Cree que si lo que produce y cosecha tuviera más valor, con buenas posibilidades de venta y si en el país se consumieran más los productos nacionales, la situación estaría mejor.
Tal vez incorporó este pensamiento mientras concurría a la escuela primaria cuando se dedicaba a la cestería en su pueblo natal, Santa María, Catamarca, casi a tiempo completo, junto a sus abuelos. Trenzando sombreros de totora y canastos de simbol, ?una paja como el junco, como la cortadera, pero mucho más finita y más accesible, es más dócil, se dobla, se puede trabajar, nosotros las juntábamos del río de Quilmes, la cortábamos y la llevábamos a la casa a Santa María y trabajábamos los canastos y vendíamos a los turistas? recuerda.
Ante el abandono de su madre, y el trabajo de su padre, chofer de camión, debía vivir el año escolar junto a sus abuelos. Disfrutaba con deleite, las vacaciones escolares que le permitían viajar junto a su padre y alejarse al menos temporariamente, de las obligaciones laborales impuestas en la casa: limpiar, lavar, cocinar y luego permanecer sentada horas y horas trenzando la cestería o tejiendo tapices para la venta que les permitía subsistir.
Sus hermanos varones pudieron continuar con los estudios secundarios, ella y sus hermanas, no. Su abuelo decidió que ?los varones son para el estudio, los varones son capacitados para salir, que el día que nosotras nos casemos y tengamos hijos, tenemos que estar en la casa, que eso era el trabajo de las mujeres, en cambio el varón solo, que no puede tener hijos, era para estar en la calle?suspira entre la resignación y el enfado.
Alguien le dijo que la cestería no era un trabajo adecuado para ella y resolvió tomar un curso de peluquería en Cafayate. Aún adolescente, regresó a Santa María a trabajar duro para reafirmarse y crecer económicamente, lo que le permitió manejar su propio dinero por primera vez, pero le significó la obligación de la mensualidad impuesta por su abuelo para sostener la casa.?Mi abuelo me decía, ya trabajás aparte, vivís aparte, ya tenés que colaborar con la casa, o sea, tenía que dar la mensualidad para la comida y todo eso-recuerda-él decía que la mujer que quiere ser independiente, tiene que colaborar donde vive. Hay cosas que yo hoy no le haría a mis hijos, ni a mis nietos ni a nadie?.
FOTO: www.inmobiliariafirmeza.com.ar
Se fue a vivir a San Carlos con una hija a cuestas e incipientes habilidades para la alfarería, la cerámica y la pintura. Residió en casa de su hermana mayor, a quien amó siempre incondicionalmente, como si fuera su madre, mientras trabajaba en una panadería y perfeccionaba sus conocimientos artesanales.
Fue durante una visita ocasional a su padre, quien residía en Payogastilla, que conoció a quien hoy es su esposo y compañero.
Desde hace siete años, Ruth, se dedica de lleno a la agricultura. En su modesta finca, en medio del imponente paisaje, se produce cebolla, pimiento para pimentón, morrón, tomates, uva, pasas de uva, pasas de higo, vino patero y mistela. Y se crían ovejas y cabras para consumo y venta.
Ruth habla suave y es delgada, como el simbol. Pero no tan dócil. Por ello, junto a madres y padres de niños de la zona, lleva adelante una encarnizada lucha para mejorar la forma en que se imparte educación en la escuela del lugar
Dice que es feliz, no obstante llora, porque sabe que es penoso salir adelante con seis hijos y un sobrino a cargo.?Es duro salir adelante con los chicos, -reflexiona-, paseando su mirada por las paredes de adobe sin pintura y el piso de tierra, pero bueno, uno la lucha, uno quisiera darles un hogar mejor, con todas las comodidades, pero no se puede?? Mientras, trabaja incansablemente cada día y espera que quienes gobiernan el país hagan lo propio para mejorar la vida de la gente.
Con el apoyo y asesoramiento de los técnicos del Programa Social Agropecuario, Andrea Lucero y Diego Calman entre otros, los pequeños productores y productoras de la zona, llevan adelante el Proyecto de Comercialización con la finalidad de mejorar las ventas y evitar la intermediación de los camioneros llegados desde Salta, que compran los productos, directamente desde las fincas a precio vil. Para ello, se están haciendo reuniones zonales cada tres meses, a fin de organizar, entre otras cuestiones, la venta directa, experiencia que ya están realizando algunos/as productores/as y a quienes les han mejorado notablemente los ingresos.
A partir de estas reuniones, surgió la posibilidad de realizar encuentros de mujeres que tienen en Ruth,a una de las principales impulsoras Desde ese espacio construido por las propias mujeres, éstas acceden a conocimientos sobre los derechos de la mujer, violencia familiar, legislación y salud sexual y reproductiva.(2)
Ruth es como el simbol, afilada, ideal para trenzar sueños: los que nos hacen creer que, con mujeres como Ruth, una sociedad mejor, es posible.
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1.- Payogastilla es un caserío en una zona rural, del Departamento San Carlos. Se encuentra ubicada entre la ciudad de San Carlos y Angastaco, en los Valles Calchaquíes. Se accede a través de la Ruta Nacional Nº 40, que en esa zona, es toda de ripio. Se produce, cebollas, pimientos papas, tomates, ganado caprino, ovino y tejidos.
2.- Ruth Rosales cumple una destacada labor en la organización de las mujeres rurales de Payogastilla, San Carlos y localidades vecinas. Participó, activamente, del Encuentro Zonal de Mujeres Rurales organizado por el Programa Social Agropecuario-dependiente de la Secretaría de Agricultura, Ganadería y Pesca de la Nación-llevado a cabo en Agosto de 2005, en la localidad de San Carlos, Salta. Y en el 2º Encuentro de Mujeres Rurales de los Valles Calchaquíes organizado por el mencionado organismo, los días 25 y 26/11/05, también en San Carlos, Provincia de Salta.