Montevideo, julio .- Estadísticas oficiales establecen que las denuncias por violencia doméstica en Uruguay aumentaron un 1,7 por ciento a nivel nacional en el primer cuatrimestre de este año.
Sin embargo, hasta fines de junio nueve mujeres habían muerto por esta causa, lo cual significa una disminución respecto a 2010, según las organizaciones que siguen el tema.
Integrantes de la Red Uruguaya Contra la Violencia Doméstica y Sexual, que reúne al conjunto de organizaciones que trabajan con la temática a nivel nacional, confirmaron a SEMlac que a junio de 2010 se registraron 27 mujeres asesinadas por violencia doméstica. En total, 34 mujeres fueron asesinadas en 2010 por este motivo.
Marisa Lindner, directora de la División Política de Género del Ministerio del Interior, dijo a SEMlac que desde la aprobación de la Ley de Violencia Doméstica en 2003, «las denuncias han ido incrementándose año a año», hasta llegar a 15.277 el año pasado. El primer cuatrimestre de 2011 no es la excepción, con 5.679 denuncias.
Esta cifra supera a las denuncias de rapiña (asalto con violencia) y otros delitos graves, por lo que en Uruguay la violencia doméstica se ha convertido en un grave problema de seguridad pública y de afectación a la sociedad civil.
Respecto al menor número de feminicidios, integrantes de la Red advirtieron a SEMlac que se trata de números «muy relativos», pues en los homicidios en general no se especifica si el asesinato fue por violencia doméstica, causal que es dada por el juez o jueza actuante una vez resuelto el caso, lo que dificulta el seguimiento por parte de las organizaciones sociales.
Por otro lado, en el primer trimestre de 2011, el servicio telefónico de ayuda, que gestiona la sociedad civil y orienta a mujeres que viven una situación de violencia doméstica, recibió 1.435 llamadas, y entre enero y diciembre de 2010, 5.832.
Invisibles
Lindner explicó a SEMlac que el Departamento que dirige se encuentra trabajando fuertemente en la creación de «instrumentos para captar mejor el fenómeno», lo que podría generar un nuevo aumento del total de denuncias, en tanto hoy no son tenidas en cuenta muchas situaciones de violencia doméstica «que se invisibilizan como hecho policial».
Estas situaciones, que se presentan en locales policiales de todo el país día a día, muchas veces no concluyen en una denuncia, pues «la mujer cuenta lo sucedido y después se arrepiente», y no se registra en ningún lado si el hecho se repite, lo cual podría ayudar a evitar que esas historias personales concluyan con la muerte, agregó la especialista.
A la vez, para las integrantes de la Red Uruguaya Contra la Violencia Doméstica y Sexual con las que habló SEMlac, esas denuncias no distinguen las realizadas por una misma víctima, por el «incumplimiento de las medidas cautelares», cuestión que sigue siendo la gran debilidad en el tratamiento del problema.
Esta fue una de las principales razones que llevaron al Estado uruguayo al Comité Interamericano de Derechos Humanos en materia de violencia doméstica, el año pasado. La demanda, titulada «Femicidios y violencia doméstica en Uruguay», fue presentada por la sociedad civil, y tuvo como resultado una observación por «falta de concreción» de medidas contra violencia doméstica por parte del mismo.
Vulnerables
Silvana, de 37 años, quien vive en una ciudad del departamento de Colonia con su hija de siete, denunció hace un mes por primera vez a su ex pareja por violencia doméstica. Posteriormente ha realizado cinco nuevas denuncias, pues el victimario se presenta en su trabajo y la amenaza, aún cuando el juez le ha prohibido acercarse a ella.
Pese al estado de alerta que esta situación le genera, Silvana es positiva. Ella agradece contar con servicios que la orientan y toda una comunidad que la apoya. «Hay que meter pechera (hacerle frente), porque peor era vivir como estábamos viviendo hasta ahora», segura a SEMlac.
Según el Observatorio de Violencia y Criminalidad del organismo estatal encargado de la seguridad pública, el 94 por ciento del total de mujeres víctimas de homicidio de la capital y área metropolitana en 2010 conocía a su agresor, mientras que en 44 por ciento de los casos se trataba de su pareja o ex , lo que resulta ‘impactante’ para las autoridades.
Más y mejor protección
El organismo estatal se encuentra trabajando en «mejorar la calidad de la información», incluida la instalación del «Sistema de gestión policial» en todo el país, lo que permitirá, «georreferenciar el delito», teniendo tres ejes de especialización en el relevamiento de la información: accidentes de tránsito, suicidio y violencia doméstica, añadió a SEMlac Marisa Lindner.
La idea es que ese sistema guíe en la intervención a los operadores policiales, les permita hacer evaluación de riesgo y dar cuenta de otros recursos para la atención a la violencia doméstica. Sin embargo, reconoce Lindner, ese es el tramo más difícil, «porque requiere el cambio de cabeza», es decir, la transformación en la cultura cotidiana de los propios funcionarios.
Por otro lado, el Poder Ejecutivo presentó en las últimas semanas un proyecto de ley a la Comisión de Seguridad Social de la Cámara de diputados, a iniciativa de la legisladora Daisy Tourné.
Según relató la legisladora a esta agencia, el propósito de la iniciativa es dar respuesta a la consigna presentada por la organización Mujeres de Negro, en su último informe, dedicado a la memoria de las mujeres muertas por violencia doméstica.
Esta presentación se realiza todos los primeros jueves de cada mes en el centro de la capital uruguaya y levantó en una de sus últimas instancias la consigna «¿Y los huérfanos qué?», intentando dar cuenta de la ausencia de protección del Estado frente a los hijos de las mujeres que mueren a manos de su pareja o ex pareja.
El proyecto pretende brindar una prestación a cada niño, niña o adolescente que quede en situación de orfandad por esta causa, a cambio de una contraprestación vinculada a la asistencia psicológica y psiquiátrica, que será gratuita pero deberá certificarse para recibir la compensación económica.
Jenny Escobar, integrante de Mujeres de Negro, tiene una visión positiva del descenso en las muertes por violencia doméstica en estos primeros meses de 2011. Para ella, posicionada desde la esperanza, «la realidad es que hay mucha más conciencia, más gente desde el Estado y la sociedad civil que trabaja en este tema».