La muerte nos rodea. A veces con indignación, otras con resignación. Las primeras llaman a la denuncia y la protesta, las segundas al homenaje y el agradecimiento.
Hace unos días murieron 44 menores de entre tres meses y cuatro años de edad, en Sonora, debido a un incendio en la «guardería» donde estaban. Trágico accidente producto de la negligencia, de este hacer siempre mal las cosas y a la ligera. ¿Cuándo aprenderemos? ¿Es tan difícil pedir sentido común? ¿Por qué se cree que burlar reglas, procesos, requisitos, es señal de inteligencia? Las bodegas no son guarderías. ¿Quiénes tuvieron la brillante e «inteligente» idea de que sí, y quiénes de aprobarla? Indigna hasta el asco. Exigimos investigación real y eficaz, y todo el peso de la ley para los responsables.
El 9 de junio por la mañana murió Nellys Palomo. Reconocida activista por los derechos indígenas y de las mujeres, perdió la vida en un accidente doméstico, dejando un hueco en el feminismo y en la causa de las mujeres.
Perteneciente a la generación fundadora del PRT (Partido Revolucionario de los Trabajadores) en México y parte importante de su dirección política desde hace muchos años, fue directora de la revista Desde los 4 Puntos fundada en 1997 y parte del Consejo Editorial de Cuadernos Feministas. Fundadora también de Kinal Anzetik y coordinadora editorial, junto con Sara Lovera, del célebre libro Las Alzadas, una coedición de CIMAC y Convergencia Socialista, sobre la participación de las mujeres en el levantamiento zapatista de 1994. Permanente organizadora y ponente en talleres, conferencias y cursos, México y América Latina eran su casa. Fue parte también, como dirigente del PRT, del Comité Internacional de la IV Internacional. Este 10 de junio se le rindió un emotivo homenaje en la explanada del Monumento a la Madre, y en breve regresará a su país natal, Colombia.
Muerte, indignación, tristeza y rabia. Tenemos que hacer algo. Debemos cambiar el rumbo del país. Urge que encontremos formas más inteligentes de detener esta avalancha de negligencia, corrupción, delincuencia, impunidad y violación de garantías y derechos humanos que nos está ahogando.
Estas próximas elecciones del 5 de julio no parecen ser la oportunidad para hacerlo, pero menos lo conseguiremos anulando nuestro voto. En nuestra incipiente democracia, el voto en blanco no funciona. Anular el voto es entregarle el triunfo en bandeja de oro a la fracción en el poder. Nada vamos a lograr permitiendo una mayoría de legisladores de derecha en la Cámara. Aunque la izquierda en el país tampoco ha resultado la panacea, debemos siempre tender al equilibrio de fuerzas, de ideas, de propuestas. Si no nos agradan las personas que serán votadas, deberíamos movilizarnos desde antes para evitar sus candidaturas, y no mantenernos indiferentes a los procesos y sólo al final, entonces sí quejarnos. Anular el voto es disfrazar la cobardía con los colores de la rebeldía y la protesta.
*Periodista con Maestría en Comunicación por la FCPyS de la UNAM, diplomada en Género por el PUEG de la UNAM, y en Feminismo por el CEIICH de la UNAM.