GÉNERO Y SEXUALIDAD

En el marco del II CONGRESO NACIONAL DE SIDA 2009, desarrollado en Salta la última semana de agosto, me solicitaron coordinar un Taller sobre Género y Sexualidad, tarea que realicé conjuntamente con Violeta Carrique. En esa oportunidad discutimos alrededor de ideas centrales que ahora comparto en este breve artículo.

El género es una categoría socialmente construida que permite mostrar (visibilizar) y explicar las diferencias y desigualdades entre hombres y mujeres(1). Es género es un sistema o red de creencias, actitudes, valores, formas de comportamiento y maneras de ver el mundo que se aprenden desde el nacimiento, en el proceso de socialización, a través del de las distintas instituciones sociales, como la familia, la escuela, los amigos, la iglesia, los medios de comunicación, entre otros, las que son diferentes si se es un hombre o una mujer. De esta manera se determinan los ?roles de género?, es decir, los comportamientos esperados para hombres y mujeres y los tipos y formas de relación entre personas de distinto sexo.

El proceso se inicia con la asignación de sexo a partir de las características anatómicas-genitales con el que la persona nace. Esta primera categorización marca el inicio de un proceso de construcción social, en el que la sociedad enseñará a su nuevo miembro las pautas de comportamiento que deberá tener de acuerdo al género al cual fue asignado, es decir, su rol de género. La familia desempeña un rol fundamental en el aprendizaje de género, ya que constituye la base de conocimientos para el/la niño/a, quien rápido aprenderá qué es lo que espera de él.

Las sociedades dan diferente valoración a los hombres y las mujeres, siendo por lo general, éstas devaluadas y aquellos sobrevalorados. Esto hace que las relaciones entre los hombres y las mujeres no sean equitativas, que sean asimétricas, que estén rodeadas por el poder y se expresen en múltiples desigualdades en todos los ámbitos de la vida. La inequidad de género asociada a los roles tradicionalmente asignados a hombres y mujeres, no sólo se expresa en la vida cotidiana sino también en la vida sexual de los mismos. Es en la sexualidad donde se enfrentan y confrontan los aspectos más íntimos de las identidades de los miembros de una pareja y es en ese ámbito donde los roles de género participan también en establecer los límites de lo posible para dichos miembros.

Comprender las relaciones entre género y sexualidad, nos permite reflexionar acerca de las ?prácticas sexuales socialmente permitidas? para hombres y mujeres en nuestro contexto social y su incidencia en la salud de ambos.

La atribución social de roles para hombres y mujeres, desconociendo las necesidades y derechos de cada uno/a, perjudican la salud de ambos sexos, especialmente de las mujeres. El género, juntamente con otras variables sociales, como grupo social, etnia o grupo de edad, expresan inequidades que son innecesarias, evitables e injustas.

En el Taller Género y Sexualidad, en el marco del II CONGRESO NACIONAL DE SIDA 2009, le proponíamos a los participantes reconocer la importancia de incorporar la perspectiva de género en la prevención del SIDA. Para ello le ofrecimos un listado(2) de ?prácticas sexuales socialmente permitidas? para hombres y mujeres(3), y le solicitamos que expresen su opinión al respecto y que planteen qué relación encuentran entre esas prácticas y el SIDA. Algunos datos sobre la epidemia evidencian cómo las relaciones de género ponen a las mujeres en situación de vulnerabilidad frente a esta problemática.

Algunos datos de la situación epidemiológica en Argentina y en Salta

Según un Informe del Programa Nacional de Lucha contra los RH, SIDA y ETS de 2007(4), según censo 2001 y proyección 2007, en Argentina hay 39,4 millones de habitantes, de los cuales 20,3 son mujeres. En 2006 aproximadamente 130.000 personas viven con VIH/sida, hay 64.000 diagnósticos y han desarrollado sida 34.500 casos (que por el retraso en el envío de las notificaciones se estima que es de 35.600).

El primer caso en mujeres se diagnosticó en 1987, hasta el momento predominaba en hombres. En 2006 la razón fue 2,5/1 hombres por mujer. Al analizar los diagnósticos recientes se observa que desde 2000 al 31/08/2007 se notificaron 29.700 infecciones por VIH, de las cuales en los últimos 3 años la razón se redujo a 1,5-1,6 hombre por mujer, es decir que de cada 5 personas que se realiza el diagnóstico de VIH, 3 son hombre y dos son mujeres.Con respecto a las vías de transmisión predomina la sexual (82,5%: 61,5% heterosexuales y 21% HSH), 7% el uso compartido de equipos de inyección y el 3,4% transmisión vertical (siendo un 30% de estos niños diagnósticos tardíos)

La prevalencia de VIH en embarazadas en el país es de 0,32% con diferencias regionales muy importantes.

Algunos datos en Salta, para el mismo año 2006 son los siguientes: población: 1.181,886. Cantidad total de casos de sida: 596; nuevos casos de sida 2006:26; razón hombre/mujer: 2.2; media edad diagnóstico: 37,3.

Cantidad de infecciones VIH diagnosticada: 635; razón hombre/mujer: 2; vías de transmisión: 100% heterosexuales.

Hasta acá los datos, pero ¿qué nos dicen los números? Hablan de comportamientos sexuales en nuestra sociedad. El recorrido seguido por la epidemia desde los primeros casos nos obligar a reflexionar fundamentalmente sobre estas cuestiones: el ejercicio de la sexualidad, la asimetría y el poder en las relaciones entre hombres y mujeres. Y también sobre los sistemas de salud y el rol de los profesionales y de todos los actores sociales en esta epidemia que tiene que ver con la vida y con los derechos de todos los hombres.

Los datos informan de la feminización de la epidemia y de los riesgos y vulnerabilidad de las mujeres frente a la misma, es decir vuelven a poner en evidencia las condiciones de vulnerabilidad de las mujeres que se deriva, en buena parte, de la enorme desigualdad social que hay entre hombres y mujeres, y que se explica por condicionantes biológicos, económicos, sociales y culturales profundamente arraigados en la inequidad de género.

Por ejemplo, el poder en las relaciones sexuales hace algunas mujeres sean más vulnerables que otras por el comportamiento de sus parejas masculinas con las que no tienen posibilidades de negociar sexo seguro (hombres que tienen sexo con otros hombres, mujeres que sufren violencia, mujeres compañeras de hombres que usan drogas, mujeres que tiene sexo anal no protegido)

Como plantean numerosas investigaciones al respecto, en el caso de las mujeres que ya viven con VIH, en este contexto de invisibilidad social de la problemática, además de padecer la inequidad de género, que se recrudece por el hecho mismo de haber adquirido el virus, enfrentan la pérdida de la salud, la enfermedad, en ocasiones la muerte de sus parejas, y muchas veces también deben enfrentar la enfermedad de ellas y de sus hijos, la violación de sus derechos humanos, la pobreza, la soledad y el estigma social, por mencionar algunos de los fenómenos más recurrentes.

Asumir una perspectiva de género es tomar conciencia de las diferencias que tienen los hombres y las mujeres, en lo social, lo político y lo educativo, así como en sus concepciones del mundo y la vida. Es prestar atención acerca de cómo las políticas, las decisiones y los programas que se implementan, por ejemplo en el área de la salud, tienen efectos diferentes sobre los hombres y las mujeres.

Lograr que la perspectiva de género se incorpore en todos los ámbitos profesionales, académicos y personales de la vida cotidiana, permitiría trabajar en miras a una búsqueda de equidad en las relaciones entre los géneros, tender por lo tanto a una mejor calidad de vida para todas las personas.

*Directora Proyecto de Investigación Nº1525.

Consejo de Investigación. U.N.Sa.

Salud, Mujer y Género
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(1) Con la finalidad de comprender e introducir la problemática de género plantemos esta polaridad hombre- mujer sin desconocer ni desmerecer la multiplicidad de opciones sexuales en nuestra cultura, y la situación de desigualdad, inequidad y discriminación social en que generalmente se encuentran.

(2) Ministerio de Salud Chile (2002) Manual Conversemos de Salud Sexual. Redacción y adaptación IKASTOLA

(3) Hombres: estimular o posibilitar la frecuencia de relaciones sexuales y la diversidad de parejas; iniciar la actividad sexual tempranamente en vías a oficiar de ?experimentado? en sus relaciones erótico-amorosas futuras; lo erótico prevalece en el espacio sexual sobre el compromiso afectivo y relacional; es esperable que los hombres manejen el tema del contagio de las ITS, así como cuiden de no dejar embarazada y, si así ocurriese, sepan encarar el ?la situación? y la responsabilidad económica del futuro hijo.

Mujeres: la vida sexual asociada a los atributos de exclusividad y fidelidad; la práctica vinculada a la conyugalidad y la maternidad; lo sexual es vehículo de afecto de procreación, en el marco de la legalidad (matrimonio); el cuerpo como instrumento de placer al servicio de otro.

(4) Consulta Nacional Ampliada. Taller regional NOA. Tucumán, Argentina, 8 y 9 de noviembre de 2007

IMAGEN: www.tusaludmental.com