El legislador porteño Gustavo Vera celebra la ley aprobada en la Ciudad para quitar la figura de «alternadoras» del Código de Habilitaciones.
Esta ley sancionada por un amplio arco de partidos y 41 legisladores porteños y que pone fin a las habilitaciones a prostíbulos tiene que ver con la libertad, la vida y la dignidad. La trata y la explotación sexual son delitos de Lesa Humanidad. Desde mi lugar de militante social en la Alameda nos ocupamos de esta problemática estando en el día a día con las víctimas, investigando a los prostíbulos y sus redes de trata en todo el país y por ello sufrimos varios atentados.
Desde el llano logramos que se impulse por ejemplo la actual Ley de Trata nacional y la ley de Asistencia a las Víctimas de Trata en la Ciudad de Buenos Aires, como en Mar del Plata por nombrar algunas ciudades de gran volumen poblacional.
Se demostró que estos locales de clase «A» violan no solo la legislación argentina sino también el estatuto de la ONU. La Comisión de Derechos Humanos prohíbe la trata en todas sus dimensiones».
Las «alternadoras» no trabajan por su cuenta, sino que están siendo explotadas. No se comprobó nunca, ni existe causa penal en la que se haya detectado alguna alternadora que trabaje por cuenta propia, ya que todas responden a un proxeneta. En este tipo de cuestiones, como mínimo hay proxenetismo y como máximo, trata.
A la hora de presentar una ley como esta creemos que la libertad, la vida y la dignidad están por encima de cualquier camiseta partidaria. Los delitos de lesa humanidad deben ser reconocidos como tales por todos los líderes religiosos, políticos y sociales.
Este delito se viene combatiendo desde hace varias décadas y desde distintas fuerzas. Fue la la Asociación de Obreros de la II Internacional de 1.898 que en su estatuto artículo 1º que no permitía entre sus filas a proxenetas. Por el socialismo, el diputado Alfredo Palacios fue el autor de la primer ley en el mundo contra la explotación sexual. Por el lado del liberalismo y la derecha, el comisario Julio Alsogaray investigó la Red Internacional Zwi Migdal y fue autor del libro Trilogía de la Trata de Blancas. Y por el camporismo y el Frente para la Victoria tienen que saber que el último ministro de Héctor Campora vivo, el entonces procurador general Esteban Righi, fue quien impulsó el cierre de prostíbulos y le bajó la información a todos los fiscales. Todos estos referentes de diversos ángulos ideológicos los que trabajaron para luchar contra el proxenetismo.
Hoy vemos en causas penales como la Asociación de Mujeres Meretrices de Argentina (AMMAR) le vendía las credenciales de afiliación a los proxenetas y los asesoraba para que las esclavas sexuales dijeran que trabajaban por su cuenta cuando había alguna inspección.

La mafia prostibularia le tiene terror al antecedente de la ciudad de Santa Rosa, provincia de La Pampa. Allí la mafia con el registro de alternadoras quedó en evidencia gracias a la Subsecretaria de Género, Mónica Molina, y la Físcalía Antitrata que analizó los registros de alternadoras donde encontró casos de trata de personas para explotación sexual con un predominio de víctimas provenientes de provincias del norte del país y de Paraguay.
La mayoría eran mujeres de 18 a 50 años que llegaron en la misma fecha en grupos de seis a doce, a realizar los trámites en forma conjunta en el municipio, en la policía provincial y en la Dirección de Migraciones en el caso de las extranjeras. Oh casualidad siempre fijaron domicilio real en la dirección de los prostíbulos como también en los domicilios particulares de las/los propietarias/os de esos locales».
Además se comprobó en esa provincia que gran parte de quienes requerían las libretas sanitarias (que en el caso de las alternadoras tenía una vigencia de tres meses) no solicitaban su renovación, lo cual pone en evidencia la corta permanencia en la ciudad, porque las van trasladando de una provincia a otra. Es claramente trata.
El Papa Francisco en el Vaticano ha impulsado desde 2013 la lucha contra la trata y explotación sexual con encuentros y firma de compromisos con decenas de ONGs de todo el mundo, con más de 60 alcaldes de todos los continentes, y hasta con los 15 líderes de importantes confesiones religiosas, entre ellos el coautor de esta ley Omar Abboud (PRO), que firmó el compromiso contra la trata y toda forma de esclavitud junto a los rabinos Abraham Skorka y David Rosen del Comité Judío Americano, el ortodoxo Emmanuel de Francia, el gran ayatollah iraquí Mohammad Taqi al-Modarresi, el arzobispo de Canterbury de la Comunión Anglicana Justin Welby, el Sub-Secretário de Al-Azhar, Abbas Abdalla Abbas Soliman, representando el Gran Imán Mohamed Ahmed El-Tayeb, entre otros.
No sólo esto, el Papa le recordó en junio de este año a 150 jueces y fiscales de todo el planeta que los representantes de las 193 Naciones miembros de la ONU aprobaron unánimemente los nuevos objetivos del desarrollo sostenible e integral, y en particular la meta 8.7. que reza: «Adoptar medidas inmediatas y eficaces para erradicar el trabajo forzoso, poner fin a las formas modernas de esclavitud y la trata de seres humanos». Hasta aquí la resolución. Bien se puede decir que ahora es un imperativo moral para todas las Naciones miembros de la ONU actuar hacia tales objetivos y tal meta.
Si esto no alcanza como para destacar la ley sancionada quiero recordarles las crueles imágenes que han pasado los canales de televisión, en los portales de noticias, en las cámaras ocultas de la organización Alameda, en los testimonios de ex víctimas como Sonia Sánchez autora del libro Ninguna Mujer Nace para Puta que en las wiskerias, los cabarets, los pools, y bares encubren los prostíbulos con la categoría Clase A. Simulando que son alternadoras o bailarinas.
Sobre 60 presentes, fueron 41 votos a favor, 19 abstenciones y ninguno en contra, esto último no es poco. Sin dudas que fue un triunfo multipartidario para toda la sociedad y en especial a nuestras nietas, hijas, hermanas y madres.
*Gustavo Vera es legislador porteño y titular de la Fundación La Alameda