Zapatos azules

 

Caminaban bajo el sol del mediodía, tomadxs de la mano, iluminadxs por el aura pegajosa del enamoramiento reciente. Se miraban unx al otrx, con esa mirada boba y eterna de quienes vienen de tener sexo o se aprestan a tenerlo.

Ella se movía lánguida con su exuberante cabellera de Venus de Botticelli y una mirada mansa y celeste como los campos de lino de mi infancia.

Se paró resuelta, frente a una vidriera de zapatería y comenzó a señalar unos zapatos azules, corrientes, amorfos, que sólo se destacaban por su color, en medio de tantas gamas de negro y marrón.
Él, los miró indiferente, elevó su mirada y dijo algo ininteligible, acerca de unos botines color beige de los tantos que se ofrecían en un estante superior. .Ella, comenzó a golpear suavemente la vidriera en dirección a los zapatos azules con su dedo infantil, como niña en una juguetería.

El volvió a murmurar algo acerca de los botines, entró con determinación de macho y le pidió al dependiente, que se los acercara. Confusa y sumisa, ella se los probó con desgano, ante la mirada satisfecha de quien se siente dueño o triunfador en una batalla. El pagó con su tarjeta de crédito, tomó con decisión la bolsa con su preciada compra y salió a la calle.

Antes de irse, ella lanzó la última mirada, apagada de decepción, sobre los zapatos azules y continuó caminando.

Se fueron por donde habían llegado, ella retrasaba su andar, mirando hacia un lado u otro pretendiendo ver cosas importantes que le llamaran la atención. Ya no iban de la mano, el aura de caramelo había sido rota.

Caminaban separadxs. A esa hora del día, entre ellxs , mediaba la distancia de una sombra.

Marta César