Juzgan a seis personas por el asesinato de Liliana Ledesma

Cuatro hombres y dos mujeres comenzarán a ser juzgados hoy, por la Cámara en lo Criminal de Orán, por el asesinato de la pequeña productora rural Liliana Ledesma. El inicio del debate está previsto para las 8,45 de hoy. Se especula con que podría haber planteos de la defensa para demorar el proceso.

De hecho, como ocurrió en toda la investigación de este homicidio, cometido el 21 de septiembre de 2006 en Salvador Mazza, la defensa se llevó a cabo profusamente por estos días, a través de la difusión de información errónea sobre otra versión del crimen y los imputados que serán juzgados.

En este debate solo se juzga la responsabilidad de seis acusados, cuatro de ellos, María Gabriela Aparicio, su concubino Aníbal «Ani» Tárraga, Lino Abdemar Moreno y Casimiro «Nene» Torres, están acusados de ser los autores materiales del homicidio y dos, Juan Moreno y Patricia Guerra, serán juzgados por encubrimiento.

Los dos acusados por la autoría intelectual del asesinato, los hermanos Delfín Reynaldo Castedo y Raúl Amadeo «Ula» Castedo, no serán juzgados ahora, dado que ninguno de ellos ha podido ser indagado siquiera por el juez de instrucción que investigó este hecho, Nelso Aramayo.

Delfín y «Ula» fueron beneficiados por las dilaciones del juez Aramayo, que primero los convocó a prestar declaración informativa, y ordenó su captura recién en noviembre de 2006.

Para entonces los hermanos habían abandonado el país. Delfín, que está prófugo desde esa fecha, es supuestamente inhallable, a pesar de que cada tanto hay testigos que dicen haberlo visto en la finca El Pajeal, a 18 kilómetros de San Salvador Mazza, en la frontera con Bolivia.

«Ula» fue detenido en Bolivia, en abril de 2007, por narcotráfico, y el juez está todavía a la espera de que lo extraditen.

Cuando recibió las seis puñaladas (una le cortó los labios) Liliana Ledesma, que era madre de una niña, estaba enfrentada a los Castedo y al entonces diputado provincial Ernesto José Aparicio (PJ, hermano de María Gabriela Aparicio), que era socio o empleador de los Castedo en la finca El Pajeal.

Como integrante de la Asociación de Pequeños Productores y Ganaderos de Madrejones, Liliana denunciaba el cierre de caminos vecinales en esta finca con el aparente propósito de crear una zona liberada.

Los familiares de Liliana Ledesma sostienen que Aparicio también es responsable intelectualmente por el homicidio.

En consonancia con el argumento defensivo de los sucesivos abogados de los Castedo, consistente en afirmar que Ledesma era narcotraficante, a mediados de año pasado el periódico El Chaqueño, de edición en Yacuiba, Bolivia, lanzó la versión de que un detenido en La Paz , Víctor Roa Aguirre, enfermo terminal entonces, ya fallecido, aseguraba haber matado a Ledesma en venganza por una mejicaneada.

Roa Aguirre se confesaba narcotraficante y afirmaba que su socio era otro detenido, Efraín Ichuta Vargas. Esta versión no se condice con las pruebas contenidas en el expediente elevado a juicio.