«La ley sigue siendo androcéntrica»

Así lo expresa la Lic. Alicia Ramos, que se desempeña dentro del Área Municipal de la Mujer de Salta, y para quien a pesar de los avances obtenidos en cuestiones inherentes al género, la ley y su aplicación siguen evidenciando una impronta claramente androcéntrica, especialmente en nuestra Provincia, adonde el reciente cambio de carátula de «abuso sexual con acceso carnal agravado por la concurrencia» cometido por cinco adultos el 2 de febrero de 2009 a una adolescente de 16 años cuya edad mental es de 11 años y medio devino en «corrupción de menores» a través de la investigación llevada adelante por el juez de Instrucción Formal de Segunda Nominación, Esteban Dubois. Ramos agrega que este tipo de giros en las causas de delitos sexuales desalienta a que las víctimas denuncien.

En igual sentido, la Lic. Violeta Carrique docente de la Universidad Nacional de Salta (UNSa.) y miembro de la Comisión de la Mujer que funciona dentro de la misma casa de altos estudios, subraya que ante situaciones semejantes existe dentro de la Justicia una «incapacidad de ponerse en el lugar de la víctima». «Este es un caso particular que se ha reproducido antes y que se va a reproducir después siempre que el acento se ponga en que la persona abusada consintió, cuando la no resistencia física expresa un estado de indefensión y que lo que está en juego es la vida de esa mujer», sostiene la filósofa, para quien esta vulnerabilidad ante la Justicia se da especialmente en aquellas que pertenecen a clases sociales marginales, como ocurre en este caso, ya que según su lectura de los hechos ,de tratarse de una jovencita de una clase social mejor posicionada, la resolución del juez hubiese sido diferente. Del mismo modo, refiere que los peritajes sobre el cuerpo de la persona abusada sexualmente en términos generales esperan encontrar una serie de lesiones de una magnitud exorbitante, ya que si la persona que denuncia «no esta totalmente destrozada es compatible con una relación consentida».

«Se hace hincapié en la víctima. Se pone sobre la mira a la mujer y no a los violadores», señala Carrique, cuando el delito que se les imputa beneficia procesalmente a Adrián Eduardo Zurita, Kevin Lovy, Leandro Sebastián Segura Domene y Julio César Zalazar por el delito de «corrupción de menores» y a Gustavo Martín Zalazar Ruíz, como partícipe secundario del mismo delito, por lo cual los cinco antes profugados se encuentran en libertad.

Ramos por su parte celebra que a pesar de la decisión del juez el accionar de la fiscal Loyola, deja entrever que algunos integrantes de los poderes públicos son sensibles al género, ya que su apelación al cambio de carátula cuestiona que el acento se haya puesto «en la imposibilidad de la menor, y no en la actividad criminosa de los acusados; circunstancia ésta, que por el contrario, denota que no es la víctima a quien hay que culpar por el hecho, sino aquellos que efectuaron el acometimiento carnal en perjuicio de la menor, pues esa incapacidad aludida, es justamente una de las razones por las cuales aquella no habría podido consentir libremente la actividad sexual».

La sociedad justifica los abusos sexuales

La Lic. Carrique sostiene que la sociedad en su conjunto termina justificando los hechos de violencia física y sexual que se ejercen sobre las mujeres en cuanto «se plantea una virilidad asociada con violencia», siempre y cuando ésta se dé «dentro de ciertos límites porque cuando eso se supera como pasa en la prostitución no se puede concebir una relación no consentida», ya que según su análisis cuando sucede un abuso sexual con acceso carnal hacia una prostituta dentro de la generalidad, «aunque se lastime a la mujer no hay delito».

De igual manera plantea que en muchos casos «aparece como atenuante el que las mujeres hayan tenido relaciones sexuales previas», cuando el tener una vida sexual activa no implica que cualquier hombre pueda disponer del cuerpo de una mujer. En este sentido, la docente refiere que se habla de que los varones «tienen una sexualidad activa porque no se trabaja sobre el delito y el atropello sino sobre la sexualidad de hombres y mujeres» y según ella, esta lectura es clara cuando «se piensa que los varones son tomados por el deseo y se juzga a la chica», justificando el avance sexual aunque la mujer se resista, puesto que también se evalúa este grado de resistencia. Carrique agrega además que la sociedad de algún modo hipersexualiza a los niñ@s y los pone como objetos de deseo a través de los medios de comunicación.

Las pericias psicológicas

Así como el juez a cargo de la investigación desestima la pericia psicológica a cargo de la querella, los informes oficiales refieren «perversión» en los causantes, tal como reza la apelación de la fiscal Loyola, cuyos fragmentos se citan a continuación: «Y digo perversos, pues es lo que se desprende de los informes de los causantes, presentando ADRIAN EDUARDO ZURITA una personalidad inestable, inmadura, impulsiva, con componentes narcisistas y oposicionistas, con moralidad fría y descomprometida en lo emocional, quien toma a la mujer como objeto, desvalorizando a la figura femenina.

KEVIN LOVY, por su parte presenta una necesidad de aprobación del mundo que lo rodea para compensar su sentimiento de inferioridad, inmaduro en lo sexual, con identidad confusa que busca reforzar la masculinidad y la dificultad de integración de las funciones parciales (rasgos perversos ? predominio de las funciones pregenitales), sin haber alcanzado la madurez psicosexual, con rasgos perversos, con la posibilidad de un accionar sexual traumático e invasivo, con capacidad de producir trauma en el otro, a la par de surgir signos de haber sufrido un ataque a su identidad sexual; evidenciando además, frialdad efectiva y también el posicionamiento de la mujer como objeto satisfactor de sus necesidades.

En lo que hace a LEANDRO SEBASTIAN SEGURA, se denota una tendencia a perder de vista al otro, primando su propio bienestar sin respetar los límites ajenos valorizando como objeto a la figura femenina en inferioridad de condiciones a lo masculino; mientras que en la esfera sexual predominan cualidades inmaduras, impulsividad e indefinición sexual. Con posibilidad de desarrollar acciones agresivas en grupo como un modo de compensar y reforzar su virilidad y sentimientos de minusvalía y/o identidad ambivalente.

Respecto al imputado GUSTAVO MARTIN ZALAZAR RUIZ, presenta rasgos obsesivos de personalidad e indicadores de perturbación sexual, sin adecuado control de sus impulsos, con escasa valoración de sí mismo con reforzamiento de libido narcisista, no aceptación del propio rol con indefinición sexual que puede tratarse de posible trastorno de identidad.

Por su parte, del informe de JULIO CESAR ZALAZAR, surge una falta de capacidad para ponerse en el lugar del otro, sin tomar en cuenta a los demás, con conductas irresponsables, desconsideradas e imprudentes, socialmente desadaptadas, con trastorno de la personalidad con rasgos psicopáticos. Presentando inestabilidad en las relaciones, con actitud arrogante y carencia de empatía, lo que le impide un afianzamiento de vínculos, privilegiando su necesidad de pertenecer a un grupo de amigos o pares. Con indicadores de ambivalencia con el propio sexo, pudiendo implicar elementos de confusión a nivel de identidad (indiferenciación sexual).

Tal perversión, surge además manifiesta, al no surgir frenos inhibitorios en sus personas, al mantener relaciones sexuales frente a una audiencia que los alienta (ellos mismos), o de parte de aquel, que sin haber efectuado acceso carnal alguno, sí participaba observando la situación, y tomando imágenes con una cámara de un aparato de telefonía celular, resultando tal voyeurismo uno de los rasgos psicopáticos de la personalidad. Aspectos que muestran a la clara la depravación de los causantes que no registran activación de los frenos inhibitorios , al mantener la cópula sexual en grupo, y siendo observados por otros, provocando además, el claro sufrimiento en la víctima».

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