La Canciller argentina, Susana Malcorra, no tuvo buenos resultados en la primera elección para ocupar la Secretaría General de la ONU. Quiénes la apoyan y cómo impacta este proceso dentro del gobierno nacional.
El pasado 21 de julio los 15 países miembros del Consejo de Seguridad evaluaron a seis candidatas mujeres y seis candidatos hombres para ejercer el máximo puesto institucional de la ONU. Presidido por Japón, esta es la primera de una serie de votaciones secretas que se realizarán hasta el mes de octubre, cuando elija al sucesor de Ban Ki Moon.
El Consejo de Seguridad está conformado por cinco miembros permanentes (China, Rusia, Gran Bretaña, Estados Unidos) y 10 miembros no permanentes (en este momento son Angola, Egipto, España, Japón, Malasia, Nueva Zelandia, Senegal, Ucrania, Uruguay y Venezuela).
En cada sufragio, los 15 embajadores pueden ser acompañados solamente por un diplomático cada uno para evitar filtraciones de información. Los votos son señalados en un tarjeta para cada candidato o candidata. Pueden optar entre tres de las siguientes menciones: “respaldar”, “desalentar” o “sin opción”. Si uno de los miembros permanentes ejerce un veto, el candidato es automáticamente eliminado.
En esta instancia, la votación no incluyó un debate previo. Quién mejores resultados obtuvo fue el portugués António Guterres, quien fue Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur) durante una década hasta el año 2015. Guterres obtuvo 12 votos “respaldar”, tres “sin opinión” y ningún “desalentar”. Lo siguió el ex presidente esloveno Danilo Turk, con 11, dos y dos. En tercer lugar quedó Irina Bukova, de nacionalidad búlgara y secretaria general de la UNESCO, con nueve, cuatro y dos.
Susana Malcorra obtuvo siete votos “respaldar”, cuatro “desalentar” y cuatro “sin opinión”. Detrás de ella quedó su mayor competidora -por ser mujer y latinoamericana, al igual que ella- la costarricense Christiana Figueres con cinco votos de cada mención.
El Consejo de Seguridad puede llamar a varias instancias de votación por lo que estos números pueden cambiar. No obstante, Malcorra queda bastante lejos de disputar el primer lugar. Sólo puede favorecerla el hecho de que hay un consenso dentro del cuerpo de la ONU sobre la necesidad de que el próximo mandato sea asumido por una mujer por primera vez en la historia del organismo. Sin embargo, ese acuerdo no es taxativo y, hasta ahora, los mejores posicionados son varones.
Las especulaciones en Argentina
Susana Malcorra anunció oficialmente su postulación para secretaria general de la ONU el pasado 7 de junio ante la Asamblea General. Desde ese momento y hasta las elecciones del pasado domingo 21 de julio, recorrió alrededor de tres docenas de países para promover su candidatura y buscar los apoyos necesarios. Tal vez el más fuerte sea el obtenido por el saliente gobierno del Partido Demócrata de Estados Unidos. Sin embargo, la batalla diplomática entre Estados Unidos y Rusia no se define por Malcorra.
El presidente Macri afirmó que la canciller permanecerá en su cargo si no es nombrada en la ONU. Pero tampoco está descartado que Malcorra opte por un cargo de segundo rango dentro del organismo, como lo hizo durante el mandato de Ban Ki Moon, desde el año 2012 y hasta asumir como Canciller de Argentina en diciembre de 2015.
En la editorial del diario Clarín del día domingo 21 de julio, Ricardo Kirschbaum sinceró la situación en la que se encuentra Malcorra con respecto a sus anhelos de ser la jefa de la ONU. “La confianza que tenían en la Casa Rosada sobre las posibilidades de Malcorra ha comenzado a tambalear pero no ha desaparecido”, advierte. El editor general de Clarín afirmó que “en el Gobierno ya pusieron paños fríos para desactivar las operaciones y candidaturas. Malcorra, aseguran, seguirá en el puesto si no conquista la ONU”.
Resaltó y desdeñó la existencia de críticas maliciosas dentro del gobierno por el desempeño reciente de Malcorra, en particular, por su exceso de viajes. Sin contradecirse, Kirschbaum cerró su articulo advirtiendo otra postura dentro del gobierno que ya evalúa posibles candidatos para suceder a la canciller. “Los nombres de candidatos para ese codiciado cargo ya circulan, como Prat-Gay o Félix Peña, padre de Marcos, quien sería en ese caso su jefe, invirtiendo el orden natural de las cosas”, concluye.
La lectura de Kirschbaum deja advertir lo que es evidente: la gestión de la Cancillería ha decaído en las últimas semanas, con el enfriamiento del tratado de libre comercio entre el Mercosur y la Unión Europea (UE). Esta gestión se ve doblemente bloqueada: por un lado, la UE se encuentra enfrentando una intensa agenda dentro de una frágil situación geopolítica debido al Brexit y a la ola de atentados terroristas en varias ciudades europeas, en el medio de una crisis económica estructural.
Por el otro lado, el Mercosur se encuentra en uno de sus momentos de mayor tensión. El traspaso de la presidencia pro témpore que corresponde, según lo establecido, que Uruguay entregue a Venezuela, pareciera avanzar. Esto se realizará en la próxima reunión del organismo el sábado 30 de julio en Montevideo. Paraguay ya anunció que no asistirá, en señal de protesta. A esto también se opone taxativamente el gobierno de Mauricio Macri, cuyo discurso contra Venezuela y contra el presidente Maduro en particular ya constituye su sello de campaña.
Frente a este panorama, Macri ensaya próximas movidas para desadormecer su política externa: el próximo viernes 29 de julio recibirá en la Casa Rosada al presidente mexicano Enrique Peña Nieto, uno de los impulsores de la Alianza del Pacífico. Un día antes se encontrará con él en Perú, país miembro de esa alianza, durante la asunción de Pedro Pablo Kuczynski.
Por otro lado, el próximo 7 de agosto tendrá la importante visita de Ban Ki Moon, jugada a la que Malcorra apuesta para subir en los índices de popularidad de futuros votos en la carrera hacia la conducción de la ONU.
Lo cierto es Macri no asumirá un alto nivel de exposición para promover la candidatura de Malcorra, como hasta el momento. Tal vez la canciller sea una de las mejores lobbystas dentro de su gabinete, aunque respecto a su candidatura demuestra probablemente opina al igual que Kirschbaum: los desalientos “pesan ya demasiado”.
Imagen :clarin