Los varones de la revolución? El águila y la serpiente

La Revolución Mexicana fue el acontecimiento sociopolítico que conmociono la conciencia colectiva de todo un pueblo, la necesidad del relato dio lugar al surgimiento de ?las novelas de la revolución? desde 1910 fueron captando y reforzando mitos, reconstituyendo desde algún lugar el orden en un contexto caótico.

En la novela clásica El águila y la serpiente escrita por Martín Luis Guzmán en 1928, se ofrece un fresco de la moral sexual de la época, enmarcado por la grandeza y las miserias de la vida cotidiana durante el movimiento armado.

Se reflejan en la novela individualidades con características personales distintivas, como el destacado Francisco ?Pancho? Villa primitivo, insubordinado, anárquico, rudo, ignorante, desconfiado y astuto, guerrero impulsivo, violento, hombre popular, temido, un ser que responde a las representaciones colectivas de la época claramente antagónicas; por una lado poseedor de virtudes masculinas a las cuales se veneran y por el otro un cuerpo admirado, erotizado y deseado por sus compañeros.

Como medida para descentrar la atención homoerótica, aparece en los relatos el concepto de patria. Surgen claramente conceptos como el nacionalismo identificado como lo viril y el antinacionalismo como lo afeminado, de esta manera el autor nacionaliza el erotismo, traslada el nacionalismo del cuerpo del héroe al cuerpo abstracto de la patria

La novela aborda expresiones de la sexualidad fuera de la norma heterosexual, o al menos los que salen de su forma más convencional, posibilitan no sólo comprender que existen diversas formas de ser y de vivir la sexualidad, sino que permiten conocer, a través de las rupturas y quiebres de la sexualidad hegemónica, de una heterosexualidad compulsiva, las formas en que se configuran las relaciones entre un sistema que marca el orden social basado en la sexualidad de las personas y un sistema que determina las relaciones sociales de poder

Quizá uno de los costos más apremiantes de la masculinidad en una sociedad heterocentrista es la homofobia, dentro de las consecuencias de la homofobia para los propios hombres se encuentra el terror de contener en sí mismos aquello que consideran lo más deplorable, repugnante, objeto de burla y castigo, como es justamente lo que representa la homosexualidad y los homosexuales, para otros hombres resulta complicado el asumir su deseo homoerótico, adoptar una identidad homosexual o incluso desempeñar un determinado rol sexual, mostrando con ello que lo que está en juego es su posición y jerarquización en una sociedad heterosexista.

El proceso de auto-descubrimiento en el homosexual no es nada sencillo: en primer lugar, siempre comienza por una redefinición en sentido positivo y de autoafirmación de aquellas circunstancias que hasta una fecha cercana habían sido descritas como un ?grave problema?. Mediante la imposición de unos marcados roles de género y la penalización de cualquier conducta definida socialmente como ?una desviación sexual?, la represión social de la propia identidad de género puede conducir a un proceso de auto-negación durante muchos años. Durante la infancia, no se sabe bien lo qué sucede, ni se encuentran respuestas a las preguntas, pero qué duda cabe que la imaginación es libre y los deseos son infinitos.

Es en la adolescencia o en la juventud cuándo la homosexualidad puede comenzar a reconocerse, a auto-definirse. Hace unas décadas, las referencias positivas eran muy escasas y siempre guardaban relación con alguna artista o intelectual que había triunfado en el mundo del espectáculo.

La información era escasa: los manuales de psicología incluían la homosexualidad en un amplio catálogo de ?desviaciones sexuales? y los psicólogos carecían de una formación específica en la materia para abordar la problemática. Hoy en día, este proceso de reafirmación inicial en la propia identidad sexual se ha tornado menos conflictivo. Grupos como la comunidad homosexual argentina (CHA), la asociación de travestis argentinas (ATA), la organización de travestis y transexuales de la república argentina (OTTRA), la asociación de lucha por la identidad travesti y transexual (ALITT), la agrupación de activistas contra la marginación y opresión sexual y social (AgAMOS) entre otras; encaran impugnar la violencia simbólica, interpelar aquellos esquemas dominantes que las han conducido a autopercibirse y apreciarse según una imagen desvalorizada, adhiriendo de esta manera a la mirada del sistema de dominación (Bourdieu 1999) en la que se esta inmerso.

Estas asociaciones han servido en muchos casos de red de apoyo, de información y de asesoramiento en las fases iniciales del proceso de redescubrimiento, ahora existe una pequeña red de profesionales en las diversas disciplinas de la medicina y la psicología con conocimientos específicos.

Aunque perdura el rechazo social y familiar, el abandono (o expulsión) del hogar, la discriminación laboral (se vieron obligados a recurrir a la prostitución como única alternativa laboral) se integran (no sin ciertas trabas y dificultades) en todas las esferas de la vida social (educación, trabajo,?) y construyen su propia vida sexual y afectiva al margen de los prejuicios.

Aceptar que dos hombres o dos mujeres se amen o tengan sexo en la privacidad, clandestinidad o en el ocultamiento, significa transgredir el modelo hegemónico de la sexualidad masculina y al orden social heterosexista y homofóbico.

El reto tanto teórico como político es lograr avances significativos en el esclarecimiento de lo que somos como personas deseantes, pero también implica reclamar el derecho al placer fuera de la heteronormatividad y de una visión de la sexualidad alejada de la mirada médica-biológica-naturalista y sobre todo dogmática.

Trabajo presentado en el Posgrado de Especialidad de Estudios de Género Comisión de la Mujer Universidad Nacional de Salta 2007- 2009

Archivo adjunto: DIAPOSITIVAS_1.ppt

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