Entrevista al cura Adrián Vitali

«El celibato es un desprecio a la feminidad»

El cura Adrían Vitali, uno de los autores de «Cinco curas: confesiones silenciadas», dialogó con las periodistas Marta César y Mabel Corrales. En comuniccación con el programa radial La Freidora, el cura se refirió a su expulsión de la Iglesia Católica, el doble discurso que se esconde tras el celibato, la imposibilidad de cambio de esta institución en el corto plazo, el aborto, y lo testimonial del libro que será presentado oficialmente en Salta este 25 de noviembre.

– Por qué fuiste separado de la Iglesia, en qué momento?

Adrián Vitali- Cuando yo era cura en Villa Libertador, una barriada muy grande, un lugar muy parecido a La Matanza en Buenos Aires, fui sacerdote tres años, ahí me enamoré de la que es ahora mi esposa. Ella quedó embarazada y la propuesta que me hace el cardenal Primatesta para poder seguir ejerciendo el ministerio era que yo podía continuar pero tenía que renunciar a mi paternidad. No tenía que verlos más. Me tenía que ir a estudiar al extranjero o a otra diócesis de la República Argentina y la Iglesia se hacía cargo de pagar la cuota alimentaria.

Me pareció que esa conversación se daba en el umbral del infierno porque la gente no resuelve así los problemas, porque cuando una hija queda embarazada en una casa de familia la acompañan, la cuidan, la protegen, no la mandan al exilio a tener el hijo.

La Iglesia resuelve los problemas como no los resuelve la gente y se presenta ente el mundo como una agencia internacional de moral, de enseñarle a todo el mundo lo que tiene que hacer.

Yo no acepté la propuesta. Hay otros que sí la aceptaron y siguen siendo curas y han renunciando a su paternidad. Yo no me animaba a andar por el mundo sabiendo que tenía un hijo y no poder decir que yo era el padre. Me parecía una locura y antievangélico. Me parecía una propuesta poco cristiana.

Acepté asumir la paternidad, porque la paternidad es una experiencia, una responsabilidad, un acto único irrepetible, porque cuando uno es un padre no puede dejar de serlo. Es un don, un regalo.

Y fue una experiencia a la intemperie porque cuando vos salís de una institución tan verticalista y tan autoprotectora, tenés que hacer la experiencia de la marginación, del vacío. Es muy dificil encontrar trabajo. Te tenés que ir al exilio prácticamente, porque uno tiene responsabilidades que antes no tenía. Le tenés que dar de comer a tu hijo, tenés que pagar impuestos, volvés a ser un ser humano común, porque en la Iglesia uno vive una forma de beca. Satisface sus caprichos con la comunidad, porque la comunidad también es responsable de la producción de los curas que tenemos.

– Sobre su experiencia y lo que ha observado en la vida de otros sacerdotes, el celibato genera un doble discurso o una doble moral?

Adrián Vitali- El celibato, más allá de si es opcional o no, creo que es el posicionamiento que tiene la Iglesia sobre la afectividad humana, porque yo creo que el celibato es un desprecio a la feminidad porque yo soy célibe para no estar con una mujer y me parece un absurdo. El casamiento, el matrimonio es un sacramento y como si vos te casás no podés ser cura y si sos cura no podés casarte. Como es que un sacramento impida que Dios pueda pasar a la vida de otro, es como que Dios se autoexcluye.

Así como hay curas que tienen y han tenido pareja y tienen hijos, también hay otros que han abandonado a sus hijos y bueno es una cuestión de conciencia y no sé como pueden ser felices negando la propia paternidad con lo que eso significa.

– Les iniciaron algún tipo de juicio a ustedes?

Adrián Vitali- Al único que le iniciaron un juicio eclesiástico fue a Javier Alessio por el matrimonio igualitario. Yo inicié hace diez años el pedido de dispensa para poder de casarme y después de diez años como una burla me llegó la dispensa sobre el voto del celibato. A mí me pareció una exageración, y un manoseo, porque el cristianismo es una sabiduría, es una expresión, un gesto que no está sujeto a dogmas. El amor es el mandamiento principal.

– Ustedes están haciendo un fuertísimo cuestionamiento a la Iglesia que es una estructura machista y patriarcal…

Adrián Vitali- La Iglesia es feudal. Adquiere esa forma y se quedó en el medioevo, en donde el Papa es el que habla con Dios y el que toma todas las decisiones. Es la autoridad suprema. Es el que puede violar el derecho canónico porque la autoridad máxima es él. Por ejemplo, en la beatificación de Juan Pablo II se altera el Código de Derecho Canónico que dice que después de los cinco años se puede iniciar el juicio de beatificación y aquí lo iniciaron apenas se murió. Y creo que eso es lo interesante del libro, que es testimonial, sobre como vivimos la vida de la Iglesia pero también como se vive en la Iglesia y como viven los otros, por eso en esas confesiones silenciadas confesamos a todos, y por eso nadie salió a decir nada ni a negar que era mentira el libro. Todos se quedaron callados.

– La Iglesia estructura su discurso como un monopolio de la moral sobre todo en los derechos de las mujeres y eso es lesivo…

Adrián Vitali- Y poco evangélico porque Jesús no tenía esa relación con las mujeres, las tenía en un lugar importante dentro de la comunidad. Por eso esa posición dogmática la pone en una situación de dominio para que la mujer no ocupe lugar. Ya la interpretamos a Eva como la tentadora, la que no obedece, mientras que en el primer gesto de Eva de tomar la manzana es el primer gesto de libertad humana y a partir de una mujer que no especuló con el cielo o el infierno. Y Adán el hombre especulativo por la cuestión fálica diría Freud comió y después le echó la culpa. Y ahí se despierta la conciencia porque el que no sabe lo que es la muerte ni el dolor no tiene conciencia, como pasa con los animales.

– Qué evaluación hacés sobre esta Iglesia expulsora

Adrián Vitali- La estructura funciona mientras la cosa no es pública. Con esta estructura medieval del siglo XV va a terminar siendo la pequeña secta europea que piensa sólo en las releciones de poder y no en las cuestiones evangélicas. Muchos hablan del mensajero pero pocos viven como el mensajero. Muchos a la Iglesia la utilizan para hacer negocios, porque hay grandes fraudes que se cometen desde la Iglesia. Hace poco se conoció que una editorial católica era la gran inversora en material pornográfico por ejemplo.

– Por qué la Iglesia estructuró su discurso en base a la culpa y el miedo?

Adrián Vitali- Son los dos elementos de dominación. Tenés que venir a confesarte a mí para liberarte. La inquisición fue eso. Es el control. Todas las organizaciones déspotas lo han usado, el Imperio Romano, los nazis… La propuesta evangélica pasa por el riesgo de poder ser y andar con lo puesto. Uno debe vivir con responsabilidad y libertad.

– La Iglesia puede cambiar su postura patriarcal?

Adrián Vitali- Considero que es muy difícil el cambio porque la Iglesia está conducida por la ancianidad y es una cuestión biológica. Benedicto XVI tiene 85 años, los cardenales de 80 para arriba. Y a qué abuelo le vamos a exigir cambios progresistas? En la ancianidad uno se vuelve especulativo. No modifica nada porque tiene miedo.

– La idea del aborto tuvo un devenir muy desigual a lo largo de la historia de la Iglesia…

Adrián Vitali- Más allá de una cuestión de conciencia individual tenemos que mirar el aborto sociológicamente. Si se aprueba la ley no van a existir ni más ni menos abortos pero si se van a haber menos mujeres muertas que dejen huérfanos a sus hijos. En eso también hay un negocio porque para conseguir dos pastillitas tienen que pagar $400 y muchas chicas deben prostituirse incluso para poder abortar. La Iglesia está en contra del anticonceptivo pero en la praxis el aborto se convierte en anticonceptivo.

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