Militares, policías y funcionarios del Gobierno de Nigeria violan y explotan sexualmente a mujeres y menores desplazadas por el conflicto del grupo yihadista Boko Haram, denunció hoy la organización Human Rights Watch (HRW).
«El Gobierno no está haciendo lo suficiente para proteger a las mujeres y chicas desplazadas, y asegurar que tienen acceso a los derechos básicos y servicios ni está castigando a los agresores, que incluyen militares, policías, grupos de vigilantes y jefes de los campos de desplazados», advirtió la organización en un comunicado.
A finales del pasado julio, HRW documentó 43 casos de abusos sexuales contra mujeres en siete campos de desplazados internos (IDP, por sus siglas en inglés) en Maiduguri, la capital del estado de Borno, en el norte del país y azotado por la violencia de Boko Haram.
Cuatro de las víctimas fueron drogadas y violadas, y 37 coaccionadas para mantener relaciones sexuales bajo falsas promesas de matrimonio y de ayuda económica. Si quedaban embarazadas, eran abandonadas.
Una adolescente de 17 años relató a HRW que un año después de haber huido de Dikwa, cerca de Maiduguri, por los frecuentes ataques de los terroristas, fue violada por un agente de policía que se le acercó con el pretexto de querer entablar amistad.
«Un día, me pidió que tuviera sexo con él. Le rechacé pero me forzó. Solo ocurrió una vez, pero pronto me di cuenta de que estaba embarazada. Cuando le informé de mi situación, me amenazó con dispararme y matarme si se lo contaba a alguien», explicó.
Las víctimas, algunas de las cuales fueron secuestradas antes por Boko Haram, habían huido de la violencia yihadista en varias localidades de la región, entre ellas Abadam, Bama, Baga, Damasak, Dikwa, Gamboru Ngala, Gwoza, Kukawa y Walassa.
La mayoría llegó a los IDP de Maiduguri, donde falta personal y medios y sus movimientos siguen siendo muy restringidos tras haber pasado, en ocasiones, meses en campos militares para su inspección.
En esa línea, según un estudio elaborado por la organización nigeriana NOI Polls el pasado julio, el 66 por ciento de los desplazados en los estados de Adamawa, Borno y Yobe afirmaron que los funcionarios empleados en los IDP abusaban sexualmente de las mujeres desplazadas.
La falta de comida, medicinas y otros servicios básicos en estos campos de desplazados aumenta la vulnerabilidad de las víctimas frente a los abusos de las autoridades.
Una mujer en el campo de Dalori explicó que solo reciben una comida al día, y que como necesitaba alimentar a sus cuatro hijos aceptó la propuesta de matrimonio de un soldado, que desapareció al quedar encinta.
«Resulta desgraciado y un ultraje que gente que debería proteger a estas mujeres y chicas están atacándolas y abusando de ellas», lamentó el investigador de HRW en Nigeria Mausi Segun.
Desde 2009, el conflicto de Boko Haram ha provocado la muerte de más de 10.000 civiles, el secuestro de al menos 2.000 personas, sobre todo mujeres y niños, y el desplazamiento de 2,5 millones de personas en el norte de Nigeria.