Mujeres de los Valles denuncian violencia doméstica

El encuentro de mujeres de los Valles Calchaquíes con el auspicio del Programa Mujer Campesina Indígena que depende de la Subsecretaría de Agricultura Familiar y Desarrollo Rural de la Nación realizado hace algunos días en San Carlos, provincia de Salta, puso de manifiesto la preocupación de las mujeres rurales por la violencia doméstica, específicamente la violencia de género que viven en sus comunidades, la cual se vuelve casi invisible, en cuanto a la privacidad en la que se comete el delito.

Sobre esto, Fanny Díaz, delegada de base de Colalao del Valle, asegura que muchas de sus pares aceptan los hechos de violencia y que debido a la distancia, en la mayor parte de estas ocasiones se torna casi imposible conocer la realidad que vive otra mujer. Díaz, reconoce además que como manifestación de violencia de género, fundamentalmente prepondera y es de conocimiento público la violencia verbal.

María Espinoza, una de las tantas artesanas de San Carlos que elabora dulces, comenta que una de sus hijas es víctima de violencia, situación que refiere se torna insostenible y que le preocupa de sobremanera.

También dan cuenta que como producto de estas construcciones culturales y como correlato del dominio que los hombres ejercen sobre las mujeres, éstas deben permanecer generalmente en el hogar, relegadas a las tareas domésticas

Expresan asimismo, que además la violencia hacia la mujer no sólo se ve dentro de las relaciones de pareja sino que se extiende de los hijos hacia las madres.

La exclusión del sistema de salud, otro problema en los Valles

Un problema común además del mencionado se da en el acceso al sistema de salud para mujeres que viven en los valles dentro las provincias de Salta, Tucumán y Catamarca.

Sobre esto, las 14 comunidades de base que habitan Colalao del Valle destacan que se vive una situación que se repite en la zona y que es la de la falta de acceso a hospitales públicos, ya que si bien les corresponde asistir a Tafí del Valle, ante emergencias deben recurrir a Cafayate, departamento salteño en el cual la salud pública se torna inaccesible para los habitantes de otras provincias, puesto que deben abonar los tratamientos.

Lo mismo sucede con las mujeres de Catamarca, específicamente las ubicadas en Santa María, como Javiera Guanco, una trabajadora rural que se dedica a la elaboración artesanal de productos a base de algarroba y quien desde su lugar denuncia la ausencia de un sistema de salud que dé cobertura a quienes residen en estos lugares, considerando que la falta de profesionales en los hospitales de la zona hace que en muchas ocasiones deban recurrir a la asistencia médica en Tucumán, adonde si pueden realizarse tratamientos crónicos como diálisis.

Otras situaciones que denuncian es el creciente consumo de sustancias, extendido ya a la mayor parte de estas comunidades, siendo aún el alcoholismo, la adicción que prevalece.

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