Uruguay: mujeres incursionan en la minería

Montevideo, julio 16, 2012.- En las minas, un mundo que estuvo por mucho tiempo vedado para las mujeres y donde todavía entran pocas, ellas rompen prejuicios y se apasionan con su trabajo.

Verónica Lay es técnica prevencionista y trabaja en la minera San Gregorio, en Rivera, Uruguay. Se formó en prevención de accidentes e higiene en el ámbito laboral y nunca pensó que iba a estar dentro de una mina. Menos aún en la construcción del primer túnel subterráneo para la explotación minera en Uruguay.

La minera San Gregorio, donde trabaja actualmente, ya realizó varias explotaciones en el país, pero siempre lo había hecho en «arenal» o «a cielo abierto».

La explotación subterránea, proyecto novedoso para el ámbito local, requería en primer lugar de otros saberes, para lo cual se contrató a REDPATH, una compañía internacional que, a su vez, contrató a varias personas uruguayas para capacitarlas en la materia.

Así llegó esta mujer al mundo de la minería, que hoy la tiene fascinada.

En el interior

El túnel y sus galerías se están construyendo de forma mecanizada y no artesanal, como se había hecho en anteriores experiencias. Minas de Corrales, localidad uruguaya donde actualmente trabaja Lay, ya tiene una larga historia de minería con esa metodología más antigua.

Para ella, esta es una nueva etapa de esa larga historia que, de hecho, también la conecta con su propia biografía. «Mi abuelo llegó a Uruguay como ingeniero con los ingleses y trabajó allí mismo en Minas de Corrales».

De 76 personas contratadas por REDPATH, 30 son uruguayas. El objetivo de su contratación por parte de OROSUR, la empresa que explota la mina San Gregorio, era doble, según relató Lay a SEMlac: por un lado, construir el túnel subterráneo y, por el otro, capacitar a personal uruguayo «en una tarea que es desconocida y no existe en el país».

En la actividad cotidiana trabaja con los empleados de la mina, que desde febrero se encuentran haciendo explotación minera, paralelamente a la construcción del túnel

Mineras

Para Verónica, esta ha sido una experiencia intransferible «porque disfruto el paisaje y la naturaleza, los amaneceres y atardeceres desde el lugar donde trabajo, porque acá se trabaja de sol a sol en dos turnos de 12 horas. Porque en Arenal se convive con lagartos, ñandúes y charabones, zorros, zorrinos, venados, liebres y perdices», contaba en una crónica previa a irse al Foro de mujeres mineras.

El vínculo con los trabajadores (casi todos varones) es intenso, pues es con ellos que instala diálogos cotidianos, antes, durante y después del trabajo en el túnel, sobre los recaudos necesarios para garantizar la seguridad dentro del lugar.

Entre las personas que laboran allí solo cuatro mujeres entran a la mina, entre ellas Verónica, y otra que conduce una máquina de alto porte con la que estableció una «complicidad» desde el inicio.

«Esto es raro», dice ella, luego de haber participado del II Foro de Mujeres Trabajando en Minería, realizado en San Juan, Argentina, como parte de la cuarta edición de la exposición internacional «San Juan, factor de desarrollo de la minería argentina». Y es que, al parecer, hay una tradición que dice que «la mujer que entra al túnel trae mala suerte».

Mitos y realidades

La leyenda cuenta que «si entra una mujer, la mina se enoja y actúa». En los países con tradición minera hace muy poco tiempo que se permitió por ley la presencia de la mujer en los yacimientos. En Chile fue aceptado desde 1996, y en Bolivia aún no se permite. Pero en otros lugares, donde está permitido, son los propios varones quienes niegan su ingreso por temor a las «represalias» de la mina.

Sin embargo, hoy es más viable la presencia femenina en esta actividad: «Lo interesante de la nueva minería es que abarca muchas cosas: la sustentabilidad, el medio ambiente, la seguridad. Y esa minería es la que queremos implantar en Uruguay», afirma Lay.

La mecanización colabora mucho en la introducción de la mujer en las minas, explica, pues ya no se hacen esos «esfuerzos sobrehumanos», y es para la entrevistada uno de los elementos que permitió que ingresara a este mundo tan masculinizado.

«La capacidad de las mujeres para establecer vínculos con otras personas y con las comunidades» es también para ella un factor que posibilita la incursión de las mismas en la minería.

Por otro lado, la técnica asegura que si las minas dan trabajo a mujeres, al ser bien pagado, disminuyen las brechas salariales y las desigualdades entre ellas y los varones.

En el Foro de Argentina, Verónica conoció a muchas mujeres que aún con varios hijos trabajan durante períodos largos dentro de las minas. Una de ellas decía: «cuando subimos para llegar a la faena, y nos quedamos en un hotel, me dan de comer, me tienden la cama, siento que estoy en un spa», porque cuando baja y llega a su casa, explica la entrevistada, tiene que atender a sus cuatro hijos, cocinar, lavar la ropa; regresar a la rutina del trabajo en el hogar.

Brindar garantías

Según dijo Verónica a SEMlac, «es tiempo de que el gobierno (uruguayo) redacte un código minero y establezca condiciones para realizar esta tarea» pues no existe una norma específica en el país.

Uruguay, considera, «tiene que tener herramientas para controlar. Estamos en pañales en este tema pero tenemos que decidir. ¿Vamos a realizar explotación minera? ¿Podemos aprovechar la riqueza de nuestro suelo? Pienso que sí, si lo hacemos de manera responsable, ganamos todos: los trabajadores, la comunidad, el Estado y la empresa que invierta».

La experiencia acumulada es interesantísima para Verónica, como técnica prevencionista, pues la empresa REDPATH la capacitó en técnicas de seguridad muy protocolizadas que le brindan certeza sobre lo que sucederá en la jornada y sobre todo, le permite generar prevención.

Entre las tareas que realiza cada mañana antes de ingresar y en las tardes al finalizar tiene una charla con los trabajadores, en la que es obligatorio tratar alguna noción de seguridad. A su vez, periódicamente realizan simulacros sobre situaciones hipotéticas que pudieran presentarse en la mina.

«He aprendido no sólo de minería, sino además a gestionar seguridad», cuenta a SEMlac. «Que no es lo mismo que controlar que las reglas se cumplan, pues implica haber capacitado al personal para que sea el que controle su seguridad».

Vínculos cotidianos

«Yo tengo muy buen trato, por suerte, con los trabajadores. Pero hago hincapié en las diferencias. (Mujeres y varones) No somos iguales, pero podemos ocupar los mismos puestos de trabajo», cuenta.

Luego de haber estado en el Foro de mujeres, considera que la minería que se desarrolla en todo el mundo ha demostrado un cambio fundamental. Es lo que se conoce como «minería responsable», e incluye «la utilización de la mejor tecnología en sus operaciones y el cumplimiento de los más altos estándares de seguridad laboral, el cuidado del medio ambiente y de los recursos humanos».

Para Verónica, una minería en estos términos no solo es posible, sino también deseable.