Memoria Verdad y Justicia

El homenaje por la noche del apagón en Jujuy unió memoria y luchas presentes

A 40 años de las noches del terror en Jujuy organizaciones sociales y de derechos humanos realizaron su histórica marcha donde se hermanaron con el actual conflicto de los trabajadores del ingenio Ledesma.Ledesma-6

Como si el tiempo no hubiera pasado, la situación de explotación y precarización laboral por parte del Ingenio Ledesma hacia sus trabajadores sigue siendo la misma. Aquella complicidad entre las Fuerzas Armadas, iglesias y empresas que se supo evidenciar en la última dictadura vuelve al cotidiano de los pueblos de Jujuy día tras día.

Hace 40 años, se realizó en la zona donde funciona históricamente el Ingenio Ledesma un plan de exterminio de la “subversión” que ya se venía dando desde hacía un tiempo atrás. Allí desde el 20 al 27 de julio de 1976, Fuerzas Armadas y civiles accionaron en conjunto con el objetivo de sembrar terror y legitimar al Ingenio en el sentido común de la población. Apagones y detenciones operadas por militares y gerentes se llevaron 400 detenidos y detenidas, de los cuales 33 fueron desaparecidos/as. A partir de allí, la lucha inclaudicable de madres, familiares y organizaciones sociales evidencia y denuncia esa complicidad. Si bien se trata de una lucha presente y constante, el símbolo máximo es la llamada Marcha del Apagón que unifica Calilegua con Gral. Libertador San Martín, donde se encuentra gran número de las y los detenidos desaparecidos de la zona.

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Este año, otro julio volvía a la memoria colectiva los apagones del terror. Sin embargo, había algo diferente en el aire y en la tierra: desde hace una semana, el Ingenio Ledesma, la empresa de Pedro Blaquier, se encuentra funcionando con el 50% de sus trabajadores. Tras la falta de negociación salarial por parte de la empresa seguida de una brutal represión –que  se llevó a cabo una semana atrás, otra vez con la complicidad de las FFAA y privadas– los trabajadores del ingenio, junto a sus familiares y compañeras, decidieron sostener el corte de la ruta 34 para visibilizar el conflicto. Ese punto, además, se trata de la columna vertebral que comunica Jujuy con Bolivia y Paraguay y que, a su vez, es la única comunicación de Calilegua y Gral. Libertador San Martín con San Salvador de Jujuy.

En ese marco, el corte fue una decisión compleja y estratégica pero también desgastante y con ello jugaron los trabajadores. A lo largo de la semana, se fueron realizando distintas mesas; sin embargo, lejos de llegar a acuerdo, las medidas por parte de los trabajadores se fueron agudizando. Así, llegaron a realizar el corte total de la ruta el miércoles pasado y luego de la última (y fallida) mesa de negociación. Allí los delegados sindicales fueron invitados a un nuevo circo burocrático donde, otra vez, la complicidad privado-estatal se volvió a manifestar cuando el Ministerio de Trabajo y la empresa –aprovechando el cansancio y el frío sufridos por parte de los trabajadores y sus compañeras durante 6 días sin respuestas– les exigieron la conciliación obligatoria y el cierre del diálogo.

Como parte de la fórmula histórica, la forma de responder de los responsables nuevamente fue la misma. Y allí, luego de la resolución en asamblea del corte total el día miércoles, la Gendarmería liberó la zona a la espera del conflicto. Tal como lo planificaron, la tensión no se hizo esperar y algunas personas que se encontraban detenidas por el corte no dudaron en accionar al ver la ida de las fuerzas. Allí trabajadores del Ingenio, familiares e integrantes de organizaciones sociales fueron violentados con palos y piedras hasta que la Gendarmería volvió a “organizar el conflicto”. Sin torcer el brazo, el corte continuó justo la misma noche en la que 40 años atrás se comenzaba a torturar y detener trabajadores/as comprometidos/as y militantes sociales.

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Por la mañana, como gesto de unidad el corte se levantó de forma intermitente para que pudieran acceder quienes se acercaban a la histórica marcha desde distintos lugares. Desde temprano en la Escuela Normal de Libertador, se realizó el acto de conmemoración a los detenidos/as desaparecidos/as. Allí distintos oradores fueron tomando la palabra y entre ellos, la voz de las y los ex detenidos resonó entre los presentes: “Al haber participado ayer del corte de ruta recordamos nuestra militancia” –enfatizaron ante el actual contexto de conflicto–. Nos seguimos enfrentando a la misma bestia que intenta acabar con las y los luchadores y trabajadores”.

Ese punto entre los secuestros de ayer y los abusos de hoy fue enunciado también: “Esta lucha que hoy llevan los trabajadores con sus medidas, que llevamos los sobrevivientes y luchadores, es necesario que se mantenga por todo el país. Sólo así podrá seguir la memoria y nuestro compromiso”. Para finalizar, fue el turno de Ricardo Aredes hijo de Olga Márquez de Aredes y de Luis Aredes, quien fuera intendente de Gral. San Martín, desaparecido y secuestrado en “una camioneta del Ingenio Ledesma”, según palabras de su hijo. En esta oportunidad, Ricardo expresó: “Esas noches sentimos muchos ruidos, fueron de terror, por eso reivindicamos la lucha de las madres que dieron a conocer nuestra historia y las vinculaciones con el poder”.

Por su parte, integrantes de CAPOMA (Centro de Acción Popular Olga Márquez de Aredes), anfitriones del evento, finalizaron: “Los Ex Detenidos son la memoria viva y gracias a ellos y al coraje de las madres estamos acá. Seguimos adelante porque es también el poder económico el que tiene que estar en el banquillo, por eso no vamos a parar hasta que Blaquier y Lemos estén allí. Y no sólo se trata de la memoria de aquellos tiempos, exigimos justicia por Luciano Arruga, Pocho Lepratti, Darío y Maxi, Julio López y tantos desaparecidos en democracia”.

 

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Por la tarde, el pueblo Calilegua volvió a llenarse de bombos y color, como todos los años. Allí más de 5 mil personas se convocaron para marchar hasta Gral. Libertador para exigir la cárcel efectiva a los responsables cívicos y militares del exterminio. Entre ellos, organizaciones sociales, sindicales y de derechos humanos, junto al colectivo de murgas y partidos políticos, marcharon 7 km hasta el centro de Gral. San Martín para luego finalizar en el corte de los trabajadores de Ledesma. Ellos y sus compañeras recibieron a la gran marcha entre gritos y llantos. “Si esto no se arregla que quilombo se va a armar”, coreaban,  mientras la multitud respondía con la histórica “unidad de los trabajadores y al que no le gusta se jode” para juntar ese grito en uno solo: “el pueblo unido jamás será vencido”. Y es que en un departamento como Ledesma, donde las posibilidades laborales son escasas: ser policía, docente, o trabajar en el ingenio son el abanico más cercano; la lucha de los obreros tiene un punto enorme de aceptación para quienes saben pelear por lo justo.

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Entonces, distintos oradores y oradoras, representantes de diversas fuerzas políticas, intervinieron recordando a las y los 30 mil compañeros detenidos desaparecidos y solidarizándose con los trabajadores del corte.

Hugo fue delegado sindical entre 2002 y 2003. Y habló del “recuerdo de nuestros compañeros que han sido delegados y trabajadores de la empresa que en los 70 lucharon por cambiar esa realidad: muchos de ellos ofrendaron sus vidas. Hoy vemos una situación similar… este es un Gobierno genocida, para los ricos, no para nosotros; que tiene un plan perverso”. “No es casualidad que no aumente los sueldos no sólo acá en Ledesma sino en todo el país”, cerró.

Después tomó la palabra Diana Fabio, quien estuvo detenida en 1976 en “El arsenal”, de Tucumán, el campo de concentración más grande del Noroeste. Con su voz entrecortada, trajo un relato a quienes estaban escuchando: “En estos días me he enterado de que han encontrado en el pozo de Vargas de Tucumán a una compañera muy querida por mí, Ana María Sosa, quien ha sido identificada. Ella me contó, que la habían secuestrado en una camioneta del Ingenio Concepción, que pertenecía a los Paz, y pensando en lo que pasó en Calilegua, pienso que no hay nada fortuito: que los Blaquier y los Paz hayan sido cómplices y hasta orquestadores de los asesinatos de nuestros compañeros. Porque el azúcar del ingenio de los Blaquier no sólo está manchada con la sangre de los obreros que dejan su vida trabajando, sino que está manchada con las personas que ayudaron a matar o mataron directamente en los 70”.

Y en esto de traer la memoria de ese pasado para pensar en las injusticias presentes, Diana afirmó: “Mientras se encontraban los restos de Ana María Sosa, era el festejo del bicentenario en Tucumán, y yo pensaba ¿qué será la Patria? Porque yo escuchaba que los milicos decían ‘viva la Patria’ y mataban a un revolucionario. Y nosotros también lo decimos la Patria no es un territorio, ni un uniforme, será el lugar donde nacemos, donde enterramos nuestros muertos; es la historia en común pero la del pueblo en común, la historia que escribimos los de abajo; esa es la memoria que tenemos que rescatar de las entrañas de la tierra”.

Mientras la jornada iba llegando a su fin, en las inmediaciones del corte todo era expectativa: los delegados estaban negociando, una vez más, con los funcionarios. Y entonces, llegaron a un acuerdo: les ofrecían el 37% (siete puntos menos que los que solicitaban originalmente). Entonces, decidieron que en la mañana de hoy vuelven a trabajar. Mientras se cerraba esta nota, una nueva delegación iba hacia el Ministerio de trabajo para sellar este acuerdo, ya que si no hay avance vuelven a la asamblea y a cortar.

Una resolución favorable para los trabajadores que resulta de unir las reivindicaciones pasadas, las luchas presentes y sentir en lo más profundo cada injusticia como causa propia.