Lunas y serpientes- La primera menstruación

Pueblo Wichí *

Cuando una mujer tiene trece o catorce años tiene libertad de salir con sus amigas y pasear y jugar. Pero cuando llega el día que menstrúa, los padres comienzan a asumir la responsabilidad de cuidarla y la encierran en su primer día de menstruación dentro de una choza sola.

La madre le da lana para hilar y también chaguar par hacer yicas, así ella no se aburre haciendo esos trabajos porque tiene que estar encerrada hasta el último día de menstruación. La madre es responsable de cuidarla, darle de comer solamente frutas de campo que le harán bien: le daba poroto de monte, docas, pasa cana, algarroba, chañar, mistol. Pero todo menos la carne de cualquier animal del campo como ser la corzuela, el rocío, la iguana, para evitar las caries de la dentadura, los dolores del estómago. Durante los días que está encerrada la jovencita, la madre le prohíbe tomar mucha agua después del mediodía o cuando se oscurece para que durante la noche no salga para evitar los mareos. También le prohíben que se bañe durante la menstruación para evitar la enfermedad, las várices hasta que llegue el día que le pase la menstruación. Cuando llega ese día, le comunica a su madre y ella le avisa a los familiares. Cuando reciben la noticia comienzan los preparativos: hombres y mujeres comienzan a limpiar, a barrer todo alrededor del lugar donde están ubicados, preparan un lugar o un espacio como la cancha.

Cuando terminan los preparativos, al día siguiente a la seis de la mañana preparan un buen baño. Después del baño, la peinan, la maquillan, le ponen una vincha de color verde claro que para ellos significa la esperanza, cosa que esté bien presentada. Cuando terminan de arreglarla recién la sacan hacia fuera acompañada de sus madres y de sus tías. Cuando la gente que está allí esperando la ve que se acerca, todos se ponen de pie y de allí adentro sale su bisabuela, la más ancianita de toda su familia a recibirla. Y el tamboril comienza a sonar, la abuela toma la mano de su nieta y juntas comienzan a danzar haciendo una ronda y la abuela entona una canción de esperanza. Cuando ellas dos terminan ya de danzar, se acercan todas las gentes a saludarla con un fuerte abrazo, llenos de alegría después de los días que estuvo encerrada, sin ver el paisaje, la luz del día. Sus hermanos y parientes a la vez reciben con una fiesta porque allí comienza una nueva etapa de su vida. Pasó su niñez, ahora comienza su adolescencia. De allí tiene que esperar a sus 20 0 25 años para el matrimonio según la decisión de sus padres.

Relato de Nancy López

*El anuncio de los Pájaros- Voces de la resistencia indígena- Memoria Étnica- Lunas y serpientes, La primera menstruación 1º edición Abril 2005.

Ministerio de Desarrollo Social de la Nación

Instituto Nacional de Asuntos Indígenas

Componente de Atención a la Población Indígena

Coordinación del taller de Memoria Etnica- Leda Kantor y Olga Silvera ARETEDE

FOTO: wichilapak.com.ar