Zaffaroni: Declaración de periodistas

En los últimos días, los diarios Perfil y Libre ?del mismo grupo editorial? han pretendido instalar la idea de que el reconocido jurista Eugenio Raúl Zaffaroni, juez de la Corte Suprema de Justicia de la Nación, regentea prostíbulos.

Con el tono característico de la prensa amarilla, partiendo de un dato cierto (que en algunas propiedades del juez, alquiladas por terceros/as a través de una inmobiliaria, había mujeres que ejercían la prostitución) para distorsionarlo por completo, estas publicaciones prácticamente le imputaron al Dr. Zaffaroni responsabilidades delictivas, nunca precisadas, además de poner en duda su honestidad, llegando al extremo de iniciar esta campaña de desprestigio titulando: «El puticlub del juez». A partir de allí, nuevos artículos en Clarín, La Nación y otros medios dieron continuidad a la instalación de esa idea, transformándola en una bola de nieve que continuaba creciendo y ensuciando a una persona honesta.

A los abajo firmantes no se nos escapa el rol que cumple Zaffaroni en esta sociedad y en este momento de la democracia argentina. Como abogado, jurista, profesor y doctrinario del Derecho, legislador y constituyente, ha sido siempre un fiel defensor de las garantías constitucionales, los valores democráticos, la protección de los más débiles y la igualdad de derechos.

Como juez de la Corte, ha escrito y/o firmado fallos de enorme trascendencia en materia de libertades individuales, derechos de los trabajadores y de las minorías, fin de la impunidad del Terrorismo de Estado, protección de los derechos humanos y defensa del medio ambiente, entre otros temas.

A lo largo de su intachable y reconocida trayectoria, que incluye decenas de libros, décadas de docencia y el reconocimiento como doctor honoris causa de decenas de universidades de todo el mundo, Zaffaroni ha cuestionado el discurso represivo, la discriminación y la estigmatización de grupos sociales, la criminalización de la pobreza, el uso selectivo del poder punitivo del Estado, la corrupción y el autogobierno policial, y ha aportado al debate social sobre la seguridad pública lúcidas y valientes consideraciones. Su último libro, «La palabra de los muertos», es un brillante ejemplo de esto último, tan necesario en tiempos en los que la «criminología mediática», como él la llama, instala falsos debates sobre la seguridad y el derecho penal y lleva a la implementación de políticas públicas demagógicas, ineficaces e perjudiciales para la democracia.

Creemos que eso es lo que está en juego en esta campaña de desprestigio: detras de los titulares escandalosos y malintencionados está el objetivo de que Zaffaroni renuncie a su cargo como juez de la Corte Suprema. Detrás de quienes pretenden condenarlo sin pruebas a través de las páginas de medios sensacionalistas, ya comienzan a asomar los rostros y los nombres de algunos de los sectores reaccionarios a los que nunca les gustó que Zaffaroni estuviera en la Corte. No podemos pecar de ?imparciales? frente a estos hechos, que tienen que ver con la ética de nuestra profesión, pero aún más con la defensa de un Estado de derecho respetuoso de las garantías constitucionales y los derechos humanos.

El objetivo de sacar a Zaffaroni de la Corte se hace cada más evidente con el correr de los días, y llegó a ser explicitado por el candidato Ricardo Alfonsín, que reclamó públicamente al juez ?dar un paso al costado?.

Mientras tanto, en las redes sociales, el jefe de redacción de Libre ?el diario que lideró la campaña contra el juez? lanza todo tipo de acusaciones en su contra, resucitando inclusive viejas imputaciones ya demostradas en su falsedad en el momento de ser nombrado Zaffaroni juez de la Corte en 2003, tras sus contundentes respuestas en la histórica audiencia pública que precedió a la votación de su pliego, la primera en la que un candidato a juez del máximo tribunal pasó por el novedoso sistema establecido por el decreto 222 de ex presidente Néstor Kirchner, que dio lugar a la Corte de lujo que hoy tiene nuestro país.

Como trabajadores de prensa, no podemos callarnos cuando un sector del periodismo se pone al servicio de este tipo de maniobras. Y creemos que esta situación debería servir para abrir un debate sobre la ética de nuestra profesión. Es el momento de replantearnos qué estamos haciendo con este oficio por el que muchos se jugaron la vida.

No creemos que la libertad de expresión deba ser bastardeada de esta forma, transformando medios de comunicación en medios de difamación y calumnia. Una de las personalidades más prestigiosas de Latinoamerica ahí está, sometido en medio de una campaña electoral a una especie de tribunal de inquisición mediático dominado por el amarillismo y la mentira.
Por eso, los periodistas abajo firmantes expresamos nuestra solidaridad con el doctor Zaffaroni y convocamos a nuestros colegas a pensar colectivamente lo que entendemos por periodismo y los valores éticos que deberían guiarnos en el ejercicio de nuestra profesión.

Víctor Hugo Morales, Cynthia García, Bruno Bimbi, siguen las adhesiones…

FOTO: transparenciacomunal.blogspot.com