Después de cien años, ¿Cómo se piensa el feminismo en nuestra sociedad?

¡¡¡CLÍTORIS, CLÍTORIS, CLÍTORIS!!! Gritó una mujer que estaba sentada en la mitad de la sala Manuela Sáenz del mítico Hotel Bauen de Buenos Aires, esto fue en el cierre del primer foro de debate del Congreso Internacional Feminista. Luego aplausos. Recién ahí reflexioné sobre dónde estaba sentada y el Congreso al que había ido a participar como expositora. El Segundo Congreso Internacional Feminista, realizado en Buenos Aires desde el 19 al 22 de mayo último, en conmemoración del Primer Congreso Femenino Internacional de la República Argentina, realizado en 1910, y del Bicentenario de la Revolución de Mayo de 1810. No era poca cosa. Tampoco éramos pocas las mujeres, 300 esa tarde, las que estábamos sentadas en esa sala y a las que nos convocaba lo mismo: ?reflexionar políticamente sobre nuestra condición de mujeres en esta sociedad, en nuestro trabajo, en nuestra familia, en nuestra cotidianeidad.

Un alboroto. Mujeres hablando por todos lados, encontrándose, saludándose, entrando y saliendo de la sala del Hotel Bauen, cambiándose de lugar, renegando, riendo, escuchando, cantando, llorando de emoción. Así fue la apertura del Congreso, que se realizó en la nochecita del miércoles 19 de mayo con la participación de más de 600 mujeres de diversas edades, profesiones y oficios, de distintos lugares del país y del mundo. Hubo representantes de los 5 continentes y de países tan alejados como Nigeria, Bangladesh, China o Australia. Una mezcla interesante de pensamientos femeninos y feministas. Algunas de las activistas argentinas resaltaban por usar un pañuelo de color verde y que tenía impreso ?ABORTO LEGAL, LIBRE Y GRATUITO?. Las organizadoras con mucha adrenalina y nerviosismo hicieron la apertura del Congreso y, entre otras cosas, presentaron las Acta del Primer Congreso, el de 1.910, compiladas en un libro que podía adquirirse al ingreso de la sala. El tango en la voz y la performance de 6 mujeres jóvenes, ?La China Cruel?, cerró la gala de apertura del Congreso. Salimos del Bauen con el corazón contento.

Subir, bajar escaleras, perderse, esperar el ascensor, entrar y salir de las aulas, ESCUCHAR, preguntar, opinar. Así fueron las mañanas del jueves 20, viernes 21 y sábado 22 en la Universidad ?J. F. Kennedy?. Me hubiera gustado participar de muchas otras mesas de ponencias. Pero nuevamente pude darme con la triste realidad que la mujer, todavía, no ha logrado estar físicamente en dos lugares al mismo tiempo, ni aún poniéndole voluntad, como lo hacemos cuando realizamos una multiplicidad y diversidad de tareas en todos los ámbitos en los que nos desempeñamos. En este caso, esto si es una pena. Las mujeres exponíamos nuestros trabajos a la mañana, nos conocíamos, escuchábamos, dialogábamos, debatíamos, reflexionábamos. Los temas, por supuesto, no faltaron: Trabajo, Salud, Educación, Sexualidad, Violencia, Participación Política, Religión, Prostitución y Esclavitud Moderna, Arte y Cultura, Deporte, Memoria, Resistencia, Medios de Comunicación, Historia, Identidades, Derechos, Luchas, Acceso y Uso de la Tecnología y más? Las tardes nos encontraban reunidas en la sala del Hotel Bauen, dispuestas a escuchar relatos de las experiencias de los trabajos que realizan las mujeres cuando se organizan para luchar por la injusticia y mejorar la condición de otras compañeras, de sus entornos familiares y no tanto. Tal fue el caso del relato de una de las fundadoras de ?Las Abuelas de Plaza de Mayo?, Nora Cortina, quien explicó con dolor y tristeza el mecanismo de lucha que la sostuvo viva, a ella y a otras mujeres más, en la búsqueda de la verdad y la justicia, con memoria, sin olvido ni perdón. En la sala hubieron lágrimas, silencio y, de pie, muchos aplausos. Después venían los foros de debate, lo más rico del Congreso. Escuchar, pensar, expresar, reflexionar, debatir y volver a escuchar. Lindo ejercicio que no todas las personas ejercen ni disfrutan. Para algunas parece ser un ?karma? tener que escuchar a alguien y más aún si piensa de manera distinta; a partir de ahí se levanta la voz y no se escucha más que lo que se quiere escuchar y decir. Claramente se trata de un problema del ser humano en general, que mujeres y hombres por igual deberíamos evitar. Algo que lamentablemente no se pudo hacer en el Congreso. El foro final, el de las conclusiones generales fue por ese camino. Después silencio. No se si hubo conclusiones finales, todavía no fueron publicadas en la web oficial del Congreso, www.2congresointernacionalfeminista.com.ar, ni tampoco remitidas a las participantes. Quiero pensar que las conclusiones todavía están siendo escritas de acuerdo a las problemáticas abordadas, y que son muchas tras cien años de análisis de los avances y retrocesos de las mujeres.

Reflexionar políticamente sobre nosotras mismas, nuestra condición de mujer, reconociéndonos en la diversidad y en la pluralidad de ideas no es poca cosa. Tampoco es fácil. La autocrítica es necesaria, es el puntapié inicial para ampliar los horizontes, salir a caminar y avanzar. Una de las organizadoras del Congreso que es docente, trabajadora desde hace 20 años en el ámbito de la violencia de género, violencia familiar y especialista en educación sexual en Buenos Aires, Claudia Bani, abrió la puerta para ir a jugar: ?el modo en el que hoy hay que trasladar el feminismo en nuestra sociedad?. Es decir, cómo trasladamos la visión feminista en una sociedad que percibe al feminismo como a un grupo ?minoritario? de mujeres ?tortas, locas, histéricas, malcogidas, gritonas, lesbianas de mierda?, entre mucho otros creativos e innumerables calificativos. En una entrevista realizada a Bani, la docente señaló la necesidad de que realmente existan lazos de igualdad y solidaridad entre las mismas mujeres; y dejar de lado las relaciones de poder entre nosotras mismas, para así entendernos unas a otras y entre tod@s. Claudia Bani cuenta los problemas que se suscitan en los ?Encuentros Nacionales de Mujeres? y con vehemencia relata las situaciones de violencia que generan muchas compañeras al no querer escuchar a otras, ?por narcisimo, por capricho, por egoísmo, por protagonismo personal, algunas mujeres se imponen a los golpes sobre otras o boicotean el trabajo de sus pares. Esto no puede pasar si queremos ser un movimiento que cambie la manera de pensar de nuestra sociedad, de este mundo?. La violencia no es el camino, ?la violencia es el patriarcado hecho carne y si luchamos contra eso ¿cómo es posible que la usemos entre nosotras mismas??, sostiene Bani. Si bien elude a la pregunta sobre si es necesario hacer un lavado de cara al feminismo y responde: ?yo no se cuál es la cara del feminismo hoy porque hay muchos y diversos feminismos, los hay más radicales, los hay más moderados?; Claudia entiende que la empatía con el otr@ es fundamental para generar los cambios, de ahí a la comunicación, entendida como ese proceso complejo de ?ida y vuelta?, hay un solo paso. Ampliemos los horizontes, abramos la lucha por la igualdad de nuestros derechos a tod@s. Nos entendamos. COMUNIQUEMOS. Este es uno de los desafíos.