Adrián Vitali, ex sacerdote y actual funcionario en Río Tercero se refirió a la especulación tras las declaraciones del Papa a una revista alemana sobre el matrimonio y el sacerdocio.
«Son decisiones de vida. Yo entré al seminario a los 18 años y me enamoré por primera vez a los 30. No es fácil porque uno sale de una institución con muchas seguridades y te quedas en una intemperie existencial», señaló.
Vitali reconoció que hay muchos sacerdotes que se amparan en esta doble moral: “Debe ser muy duro tener un hijo y negarlo. No los condeno pero me da pena esa mediocridad existencial”.
Consideró también que a raíz de esta imposición muchas veces los curas envejecen solos e infelices, y que si bien la comunidad en general conoce sobre esta doble vida, el riego esta dado en otorgarle poder absoluto, tanto desde la feligresía como desde el poder político, y que sería bueno que antes de incorporar a los nuevos casados se atienda a la cantidad de hombres que dentro de la institución ya llevan esta vida.
El celibato, la base del poder económico eclesiástico
“Siete Papas tuvieron hijos. La Iglesia instala el celibato porque se estaba descapitalizando. Es una cuestión económica porque a nadie le importa si tenés o no mujer. El celibato es la columna vertebral del poder económico de la Iglesia”, sentenció.
Siempre polémico y crítico en sus comentarios remarcó: “La Iglesia es una estructura de poder en la que se sigue lavando dinero”, argumentando además que sería bueno que los curas vivan más cercanos a la realidad, que caminen y se ensucien más los zapatos y dejen así de “criar panza”.
“Hay necesidad de que hayan curas que no sean burgueses, que sean más austeros y muestren el compromiso en la calle”, apuntó, remarcando que si bien el Papa Francisco expresó esto, “nadie le llevó el apunte”.
El Pontificado de Francisco “no cambió la Iglesia”
Lejos de mostrarse cercano a lo que muchos católicos consideran como un verdadero giro dentro de la Iglesia, sobre la diversidad de modificaciones que se plantearon desde lo discursivo en el Pontificado de Franciso, Vitali consideró: “Se tiran dos millones de temas y todo sigue igual”, argumentando que si hubiera una decisión real no sería una mera declamación el generar un lugar más protagónico para las mujeres dentro de la institución, por ejemplo..
“Bergoglio no es Francisco. Cuando era Bergoglio ni siquiera sonreía. Él se dedicó a cambiar el Papado pero no la Iglesia, usando los mismos zapatos que utilizaba cuando era cardenal o cambiando la cruz de oro por una de plata”, señalando y tirando abajo la teoría de un cambio sustancial desde que llegó a ocupar el máximo lugar en la jerarquía eclesiástica.