Salud Reproductiva : conocer para ejercer derechos

La Habana, julio 16, 2012.- Pese al innegable terreno ganado por Cuba en materia de acceso a los derechos reproductivos, la alta recurrencia al aborto y las tasas de embarazo significativas y crecientes en edades tempranas se perfilan entre los más importantes desafíos que enfrenta la isla.

Con esa afirmación coincidieron especialistas presentes en la jornada científica organizada por la Escuela Nacional de Salud Pública (ENSAP), con motivo del Día Mundial de la Población, el pasado 11 de julio, y dedicada al acceso universal a la salud reproductiva, tema del UNFPA, Fondo de Población de las Naciones Unidas, este año.

Panelistas y profesionales de diversas ramas del saber que asistieron a la jornada también identificaron como brechas la falta de prevención de las infecciones de transmisión sexual y una mortalidad materna que, aunque baja para el contexto global, aún no es consistente con las potencialidades cubanas en materia de salud pública.

Según el doctor Evelio Cabezas, uno de los más experimentados ginecobstetras cubanos, datos de 2010 confirman que 22,3 por cada mil cubanas entre 12 y 49 años acudieron ese año a practicarse un aborto.

Pero en 2011 más de 91.000 acudieron a los servicios de regulación menstrual, con lo cual especialistas de disciplinas diversas alertan que se está acudiendo a estas maneras invasivas de interrumpir embarazos prácticamente como si fueran un anticonceptivo más.

Paradójicamente, el porcentaje de cobertura anticoncepcional en el país es alto, de 77,8 por ciento, según datos de la dirección de Estadísticas del Ministerio de Salud Pública (MINSAP)

«¿Cual es el problema entonces?», se preguntó durante su conferencia el doctor Cabezas.

La incongruencia parece asomar tras los datos de cuáles y cómo se usan los anticonceptivos. Algo más del 51 por ciento de las mujeres que acuden a la anticoncepción en el archipiélago caribeño emplea dispositivos intrauterinos y casi 16 por ciento opta por las variantes vinculadas al empleo de hormonas.

Sin embargo, cerca del 20 por ciento de las mujeres está prefiriendo la esterilización, en un país con bajísimas tasas de fecundidad y apenas 12,4 por ciento emplea el condón, actualmente el método más recomendado, pues resulta efectivo en la prevención del VIH/sida, alertó Cabezas.

Aunque investigaciones diversas confirman avances en el camino de la educación de la sexualidad, la clave puede estar en una contradicción también identificada en no pocos estudios: la distancia, sobre todo en la población más joven, entre los conocimientos acerca de estos temas y la manera en que los llevan a su práctica cotidiana.

Las doctoras Natividad Guerrero y Miriam Valdés Tejo, del Centro de Estudios sobre la Juventud y del Centro Nacional de Prevención de las ITS/VIH/Sida, respectivamente, coincidieron durante el panel de la ENSAP en que adolescentes y jóvenes suelen estar al tanto de temas como anticonceptivos, embarazo temprano o, incluso, infecciones de transmisión sexual pero muestran una gran incapacidad a la hora de actuar consecuentemente con ese nivel de información.

«El nivel de información es amplio por los medios de difusión, por los programas, que incluyen el de educación sexual en las escuelas, los del Centro Nacional de Educación Sexual (Cenesex), y otros que vienen por diferentes vías. El asunto no es que les llegue o no esa información, sino lo que incorporan finalmente de ella», explicó, por su parte, la psicóloga Livia Quintana, del propio Cenesex.

Según la demógrafa Luisa Álvarez, a la problemática se agrega el hecho de que las y los adolescentes padecen una falta total de comunicación con los padres y la mayoría aprende de sexualidad sobre la marcha, en la práctica.

«Si las relaciones sexuales empiezan más temprano, más claro hay que explicarles para evitar todas las malas consecuencias que llegan después», dijo el pasado enero Álvarez quien además es doctora en Ciencias, durante uno de los paneles del VI Congreso cubano de educación, orientación y terapia sexual.

Para Jesús Robles, Coordinador Internacional de Programa del UNFPA en Cuba, unos de los retos es justamente «potenciar esos derechos alcanzados, pero aprender a ejercerlos con responsabilidad» con el apoyo de todas las instituciones sociales.