«La capacitación la vamos a hacer obligatoria para evitar la violencia de la mujer desde el primer juez hasta el último ordenanza», argumentó la ministra de la Corte Suprema de Justicia de la Nación, Dra. Carmen Argibay al ser consultada después de su exposición en el seminario internacional «Avances y asignaturas pendientes en derechos sexuales y reproductivos. El aborto: sus diferentes realidades», organizado por Católicas por el Derecho a Decidir y llevado a cabo la semana pasada en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
La ministra, recalcó también que con ese mismo objetivo se está trabajando, a modo de conocer la conformación de los tribunales de cada provincia, habiéndose relevado como dato no menor que el Tribunal Superior de Justicia de Río Negro esta integrado sólo por hombres. Sobre esto, agregó que para principios de Octubre se va a tener el mapa definitivo a nivel país.
«En cada lugar vamos a pedir que se formen equipos no sólo en capacitación sino también en investigación en todas las demandas que se inicien porque pueden haber cuestiones de género en temas de violencia económica, laboral y psicológica, para entregarlas al Poder Ejecutivo y Legislativo y mostrar la violencia que se ejerce en todo el país», explicó, subrayando que todo esto «va a servir para programar verdaderas políticas públicas».
La imposibilidad de decidir
En la misma línea en la que se erigió su discurso, Argibay destacó la imposibilidad de las mujeres de poder disponer de sus propios cuerpos, argumentando: «La dignidad tiene que ver no solamente con la dignidad de la vida sino con la dignidad de la libertad, la dignidad de la igualdad, de la igualdad de la que nos privan haciéndonos víctimas y haciéndonos cargar con roles que han sido impuestos durante siglos por la civilización manejada por hombres, no por mujeres».
En ese contexto, la ministra de la Corte Suprema de Justicia aseguró: «En esta sociedad es muy dificil tolerar la opinión ajena con grupos que hacen imposible el debate por falta de razones válidas por lo que atacan al contrincante en su persona. «El aborto como la enfermedad y la muerte no puede ser un tabú», prosiguió. «A mí me gritaron muchas veces asesina, abortista. Somos pro-libertad de decidir y ninguna de nosotras quiere imponerle a una mujer la decisión que debe tomar», aclaró.
«Un niño debe ser una bendición y no una carga o un castigo»
Fueron las palabras de la integrante del máximo órgano de la justicia argentina, citando al Papa Juan Pablo I, para enfatizar de este modo que un niño «debe ser una gloria, una bendición, una alegría», cosa que no ocurre al transformarlo en una carga o en un castigo cuando se impide que la mujer decida sobre la proyección de un embarazo.
«Un embarazo no deseado puede ser tan trágico en una familia como un embarazo forzado», dijo, fundamentando que lo primero que hay que hacer es cambiar la segunda parte del artículo 86 para que exista una lectura clara, en el que se contemplen como no punibles los abortos en todos los casos de violación.