Género y Ética

A.- En función de su lectura de los textos de ética y sus conocimientos de la tradición feminista, elabore una reflexión sobre las relaciones entre ética y feminismo.

Por reconocerme deudora del feminismo de la Ilustración no puedo dejar de advertir que, a más de doscientos años de las luchas de aquellas mujeres por la universalidad de los derechos y valores morales, quienes adscribimos a esos principios, debemos continuar reclamando por las mismas razones. Así como aquellas, aún a costa de sus vidas, trataron de subvertir el orden aristotélico tomista señor-vasalla, que en medio de la exaltación revolucionaria regía estrictamente para las mujeres, nos corresponde hoy, denunciar y desarticular las prescripciones medievales de una moral que se pretende universal.

El legado del feminismo de la Ilustración es a la vez ético y político. Por enfrentarse a los valores de un sistema opresivo para las mujeres y por las demandas de universalidad del paradigma de la igualdad. Por entonces, la ética contractualista proponía un sujeto moral dueño de sí mismo al llegar a la edad de la razón, por lo tanto, con capacidad para rubricar el pacto del contrato social. Pacto que suscribieron los hombres en nombre de sus familias y del que excluyeron a las mujeres. Como afirma Celia Amorós si se excluye a las mujeres de la participación en el espacio público y de la ciudadanía ?se hará preciso argumentar su incompetencia ética, es decir, inhabilitarlas, sobre la base de supuestas características derivadas de la biología, para la formulación de juicios autónomos que se regulen por el interés general .En suma, habrá que condenarlas a la heteronomía moral, a organizar su vida en el espacio privado tuteladas primero por el padre y luego por el esposo?(1)La filósofa Diana Maffía explica los argumentos filosóficos por los cuales instaurada la Revolución la distribución del poder no incluyó a las mujeres y por qué se les impidió suscribir el pacto social que las reconocería como ciudadanas:?(las mujeres) no tenían capacidad de racionalidad, universalidad y abstracción, que son las que permiten comprender las condiciones morales y el compromiso moral con el cual se hace un pacto social?(2) También habla del Pacto Moral que atribuyó selectivamente ciudadanía a un grupo en desmedro de otros. Estos últimos compuestos por mujeres, varones no propietarios o en situación de debilidad social y homosexuales.

Las mujeres que demandamos ser reconocidas como sujetas morales autónomas, esto es, capaces de darnos nuestras propias normas que determinen nuestras conductas, reconocemos en el alegato de Mary Wollstonecraft una de las fuentes de la ética feminista. Nuestras exigencias de emancipación y autonomía de hoy, abrevan en las fuentes de las ideas libertarias de las mujeres de la Ilustración. En Vindicación de los Derechos de la Mujer (1791),Wollstonecraft afirma que? la libertad es la madre de la virtud, si las mujeres son, por su constitución, esclavas y no se les permite respirar el aire vivo y vivificador de la libertad, languidecerán para siempre como plantas exóticas, y sólo se las considerará como un bello defecto de la naturaleza?(?)?No voy a continuar con este argumento más que para extraer la conclusión evidente de que la humanidad, incluidas las mujeres, llegará a ser más inteligente y virtuosa cuando una política sana consiga que reine la libertad?(3) Al reconocer que las mujeres eran seres humanos dotados de razón, ponía de manifiesto la arbitrariedad del predominio masculino La autonomía de las mujeres, la emancipación económica, se cristalizaría a través de la educación. Acuerdo con Celia Amorós en tanto afirma que ?en la obra de Mary Wollstonecraft se configura la ética feminista como la ética verdaderamente universal, la coherente radicalización de una ética de raigambre ilustrada?(4)

Más de un siglo y medio después, la filósofa feminista francesa Simone de Beauvoir, publica una obra, una propuesta ética que marcaría un antes y un después en el devenir del feminismo contemporáneo. En la obra El segundo sexo, Simone de Beauvoir analiza como se construye la idea de mujer a partir de la mirada patriarcal. Una feminidad anclada en mitos, prejuicios- que la filósofa francesa describe, analiza y deconstruye medularmente, a través del escrutinio existencialista.

Elabora una teoría emancipatoria de la mujer desde los presupuestos teóricos de la Ilustración, donde se enraizan las bases de la teoría del feminismo. Y la posibilidad, probablemente no sopesada por Beauvoir, de convertirse en la fuente intelectual anticipatoria del feminismo de la segunda ola de los años 70.

Con críticas a los supuestos adoptados por la biología, el psicoanális y el materialismo histórico, demuestra como se fue configurando la realidad femenina, y afirma que ?? el drama de la mujer consiste en ese conflicto entre la reivindicación fundamental de todo sujeto que se plantee siempre como lo esencial y las exigencias de una situación que la constituye como inesencial?( 5)Toma de Levi-Strauss la idea de sistemas de oposición sobre los que se organizan las relaciones de la sociedad: dualidad, alternancia, oposición y simetría.

Utilizando la dialéctica hegeliana, afirma que el sujeto no se define como Uno sin oponerse a Otro: ?pretende afirmarse como lo esencial y constituir al otro en inesencial, en objeto?(6)

Cuando Beauvoir compara la situación del amo y el esclavo de la dialéctica hegeliana con la situación del hombre y la mujer, define a la mujer como vasalla del hombre. Dice que ?el amo y el esclavo también están unidos por una necesidad económica recíproca, que no libera al esclavo? (7)

Como dice Celia Amorós, la autora de ? El Segundo sexo?es la bisagra entre le feminismo ilustrado y el neofeminismo de los 70??(8)Al deconstruir la idea del ?eterno o esencia femenina?-presupuesto medular del sistema patriarcal- explicita el profundo rechazo al destino biológicamente predeterminado : ? No se nace mujer, se llega a serlo?Ningún destino biológico, psíquico o económico define la figura que reviste en el seno de la sociedad la hembra humana; es el conjunto de la civilización el que elabora ese producto?al que califica de femenino?(9)El concepto de género, acerca de que ser mujer es una construcción, social, histórica y cultural, estaba cerca. Amorós dice, comparando los propósitos éticos de Wollstonecraf y de Beauvoir que?si la autora de Vindicación de los Derechos de la Mujer denostaba la tiranía masculina como fuente de corrupción moral, la de El Segundo sexo, ve el mundo dominado por los varones como un mundo generador de mala fe, donde las libertades- la de las mujeres al menos- no tienen su oportunidad?(10)

Creo no equivocarme cuando afirmo que, las feministas hoy, compartimos la experiencia paradójica en nuestros respectivos momentos históricos, con las feministas de la Ilustración. Cuando la efervescencia social, política e intelectual de entonces, dejaba atrás la naturaleza para encontrar en la razón el arma más poderosa del progreso de la humanidad, junto al acceso a la educación, la libertad y la igualdad de los derechos, desde la filosofía, la ciencia, la política, la religión- con algunas excepciones que la historia feminista recuerda-se decreta la inhabilidad moral y política de la mujer y se la recluye en el espacio doméstico. Aquellas mujeres que fueron fermento de la Revolución de 1789, en las calles, en los clubes revolucionarios, en los salones literarios, fueron ignoradas en el nacimiento del nuevo régimen, perseguidas, apaleadas, encarceladas o guillotinadas. Como Olympe de Gouges autora de la Declaración de los Derechos de la Mujer y de la Ciudadana, en respuesta al documento fundacional de la Revolución, la Declaración de los Derechos del Hombre y el Ciudadano que no contemplaba los derechos de las mujeres. Muy pronto estas mujeres, comprendieron cuáles eran las consecuencias políticas de ser mujer.

La feminista francesa Geneviève Fraisse quien se propone hacer historia de las diferencias políticas entre los sexos, en su obra ?Musa de la Razón? dice al referirse a los momentos inmediatamente posteriores a la Revolución de 1789 que?sin duda el telón de fondo de esta voluntad sistemática de exclusión, representa la ineluctable mentira de la democracia (que es también la del cristianismo) en la afirmación de una igualdad demasiado abstracta para ser verdadero en lo concreto. En este sentido, la exclusión es simplemente imposible de afirmar, porque sacaría a la luz una tremenda contradicción. Por eso debe ser oculta, fragmentaria, impertinente, desprovista de su sentido filosófico?(11)

En la era de los Derechos Humanos Universales, cuando los líderes mundiales se regodean de los avances en la materia, y se los suscribe en documentos internacionales, con garantía de las naciones más desarrolladas del mundo, y a más de doscientos años de la irrupción del feminismo ilustrado, que aunque inorgánico, dejó sentadas las bases de una ética feminista, las mujeres continuamos cuestionando desde lo político, la efectivización de esos derechos y desde lo ético, la universalidad de los valores desde son planteados esos derechos .Como dice Amorós ? la ética feminista no puede ser sino crítica de la ética, en tanto que denuncia de la ficción de universalidad de las éticas filosóficas que han construido su destinatario sobre la mala abstracción?(12)

Es la feminista Sheila Benhabib quien critica la idea del sujeto abstracto del liberalismo, el sujeto universal, donde lo implícito es lo hegemónico y advierte que el patriarcado promueve un universalismo a partir de abstracciones de un grupo determinado ( en este caso los grupos dominantes) haciéndolas extensivas al resto de los seres humanos configurando lo que llamó ?universalismo sustitutorio?(13) Por lo tanto, no son pocas las feministas que hablan de doble código de moralidad,( no sólo para hablar de la moralidad sexual femenina o masculina) sino de la ética patriarcal que se construye a partir de una supuesta universalidad, y en la realidad opera excluyendo a las mujeres, nada más y nada menos que la mitad de la humanidad.

La ética feminista deudora de la Ilustración es la vez que una crítica de la ética un proyecto de inclusión, de emancipación, de autonomía. Un proyecto de progreso para toda la humanidad. Al identificar al patriarcado como un adversario universal las feministas caribeñas afirman en una publicación de más de una década, que? con diferencia del resto de oprimidos/as, las mujeres no han identificado al opresor como enemigo (se trata del amigo, el marido, el padre, etc.) sino como el futuro humano, versión igualitaria. Tal vez por ello no se ha planteado oposición frontal, sino un combate por la humanización vista como un progreso global de la humanidad?(14)

Porque cuestiona todos los aspectos que hacen a hombres, y mujeres, personas con distintas identidades sexuales y de género, en tanto seres racionales, porque cuestiona la cultura misma, la sociedad, la historia y todas las construcciones que se generaron a partir de de éstas y cómo éstas fueron construidas, el feminismo nació y continúa siendo revolucionario. Aunque a lo largo de la historia las feministas hayan adscripto a principios antagónicos, burguesas, sufragistas, marxistas, liberales, radicales, moderadas, de la igualdad, de la diferencia, heterosexuales, lesbianas, autónomas, institucionalizadas, católicas, ateas, agnósticas, nos han dejado el legado ético de la lucha por la emancipación de la mujer, que debemos y podemos constituirnos como nuevas sujetas morales e históricas y que trabajar por una humanidad mejor, por una sociedad inclusiva para todos y todas es posible.

B.-La idea de que la virtud tiene género se encuentra en el pensamiento ético de muchos grandes filósofos (cfr.Kant). Pero también hay críticas a esa noción de ?virtud con género? (cfr.Wollstonecraft). En el contexto del pensamiento feminista contemporáneo, a pesar de los cambios producidos en la condición de las mujeres, la idea de una ?ética femenina?sigue estando presente. A partir de su lectura del texto de Carol Gilligan y las críticas realizadas a esta propuesta, realice una síntesis de las elaboraciones actuales sobre el tema y su opinión al respecto.

Síntesis (1)

Cuando la tradición ilustrada europea del feminismo, cruza el océano, en EEU se une al pragmatismo y se resignifican los marcos teóricos. La igualdad formal de la Ilustración queda asimilada a la identidad. La identidad que alguna vez fue correlativo de igualdad del feminismo ilustrado ahora no tiene que ver con el colectivismo sino con el individuo, y pierde su impronta política.. En un contexto de fuertes cuestionamientos de los patrones de productividad, se visualiza la división entre lo público y lo privado, se acuña la frase ?lo personal es político? que vuelve la mirada de la opresión hacia el espacio doméstico. Las estrategias de liberación proponían, entonces, relaciones sin jerarquías, de las mujeres que se organizaban en grupos de autoconciencia. El feminismo radical comparte con el feminismo liberal, el concepto de la dimensión política de lo personal. Es en Estados Unidos donde se instala el germen de la noción de la diferencia y se encamina a un feminismo esencialista.

Desde Italia, el feminismo italiano que tuvo la particularidad de producir muy pocas autoras individuales, proponía a través de las mujeres de la Librería de Milán, crear un orden nuevo, un mundo de mujeres. El manifiesto La Rivolta Femmenile y la publicación de Carla Lonzi, Escupamos sobre Hegel declaraban rabiosamente que la opresión patriarcal es expresión política de la diferencia sexual femenina Posición que fue criticada como una estrategia separatista. Años después, la Ley del derecho al aborto, marca una inflexión en el feminismo italiano.

Desde Francia, y desde una concepción de la escuela psicoanalítica francesa, Luce Irigaray entiende a las mujeres no como lo otro no jerárquicamente inferior, sino como lo otro no ajeno. No hay objetos extralingüísticos, sino objetos dentro del lenguaje Explora la relación dramática entre el poder del lenguaje y el cuerpo de las mujeres. En su obra Speculum intenta romper los modos tradicionales de lectura. Aparece la concepción de lenguaje falogocéntrico. Propone que para llegar a ser sujetos las mujeres deben redefinir su subjetividad.

Hacia 1969 se publica en Estados Unidos la tesis de Kate Millet La Política del sexo en el que acuña la categoría de sexo- género como categorías de status .Esta categoría de status determina que hay un orden natural y ello traspasa al orden político y jurídico. Establece que la relación hombre mujer es relación de poder naturalizada e invisibilizada.

Las teóricas feministas ubican la aparición del concepto de género entre 1960 y 1970, en Estados Unidos. La idea de lo constructo en relación a sexo adquiere dimensión de género Sexo lo biológicamente, naturalmente dado y género, lo construido culturalmente. La crítica que surge es que el modo femenino y el modo masculino siguen entrampados en el binarismo excluyente varón- mujer, o se es lo uno o se es lo otro.

Adrianne Rich, en su libro Nacida de Mujer dice que porque venimos de otra mujer y el primer objeto de amor es otra mujer: nuestra madre, es una experiencia que debemos reconquistar. Habla de heterosexualidad obligatoria y del continuum lésbico que tiene que ver con recuperar esa relación entre mujeres. Habla de lesbiandad por orientación sexual y lesbiandad política, pero para que sea política debe estar articulada a la tradición del feminismo.

Monique Wittig, es francesa radica en Estados Unidos, habla del contrato heterosexual de dominio y subordinación. Las lesbianas no son mujeres, son el producto de la construcción política del sistema heterosexual .Dice que ser lesbiana es escaparse a otra relación que no hagan a la economía binaria hombre- mujer .La lesbiana es prófuga del contrato heterosexual Wittig termina siendo la madre teórica de Judit Buttler. Teórica performativa del sexo y la sexualidad, toma como objeto de estudio al lenguaje y cuales son las figuras retóricas del lenguaje. Rastrea la noción de deseo en toda la filosofía occidental. Dice que el deseo produce su objeto. Si el deseo disciplinado crea su objeto, puede no ser heterosexual, ni homosexual o discontinuo y da lugar a la Teoría QUEER..Toma el dimorfismo sexual como base de las construcciones de género. Y afirma que el sexo es constructo generizado. Acuña la noción de girotrópico, porque el sujeto es desde el lugar donde el poder lo pone, pero que permite hacer el giro contrario o signo diferente.

La analogía que presupone que el sexo es a la naturaleza lo que el género a la cultura, tuvo fuerza explicativa en los ´60/´70.La naturaleza es neutra, objetiva, lo dado en sí y la cultura es lo modificable, histórico, variable, atravesado por el tiempo, la geografía etc. A partir de los años ´80 esta analogía entra en crisis. Por entonces aparece el libro de Carolyn Merchant La muerte de la naturaleza donde la autora intenta mostrar como la noción de naturaleza siempre ha sido solidaria con una concepción teórica determinada .La noción de naturaleza no es unívoca .La filósofa Julia Annas dice que la naturaleza es lo temido, lo indómito, lo deseado como ideal regulativo, lo misterioso, lo impenetrable, lo ordenado, el cosmos. Frecuentemente, en lugar de naturaleza comienza a usarse el concepto Tierra y se asocia tierra con mujer, en una metáfora fundante sobre la que se montan muchas teorías: vuelve a verse a la mujer como generación y al hombre como razón.. Se comienza a sentar las bases del ecofeminismo del cual Mary Daly sería una de sus precursoras con su principal obra Gyn/Ecology.

A partir de los años ´80 se produce una deconstrucción muy fuerte del concepto género, lo que no quiere decir que los estereotipos no se reconstruyen de otra manera. Y arrecian las críticas de grupos étnicos, de mujeres de color y lesbianas. Se configura el feminismo de la diferencia.

Alice Echols habla de la liberación femenina como una contracultura que debe imponerse a la cultura dominante, construida a partir de la agresividad sexual masculina. Los movimientos antipornográficos toman estas reflexiones como bandera.

La psicoanalista Nancy Chorodow afirma que los niños y las niñas se autodeterminan de manera diferente en relación a la madre. Los niños en forma negativa y las niñas identificándose plenamente, por lo que la niña desarrolla aptitudes de dependencia de empatía y con virtudes relacionales. El niño desarrolla su autonomía direccionada a lo abstracto. Será fuente de permanente consulta de Carol Gilligan.

La psicóloga Carol Gilligan a través del libro In a Different Voice: Psychological Theory and Women´s Development refuta la teoría del desarrollo cognitivo moral diferente para niñas y niños de Jean Piaget y Lawrence Kohlberg .A éstos les interesa estudiar como se comportan las personas frente a dilemas morales y qué cambios se producen en estas personas con la edad frente a los mismo problemas. De los estudios tabulados en variables por etapas, estos investigadores llegan a la conclusión de que las niñas rara vez superan las etapas de la obediencia y la cooperación lo que al parecer se traduce en un deficiente desarrollo moral. Con atención del contexto particular en las niñas y en la confianza en lo legal y abstracto de los niños. Gilligan, afirma que no es que las mujeres desarrollen un nivel moral más bajo que los varones sino que las mujeres están orientadas a una ?ética del cuidado? y los hombres a una ?ética de la justicia? Los parámetros de investigación de Gilligan la enfrentan y a la vez la acercan a quienes critica.

En su obra Maternal Thinking la filósofa pacifista Sara Ruddick reinvidica el trabajo maternal-que también puede ser realizado por hombres- como un salvoconducto para la paz .En una sociedad donde el militarismo y la guerra son producto del pensamiento dominante propone el pensamiento maternalista como modelo de ética del amor.

El feminismo de la diferencia queda consumado y se afianza la idea de una ética fundada en valores femeninos como la sensibilidad, el amor, la ternura y donde ser mujer es más importante que ser persona.

Reflexiones

Un informe de la periodista argentina Natalia Calisti da cuenta de cómo los fenómenos climatológicos ? tsunamis, inundaciones, huracanes- afectan de manera desigual a hombres y a mujeres en lugares donde se producen. E n ciertas ocasiones, los mandatos patriarcales obligan a las mujeres a permanecer en sus hogares junto a los hijos, lo que les impide buscar ayuda, porque sus maridos están ausentes y ellas no cuentan con sus permisos para salir, la falta de información- con la que sí cuentan los hombres donde se producen estos fenómenos, que les permita prevenir, o la formación con destrezas desiguales entre los géneros, hace que las mujeres engrosen en grado mayor las estadísticas de muerte. Desde la organización Cascos Blancos se pretende empoderar a las mujeres elevándolas a situaciones de liderazgo dadas sus capacidades de asistir y organizar a la comunidad (2)

Mientras leía esta noticia no podía dejar de relacionar y pensar hasta qué punto las corrientes de pensamiento que promueven valores femeninos como portadores de excelencia moral superiores a los de los hombres, están sometiendo a las mujeres a una regresión discursiva, que en el mejor de los casos, significa la renuncia lisa y llana a las conquistas que las feministas de la igualdad obtuvieron por sobre el patriarcado. Las teóricas del maternalismo o de la ética del cuidado abjuran de todo presupuesto que conduzca al esencialismo Que los sectores reaccionarios vinculados a la iglesia católica, en sus alegatos contra el género, la perspectiva de género, los derechos sexuales y reproductivos, la diversidad sexual, reivindiquen las ideas de la esencia femenina y la mistificación que de la maternidad realizan estas teóricas, resulta por lo menos, sospechoso.

Es reprochable que al despolitizar las prescripciones maternalistas se ignore criticar a la maternidad como destino biológico o núcleo de la identidad femenina ya que el patriarcado se apropió de nuestro cuerpo y nuestras capacidades reproductivas y por tanto la maternidad y el cuidado han sido una función y un trabajo histórica y predominantemente femeninos. ?A partir de las épocas remotas en que quedamos degradadas a guardadoras o nodrizas, o actuales en las que resultamos? portadoras? de embriones, difícilmente esas imágenes sacralizadoras del ejercicio de las funciones maternales alcancen para reivindicarnos?afirma la médica Cristina Ravazzola (3)

La carga horaria del trabajo de maternar o de cuidar suele ser percibida frecuentemente, como de tiempo completo. Que esta función se desempeñe dentro del espacio doméstico significará, como dice la filósofa norteamericana Sabina Lovibond ?que ese rol de dadora de cuidados prepara la escena para una ruptura crónica de la justicia distributiva, es decir la justicia en la distribución de los beneficios y cargas de la vida social? (4)

Que las teóricas del maternalismo propongan que los hombres también pueden ser madres es uno de los puntos que convocan adhesiones de las mujeres .Los hombres no podrían asumir la maternidad ni el cuidado como naturalmente propios, porque les faltaría experimentar la huella material y simbólica de la opresión y la explotación, que por su condición de género, portan las mujeres. Y en los hombres, al menos hasta ahora, ni la maternidad ni el cuidado forman parte de sus funciones o roles identitarios. La socióloga Beatriz Kohen sostiene que?por su estabilidad y permanencia, los roles sexuales representan una importante fuente de identidad para la humanidad, de ahí la resistencia a innovar en el área de los valores relativos a los lugares sociales de hombres y mujeres?(5)

El maternalismo como ideal ético supone en los hechos, la exclusión del espacio público y la identificación de la mujer con el espacio doméstico, allí donde se corporiza con más fuerza la desigualdad y la ausencia de su ciudadanía. Es volver al paradigma de la dominación masculina. Lo que debiera ser un status por la emancipación, se convierte en sustento del estereotipo. La mujer resulta de esta manera, objeto de discriminación. Se puede discriminar por interiorización o por el nivel de excelencia, en tanto se saca a la mujer del campo de las iguales

Las ideas del maternalismo y del cuidado se inscriben en la normatividad del feminismo de la diferencia cuyo devenir histórico se ha dado, mayoritariamente en el campo del psicoanálisis y el de la literatura .En una encendida crítica al feminismo de la diferencia la feminista Katha Pollit afirma que?las feministas de la diferencia no pueden decir que las diferencias entre los hombres y las mujeres sean el resultado de sus posiciones económicas relativas, porque decirlo movería toda la discusión fuera del ámbito de la psicología y del orgullo cultural autocomplaciente, para meterla en el ámbito de una dura pelea política por la distribución de los recursos, la justicia y el dinero?(6)

Entrampado en las propias definiciones del patriarcado el discurso de la diferencia nos habla con un discurso ambiguo de pacifismo, de bondad, de sensibilidad femenina. Al reconocer que los caminos de la emancipación no son lineales, Celia Amorós destaca que ?el discurso ilustrado de la igualdad tiene la ventaja indudable de librarse de las ambigüedades de ser directamente incisivo e irrenunciablemente reivindicativo?(?) de manejar en la discusión términos precisos como los de superioridad e inferioridad para establecer las impugnaciones de las definiciones patriarcales?(7) La tradición ilustrada entiende diferencia como exclusión e inferiorización, entiende que los iguales están jerárquicamente más arriba que los no iguales.

De todos modos no podemos dejar de reconocer los aportes que los feminismos, o movimientos feministas han realizado en el avance de las mujeres. Y aunque lo que se ha logrado se contabilice como irrevocable, es mucho lo que queda por hacer. El desafío más grande continúa siendo el de la igualdad entre humanos y humanas y el respeto por la diversidad.

C.- realice una lectura crítica del artículo ?Dignidad y vocación de mujer? (Victoria Camps) y relaciónelo con el tema de los derechos humanos de las mujeres, y los obstáculos para su efectivo ejercicio.

De la misoginia cerril de los integrantes de la iglesia católica y en especial, la de los papas, las feministas, especialmente, han escrito montañas de libros. Y del rechazo del feminismo a ciertos postulados de la iglesia en relación a las mujeres, también. En tanto erigida sobre los cimientos patriarcales aristotélicos, en que ganado, esclavo y mujer son propiedad del señor, la iglesia naturalizó la inferioridad de las mujeres. Al describir el rechazo de las feministas de la Ilustración a la iglesia, dado que desde los confesionarios se promovía la subordinación de las mujeres, el historiador Richard Evans afirma que los obstáculos para el feminismo en lugares como Francia, Italia y Bélgica provenían no tanto de la sociedad o de la política como de la religión. Fue en estos países, sostiene Evans ?donde las feministas se encontraron con el más persistente e intratable de los enemigos: la iglesia católica romana. Ahí, por lo tanto, los movimientos feministas tuvieron un carácter definidamente anticlerical y se aliaron con las fuerzas que tenían como objetivo reducir la influencia de la iglesia en la sociedad?(1)Dado que la Ilustración construyó el ser humano como sujeto racional, por entonces,? ante la razón ningún conocimiento era sacrosanto? (2)

El discurso dominante, sostiene que la realidad de Occidente- de la que formamos parte- se configuró a partir del aporte del cristianismo, el judaísmo, de los árabes y los bárbaros. Españoles y portugueses como conquistadores de nuestro continente iberoamericano, se valieron de la religión católica para someter a los/as nativos/as. Desde entonces, la iglesia católica se ha convertido en la gran reguladora de las relaciones sociales y estatales, como si los presupuestos del medioevo no hubieran sido superados. Dogmáticamente esencialistas, los hombres de la iglesia conciben a las mujeres en la única doble dimensión de madres o vírgenes. Nadie mejor que las feministas católicas, para deconstruir las complejidades del discurso patriarcal de quienes dirigen la iglesia? maternidad y castidad, dos estados ideales, pero imposibles de ser cumplidos simultáneamente por una católica convencida. Tremenda frustración si pensamos que el modelo de mujer preconizado por el catolicismo es la virgen madre. Pero como todo modelo, la Virgen María es, fundamentalmente un símbolo, un paradigma. El acto sexual en la medida que despoja a la mujer de su virginidad, sólo puede permitirse dentro del matrimonio y para fines procreativos. Mediante la maternidad, la mujer vuelve a recuperar su honor. Se verá reflejada en la imagen de María.(3).

Puesto que al momento del Contrato Social, el tránsito de la humanidad, de la naturaleza a la sociedad civil, la iglesia instituye que la mujer es objeto de propiedad doméstica y por lo tanto sujeta al trabajo de la reproducción, junto a las organizaciones patriarcales estado y familia, se apropia de su cuerpo y su sexualidad. Un poder que a través de los siglos, los hombres de la iglesia ejercieron y ejercen sobre la mujer a partir de la culpa. La culpa de ser ante todo un cuerpo- dicen las feministas católicas-?ha impedido que las mujeres encuentren salidas auténticamente liberadoras a sus vidas. Y es que el principal enemigo de la autonomía femenina es la culpa. Culpa reavivada cada día en sermones, homilías, leyes, normas de convivencia, ideologías?(4)

Desde las acciones y los discursos, la iglesia pretende erigirse en el camino de salvación para la humanidad, pero al imponer sobre las mujeres el yugo de una moral única, con pretensiones de universal, diferenciándola en la igualdad, no hace sino, como dicen estas feministas, perpetuar la injusticia y la desigualdad. Las cuestiones más controversiales en relación a las mujeres tienen que ver con su cuerpo y su sexualidad-concebida únicamente con fines de procreación- anticoncepción y aborto. En este contexto, las prescripciones eclesiásticas, en relación al cuerpo y la sexualidad de las mujeres, adquieren fuerza de dogma en nuestra sociedad patriarcal. En unas reflexiones éticas acerca de cómo la moral católica al operar como ?control de conciencia? restringe la ciudadanía, especialmente la de las mujeres, la filósofa feminista María Julia Palacios afirma que?el mayor dominio de la iglesia sobre las mujeres a lo largo de la historia se ha ejercido a través de la sexualidad. El feminismo ha demostrado y denunciado el peso de la religión en la conformación de la doble moralidad que todavía tiene vigencia en nuestras sociedades y que supone determinadas exigencias éticas para las mujeres de las que quedan exentos los varones?(5)

Que las mujeres no puedan disponer de sus propios cuerpos, configura la violación más flagrante a sus derechos humanos básicos. Evidencia con toda su crudeza, la consumación del poder patriarcal sobre el cuerpo de las mujeres. La dignidad como mujeres se resiente, precisamente, en el impedimento del ejercicio de la ciudadanía plena. No se puede hablar de dignidad de las mujeres en tanto se las despoja de la autonomía moral de decidir acerca de cuestiones como la sexualidad, la anticoncepción, el aborto. Esta suerte de tutela moral, religiosa y social que se ejerce sobre las mujeres, invisibiliza una sutil forma de violencia y discriminación hacia el colectivo de las mujeres, que continúa funcionando, a través de los estereotipos que solventan la subordinación de éstas hacia los hombres .Encubren, también, las relaciones de opresión y explotación sobre las que el patriarcado estructuró un orden de jerarquías.

La decisión sobre la maternidad, que debiera ser producto de la gestión moral autónoma de las mujeres pasa a ser una cuestión social. La filósofa Violeta Carrique afirma al respecto que?la dimensión social que tiene se manifiesta cuando hacemos un análisis histórico comparativo y observamos que la reproducción siempre ha sido controlada- para favorecerla o para frenarla- por el poder patriarcal. Y en la actualidad, también para convertirla en objeto de laboratorio?(6)Ante la ausencia de políticas de salud reproductiva, miles de mujeres de todas las edades, de sectores marginados en nuestro país, son obligadas a parir , a vivir la maternidad como rol impuesto, en contextos de extrema pobreza, sin acceso al trabajo, la vivienda ,la educación la salud. Acuerdo con la filósofa María Julia Palacios cuando frente a este panorama sostiene que?la maternidad es más un drama que una bendición. Millones de mujeres en nuestro país y en el mundo, no están en condiciones de sentir que al engendrar y parir están participando? del poder creador de Dios?(7)

La salud sexual y reproductiva y los derechos reproductivos, como derechos humanos, han sido recogidos en tratados internacionales, convenciones, conferencias mundiales, suscriptos por nuestro país. La Convención para la Eliminación de todas las formas de Discriminación contra la Mujer (CEDAW) con rango constitucional y cuyo Protocolo Facultativo fue convertido en ley nacional recientemente, es uno de ellos. En sus distintos artículos se promueve la aplicación de medidas a fin de que las mujeres puedan hacer efectiva la igualdad de derechos en todas las esferas. Incluidos los derechos de las mujeres a recibir información adecuada, educación, al disfrute de una sexualidad plena orientada a la procreación o no, a los servicios de salud, a decidir libremente la cantidad de hijos y el espaciamiento, y la garantía de todos los elementos necesarios para hacer efectivos estos derechos. Que los estados firmantes cumplan con los objetivos propuestos, es parte de otro análisis. Puedo afirmar que en países latinoamericanos, en especial el nuestro, la falta de avances en materia de salud y derechos reproductivos, se debe en gran parte al accionar de la iglesia, quien ha encontrado en los grupos Pro- vida la multiplicación de los mensajes demonizadores y fundamentalistas, en contra de la posibilidad de las mujeres a decidir sobre sus propios cuerpos. ?Las filósofa Palacios critica la injerencia de la iglesia en la órbita civil, al impedir toda legislación que garantice la salud sexual y reproductiva ?esta injerencia es a la vez una concluyente muestra del no reconocimiento de la autonomía de las personas y, por ende, una privación del derecho a decidir sobre cuestiones que afectan la propia vida?(8)

En la búsqueda de un nuevo paradigma de lo humano, las feministas plantean una redefinición de los Derechos Humanos. Sin heterosexualidad normativa, sin constructos sociales que encorseten a las mujeres, tales como la identidad mujer- madre o maternidad como destino biológico, sin el yugo de verse reducidas a ser meros vientres portadores, establecidas como sujetas morales autónomas. Sin discriminación ni violencia de ningún tipo. El feminismo ha logrado que la violencia de género sea vista como violación a los derechos humanos, pero son los propios organismos de derechos humanos, a quienes se le dificulta incorporar la violencia contra la mujeres como razón de lucha por los derechos humanos .Probablemente haya llegado la hora para que estos organismos, reconceptualicen los derechos humanos y revisen sus marcos teóricos para modificar las prácticas, a través de la visión inclusiva que aporta la mirada de género.

Al proponer una revisión feminista de los Derechos Humanos la filósofa Diana Maffía afirma que ?proponer llegar a la neutralidad por la vía de un enfoque feminista significa denunciar el androcentrismo (es decir la consideración del varón como parámetro, modelo, prototipo o paradigma de lo humano) existente en los Derechos Humanos?.(?) y reivindica un pensamiento de Alda Facio? de la humanización de la mujer depende la humanización del hombre, porque mientras la mujer no sea humana, el significado de humano seguirá siendo parcial? (9)

* Del Posgrado

Especialidad en Estudios de Género Universidad Nacional de Salta

Prof. Lic. Violeta Carrique

Bibliografía consigna A

1.- Amorós,Celia, Tiempo de Feminismo, Sobre feminismo, proyecto ilustrado y postmodernidad, Cap I, Etica y Feminismo,379

2.- Maffía, Diana, El contrato moral, 16

3.-Wollstonecraft, Mary, Vindicación de los Derechos de la Mujer, Cap. II, Ed. Debate, Madrid,1998,61

4.-Amorós, Celia, Op. cit., 380

5.- Beauvoir,Simone, El Segundo Sexo,Bs As, Edit. Sudamericana, s.f., 15

6.- Beauvoir, Simone, op.cit, 20

7.- Beauvoir, Simone, op. cit., 22

8.-Amorós, Celia, De Miguel A.Ana, Teoría Feminista: de la Ilustración a la Globalización, Madrid, Minerva Ediciones, 2005, Vol. I, 28.

9.- Beauvoir, Simone, op.cit.59.

10.-Amorós, Celia Tiempo de Feminismo, Sobre feminismo, proyecto ilustrado y postmodernidad, Cap I, Etica y Feminismo, 385

11.-Fraisse, Geneviève, Musa de la Razón, La democracia excluyente y la diferencia de los sexos, Ed.Cátedra S.A., Madrid, 1991, 181

12.- Amorós, Celia, Tiempo de feminismo, sobre feminismo, proyecto ilustrado y postmodernidad, Cap. I, La ética feminista en el ámbito iberoamericano, 408

13.- Amorós, Celia, Op. Cit.402

14.- Agencia Latinoamericana de Información, Área Mujeres, Mujeres Agenda del Movimiento, El patriarcado un adversario universal, 1994, 8

Bibliografía consigna B

1.-Apuntes de clase, Posgrado Especialidad Estudios de Género, Universidad Nacional de Salta.., 2008

2.- Calisti, Natalia, La sensibilidad de la mujer la discrimina, Diario Críticadigital, 23 octubre 2008

3.- Ravazzola, Cristina, La maternidad como coartada en Dossier: la maternidad, Feminaria/ VIII/ 15-13

4.- Lovibond, Sabina, Etica Maternalista: una evaluación feminista, Feminaria, VIII, 15-21

5.- Kohen, Beatriz,El ideal maternal de las mujeres profesionales,??De mujeres y profesiones??Ediciones Letra Buena SA, Buenos Aires,1992,60

6.- Pollit, Katha, Debate feminista, traducc, Moreno, Hortensia¿ Son las mujeres moralmente superiores a los hombres?,344

7.- Amorós, Celia, Feminismo: Discurso de la Diferencia. Discurso de la Igualdad, 140,141

Bibliografía consigna C

1.- Evans, Richard, Las feministas, Los Movimientos de emancipación de la mujer en Europa, América y Australasia, 1840-1920, Siglo XXI editores, Madrid, 1977,149

2.-Evans, Richard, Op. cit., 8

3.- Catholics for a free choice, USA, Mujeres e Iglesia, Sexualidad y aborto en América Latina, Ed. Ana María Portugal, Washington DC, I edición, 1989, 3

4.-Catholics for a free choice, Op..Cit,47

5.-Palacios, María Julia, Temas de filosofía, El control de conciencia: una restricción de ciudadanía, CEFISa, 2002,43

6.-Carrique, Violeta, Temas de filosofía, Aborto y derechos humanos de las mujeres, CEFISa, 2001,131

7.-Palacios, María Julia, Op. cit., 45

8.-Palacios, María Julia, Op.cit., 46

9.- Maffía, Diana, Kuschnir, Clara, comp. Capacitación política para mujeres, Género y cambio social, De los derechos humanos a los derechos de las humanas, Feminaria editora, 73, 75´

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