México, DF. 16 nov. 10.- La seguridad social es fundamental para reducir el impacto de la actual crisis económica, pero en el mundo la mayoría carece de esta cobertura, sobre todo en los países pobres, donde apenas 35 por ciento de las mujeres de zonas rurales tienen acceso a servicios de salud, señala el ?Informe Mundial sobre la Seguridad Social 2010-2011: Brindar cobertura en tiempos de crisis, y después de las crisis?.
El documento, elaborado por la Organización Internacional del Trabajo (OIT), refiere que en las naciones de bajos ingresos, las mujeres del campo son quienes menos tienen acceso a instituciones de salud en el trabajo, ya que las habitantes de las zonas urbanas tienen una cobertura de 70 por ciento, esta proporción es 20 puntos porcentuales menor que la que tienen las que viven en países ricos.
Este primer informe de la OIT acerca de la cobertura de seguridad social en el mundo, que a partir de su publicación se realizará cada dos años, analiza la falta de asistencia médica, pensiones, asistencia social y prestaciones de desempleo, de la que carece la mayor parte de las personas en edad de trabajar y sus familias.
Las consecuencias de la actual crisis económica internacional muestran que es urgente una protección social adecuada y universal, ya que, en tiempos de crisis, la seguridad social actúa como un ?estabilizador irreemplazable a nivel económico, social y político?.
En contraste, recortar la seguridad social para enfrentar el creciente déficit y la deuda pública, ?no sólo puede afectar directamente a quienes se benefician de la seguridad social, y por consiguiente el nivel de vida de gran parte de la población, sino que también puede, frenar o retrasar de manera significativa la plena recuperación económica?, advierte la OIT.
Entre las conclusiones del informe, destaca que sólo 20 por ciento de la población en edad de trabajar y sus familias, en el mundo tiene acceso a seguridad social. En promedio 17.2 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB) internacional se destina a este gasto, que está concentrado en los países de altos ingresos.
Alrededor de 40 por ciento de las personas en edad de trabajar, tiene acceso a sistemas de pensiones, en América del Norte y Europa, la cifra se duplica. En África al Sur del Sahara, sólo 5 por ciento de la población en edad de laborar está cubierta por programas contributivos.
Mientras que en los países ricos, 75 por ciento de la población de 65 años o más recibe algún tipo de pensión, mientras que en los de bajos ingresos menos del 20 por ciento de las personas adultas mayores recibe pensiones.
Sólo el 42 por ciento de los 184 países, incluidos en el informe, cuentan con sistemas legales de seguridad social para el desempleo, pero con frecuencia éstos sólo cubren a una minoría de la fuerza de trabajo.
Respecto al acceso al seguro contra accidentes y enfermedades vinculadas al trabajo, sólo 30 por ciento de la población en edad de trabajar cuenta con cobertura.
El documento de la OIT sostiene que los sistemas de asistencia social, de desempleo y de obras públicas, ?cuando están bien elaborados, son efectivos a la hora de prevenir el desempleo a largo plazo y llevan a una salida más rápida de la recesión económica?.
Medidas como el seguro de desempleo son utilizadas como respuesta a la crisis, no obstante, sólo 64 de los 184 países, que cuentan con información disponible, tenían este tipo de sistemas.
Ante este panorama, el informe de la OIT presenta el marco político para establecer una seguridad social adecuada y universal. Añade que todos los países pueden encontrar los recursos para un cierto nivel de seguridad social, siempre y cuando exista la voluntad política de hacerlo.