Al cerrarse la importación de vibradores, los sex shop deberán exigir que la industria local se reacomode a la calidad de los productos provenientes del extranjero. El secretario de Comercio Interior de la Nación Guillermo Moreno, en sus declaraciones hace algunos días, se había referido a éstos, citando que los mismos figuran como «artículo para el placer femenino». Para quitarle esta connotación prejuiciosa de su uso, el empresario y dueño del sex shop Cupidos, manifestó que el uso de este tipo de aparatos tiene como único límite el que se impone cada persona, y que puede se utilizado indistintamente por hombres y mujeres.
Díaz, quien junto a su padre se mueve en este rubro desde hace años, manifestó que en el ámbito de la sexualidad no existen límites, y que incluso esto se ve en provincias más conservadoras como Salta y Jujuy, en las que existe un amplio mercado.
«Este es un rubro de moda. El 80% de las mujeres tienen su vibrador en la mesita de luz y Salta no se queda atrás pese a tratarse de una cultura más cerrada», aseguró.
Con un trabajo de venta que se extiende a Tucumán, la capital e interior de Salta y la provincia de Jujuy, Díaz consideró que hay un amplio universo de personas que buscan recrear su vida sexual y que esto se da en solos y solas, y en parejas, sin importar su elección sexual.
Además de los productos dispuestos para salir de una vida sexual rutinaria, Díaz señaló, que hay otros artículos que sirven en la adultez «cuando entra a jugar la andropausia, la menopausia o cuando se pierde el deseo por causas vinculadas al estrés».
Específicamente sobre la restricción a la importación de vibradores y consoladores el empresario, afirmó, que existe fabricación dentro de la industria local, aunque, destacó que los productos importados «son de mayor calidad, con nuevos diseños e innovaciones permanentes».
«La industria nacional es buena pero la gente consume más lo importado, que es lo que generalmente ve en Internet y que en estos momentos ingresa de manera discontinua, lo que genera un encarecimiento del producto», sostuvo. Acerca de esto último agregó: «Hoy en día no hay mucho stock, sino que hay que pelearlo con los distribuidores, porque el producto ingresa pero hay que buscar que ingrese más».
Por otro lado, Díaz enfatizó que hay muchos otros accesorios, como la lencería erótica, por ejemplo, que también arrastran esta dificultad para el ingreso, y que en general provenían de mercados como el brasilero y el español. «Aquí se fabrica pero las telas que se usan en el exterior son de mejor calidad», puntualizó.
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