A todas mis amigas

TENGO LA SUERTE

Tengo la suerte

Tengo la suerte de tener amigas

que aún sufren por amor.

Son más altas que el viento.
Son austeras
como suelen serlo las palabras justas.
Abrazadas al mundo,
se abren como las flores nuevas
cuando el aire es tibio,
y se olvidan la cabeza y las costumbres
por las cosas más triviales.
Caminan entre los restos de los días
llevando una bandera
de colores.
Lloran. Ríen. Nunca saben
lo que es conveniente. Nunca saben
lo que se debe hacer. Pero lo hacen.
Me las merezco.
Me las gané pateando los vidrios de la calle,
golpeando las puertas de casas imposibles,
rezando a un dios que no conozco
de pie frente a la cama de los hijos.
Es mío este puñado de dementes
a las que se puede querer
con el corazón abierto…