata y también otras ciudades, se realizaron movilizaciones donde participó gran cantidad de jóvenes. Fue en la capital de la provincia donde a partir del reclamo se logró una tarifa diferencial para los secundarios.
Sin embargo –se explica– esta no fue la única actividad política que realizaban los militantes secundarios. Tampoco la única movilización ocurrida en ese momento, a pesar de que la fuerte represión se hacía sentir en la ciudad con dramatismo desde hacía tiempo.
El golpe del 24 de marzo de 1976 significó la agudización de esta tendencia. El plan represivo se extendió a todo el territorio y los secuestros y desapariciones se multiplicaron al compás de la proliferación de los centros clandestinos de detención y tortura. Y lo que hoy se conoce como “La noche de los lápices” fue parte de este plan represivo puesto en marcha durante la dictadura.
El 16 de septiembre de 1976, grupos de tareas conducidos por el general Ramón Camps secuestraron a Claudia Falcone (16 años), Francisco López Montaner(16 años) –ambos alumnos del Colegio de Bellas Artes–, María Clara Ciocchini(18 años) –ex alumna de la Escuela Normal Superior de Bahía Blanca–, Horacio Ungaro (17 años), Daniel Racero (18 años) –ambos de la Escuela Normal Nº 3– y Claudio de Acha (18 años) –alumno del Colegio Nacional de la UNLP–. Todos ellos continúan desaparecidos.
Todos ellos eran militantes de la UES. Pero no fueron ni los primeros ni los últimos estudiantes secundarios secuestrados en la ciudad. Entre los sobrevivientes, Gustavo Calotti, del Colegio Nacional (UNLP), fue llevado el 8 de septiembre. Víctor Triviño, alumno de la Escuela Media N°2 (“La legión”), el 10 de ese mismo mes. A su vez, el 17 de septiembre fueron víctimas de la represión Emilce Moler (quien estuvo presente en la marcha) y Patricia Miranda, ambas de Bellas Artes (UNLP). Lo mismo sucedió con Pablo Díaz –otro estudiante de “La legión”– el 21 de septiembre.