México DF, 3 dic 08 (CIMAC).- A María de los Ángeles Ávila la vida parecía acabársele a los 24 años. Alta, esbelta, «eres preciosa como una flor», le decían antes de aquel accidente en que casi muere. La tenacidad médica, la esmerada atención hospitalaria, los recursos puestos a su disposición, la sacaron, poco a poco, de la gravedad, narra la médica Vivian Collazo Montano en el Especial Mujeres del Tercer Milenio, de Prensa Latina.
A los pocos meses se recuperó, pero perdió una pierna desde la cadera. Mientras el cuerpo se restablecía, el ánimo de María de los Ángeles no tenía asidero, y parecía que nunca más volvería a sonreír. Se encerró en su casa, se ocultó de todos, hasta de ella misma. No creía entonces encontrar la fórmula que la hiciera resignarse, lo cual es el primer paso para emprender la recuperación mental.
Ayudada por su familia, aprendió a vivir en su nueva condición. Conoció aun hombre bondadoso y enamorado, que no ve su cuerpo imperfecto y ama su buen carácter, su grandeza de corazón. Ha pasado el tiempo y hoy María de los Ángeles, madre de un niño de cuatro años, es la presidenta de la Asociación Cubana de Limitados Físico Motores (Aclifim), en Las Tunas, una provincia al oriente del país.
Ella no es la única en este gran mundo de las personas con discapacidad. Muchas han sido las historias conocidas durante el I Encuentro de Mujeres con Discapacidad, que durante tres días sesionó en el Palacio de Convenciones de La Habana.
NI ROSAS, NI TINIEBLAS
Dayle Hernández, de 35 años, es una pintora y artesana que vive en Matanzas. Ella nació con un defecto congénito, sus piernas pequeñísimas no le permiten caminar, sin embargo, la alegría innata se refleja en una sonrisa casi permanente que le hace disfrutar de la vida. El camino de las mujeres con discapacidad no está precisamente sembrado de rosas; al menos así lo considera la mexicana María del Pilar Cruz, delegada al evento.
En México se han modificado y creado leyes y políticas a favor de las personas con discapacidad pero son insuficientes y en algunas áreas como la sexualidad y la reproducción casi no existen, aseguró. Más que todo, lo que existe es una discapacidad «aparente», la que padece parte del resto de la sociedad, encargada de fijarle a las mujeres con alguna limitación los accesos al derecho de tener una vida plena, dijo.
Esa discapacidad aparente quiebra nuestros sueños y nuestras esperanzas, más que las propias limitaciones físicas o motoras padecidas, señaló esta delegada en el Encuentro.
Eva Palacios, presidenta de la Comisión Nacional de la Mujer con Discapacidad Física en Ecuador, manifestó que en el evento se visibilizaron temas referidos a esta población, los cuales resultan tabúes y prejuicios para muchos y muchas.
El cónclave se destacó también por la presentación de temas que nos hacen reflexionar y seguir adelante.. «Si cada una de nosotras en nuestros países se esfuerza por trabajar por el colectivo de la discapacidad, mucho podríamos avanzar», añadió. «Es un encuentro de realidades distintas, pero también de sueños y proyectos por realizar», aseveró.
Durante tres días, unas 250 mujeres cubanas y extranjeras debatieron sobre importantes tópicos, entre los que destaca la problemática de la mujer sorda, invidente o débil visual, y de aquellas con discapacidad intelectual.
También se habló de la importancia de las barreras arquitectónicas, la educación especial y el cambio climático, concluye la médica Vivian Collazo Montano en el Especial Mujeres del Tercer Milenio, de Prensa Latina.